En verano, la Costa Verde en Lima se ve abarrotada de bañistas. Las altas temperaturas animan para darse un chapuzón y gozar de la arena, el mar, hasta de las piedras. Sin embargo, existe un inconveniente que afecta a los miles de usuarios que copan a diario esta parte del litoral: los desechos de las aves marinas.
Al retirarte en tu auto, bicicleta o moto, seguramente has encontrado excremento caído del cielo, lo que ha generado que rápidamente vayas a un servicio de lavado para dejar como nuevo a tu medio de transporte. No obstante, estos contratiempos podrían quedar en el pasado si se aplica una solución ecoamigable que resultó de un estudio realizado por Sebastián Lozano, ingeniero de la Universidad Científica del Sur (Ucsur).
Según Lozano, los cormoranes o cushuris se han adaptado a los cambios de la ciudad y han encontrado en los postes y cables de la Costa Verde sus perchas. Estos se han convertido en ‘puntos calientes’ o lugares preferidos de las aves marinas para reposar, alimentarse y, claro, disfrutar de la brisa del Pacífico.
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“Estas aves se encuentran presentes durante todo el año y el problema es que sus heces caen en los autos y los transeúntes que por ahí pasan. Algunas aves también son atropelladas. Todo esto trae problemas, como el daño de la pintura de autos, malos olores e incluso una posible transmisión de enfermedades, entre otros inconvenientes”, detalló el investigador.
Los ‘puntos calientes’ o preferidos por los cormoranes se encuentran en la playa Los Delfines, en el tramo entre Punta Roquitas y Makaha, en la bajada de Armendáriz y en la playa Barranco. Durante la pandemia, esta zona estuvo llena de heces y, con las lluvias de verano, los autos corrían el riesgo de resbalar en la pista.
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Para Sebastián Lozano, las autoridades deben construir postes con estructuras ramificadas en la base de los espigones, para que así los cormoranes se movilicen y estén más cerca de la orilla y de las olas rompientes.
“La estrategia para impulsar esta movilización se realizaría instalando púas de punta circular en los postes de luz donde actualmente se posan, para así ahuyentarlas sin hacerles daño”, propuso Lozano.
También sugirió incluir en la construcción de estas nuevas estructuras aves artificiales (decoys) y sonidos de cormoranes para generarles confianza y así atraerlos a estos nuevos espacios.
Cabe resaltar que este estudio se realizó durante un año desde la bajada Escardó en el distrito de San Miguel hasta Chorrillos. Se espera que las autoridades tomen cartas en el asunto para evitar lamentables escenas, como las de Chile, cuyas aves se han vuelto indeseables al punto de que algunos atentan contra su vida.