La aparición del libro Neruda, el príncipe de los poetas, abre la polémica sobre la muerte del Premio Nobel de Literatura de 1971. Ahí se deja entrever que pudo morir por una inyección letal –asesinado por el régimen de Augusto Pinochet– y no por el cáncer de próstata que sufría. , Pablo Neruda expiró a las diez y media de la noche del 23 de setiembre de 1973, en la habitación 402 de la clínica Santa María de Santiago de Chile. El certificado de defunción señaló como causa de su muerte: “Caquexia cancerosa. Cáncer prostático, metástasis”. Esa fue la versión oficial. No se le practicó una autopsia porque, aparentemente, la enfermedad había acabado con su vida. Esa versión cambió radicalmente cuando Manuel Araya, chofer del poeta en esos años, rompió un silencio de casi cuarenta años y denunció en 2011 que una inyección que le pusieron terceros le causó la muerte. El hecho dio pie a que el Partido Comunista chileno iniciara una querella judicial ese mismo año y un juez decidiera abrir la investigación. Entre las muchas pruebas que se han recabado en ese proceso –que ahora lleva adelante el juez Mario Carroza– está un documento oficial del Ministerio del Interior chileno que se conoce por primera vez y que ha sido publicado en el libro Pablo Neruda, el príncipe de los poetas del periodista e historiador español Mario Amorós, próximo a presentarse en España y Chile. El documento sostiene que el Premio Nobel de Literatura de 1971 “no murió a consecuencia del cáncer de próstata que sufría” sino que “resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros”. Dice además que "le fue aplicada una inyección o dado a ingerir algo que habría precipitado su muerte seis horas y media después". El acceso a ese informe oficial y la reconstrucción de los últimos momentos de Neruda en la clínica son las principales revelaciones de la biografía escrita por Amorós. Él ha dedicado los últimos cinco años ha perseguir la verdad detrás de la muerte del vate y ha seguido de cerca el proceso judicial que se sigue en Chile, y que aun no termina, para esclarecer lo que ocurrió. Morir dos veces El día del golpe militar en Chile, Pablo Neruda se enteró de la muerte del presidente Salvador Allende a través de una emisora argentina en su casa de Isla Negra. También contempló por la televisión imágenes del ataque a La Moneda y de los detenidos. Se deprimió y esa noche se durmió con fiebre alta. Un médico le recomendó a su esposa Matilde Urrutia que mejor lo llevara a Santiago. Poco después, el poeta llegó a la clínica Santa María. El testimonio de quien fue su chofer, Mario Araya, que entonces tenía 27 años, señala que el domingo 23 de setiembre de 1973 –día del golpe militar en Chile– muy temprano el vate les pidió a él y a Matilde que fueran a Isla Negra a recoger algunas cosas que debían llevar a un viaje a México pautado para el día siguiente. Al parecer estaba bien de salud. "A las cuatro de la tarde nos llamó y nos dijo que, mientras dormía, alguien había entrado a su habitación y le había puesto una inyección.Cuando llegamos, unas dos horas después, vimos que estaba rojizo y con fiebre y se quejaba de un intenso dolor", ha contado Araya. Un médico lo envió a comprar medicinas, pero unos carabineros lo siguieron, golpearon y llevaron a una comisaría. Acabó en el Estadio Nacional, donde llevaban a los que el gobierno consideraba izquierdistas. El autor del libro, Mario Amorós, cuenta estos episodios en su libro, pero los contrapone con el testimonio de Matilde Urrutia, quien contó en sus memorias que su esposo pasó muy mal su última noche y que la enfermera de guardia tuvo que aplicarle un calmante para que durmiera. "No pensé ni por un momento que Pablo se moriría (...) el doctor me había asegurado que se defendía del cáncer que le aquejaba y que le había visto lleno de vida". Urrutia no menciona en su libro la posibilidad de que su esposo hubiera sido asesinado. Amorós ha dicho que él cree en la posibilidad de que su biografiado pueda haber sido asesinado pero no lo afirma en su libro. Solo da pistas en ese sentido. Hay una investigación científica que ha encontrado un germen extraño en el cuerpo de Neruda, pero los resultados se sabrán el próximo año. Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista chileno, concluye que "en el exilio, Neruda hubiera sido un enemigo formidable de la dictadura. Y sabemos que Pinochet ordenó el asesinato de personalidades que desde el exterior podían denunciar a su régimen. A la justicia le corresponde iluminar las circunstancias de su muerte" (R.M).