En las bulliciosas calles del Mercado Central de Lima, los capibaras se convirtieron en el centro de atención. Este fenómeno viral, alimentado por su imagen relajada y carismática, no solo conquistó las redes sociales, sino también los escaparates limeños. Los comerciantes identificaron una oportunidad única para capitalizar esta tendencia, ofreciendo productos como polos, peluches, carteras y más.
En Mesa Redonda, la creatividad se desborda. Los capibaras adornan desde llaveros hasta pijamas, consolidando su lugar como un ícono de la cultura popular contemporánea.
Fiebre por los capibaras en Lima. Foto: Dayana Huerta/ LR
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El Mercado Central transformó la viralidad de los capibaras en una oportunidad de negocio. En tiendas y de forma ambulatoria, los estantes están llenos de productos que representan a este peculiar roedor, el más grande del mundo, conocido también como ronsoco o carpincho.
Entre los productos más buscados se encuentran:
Fiebre por los capibaras en Lima. Foto: Dayana Huerta/ LR
La República comprobó que la fiebre por los capibaras llegó a ser tan popular que decenas de comerciantes en Lima dedican sus esfuerzos exclusivamente a crear y distribuir productos temáticos. Esto reactivó el interés en los mercados tradicionales, atrayendo tanto a compradores locales como visistantes en busca de artículos novedosos.
Originarios de América del Sur, los capibaras fueron parte del ecosistema amazónico peruano durante siglos. Estas criaturas semiacuáticas destacan por su capacidad de adaptación y su carácter tranquilo, atributos que cautivaron a diversas culturas. En la época precolombina, las comunidades indígenas amazónicas integraban a estos animales en su vida cotidiana, usándolos como fuente de alimento y materia prima para confeccionar ropa y accesorios.
Fiebre por los capibaras en Lima. Foto: Dayana Huerta/ LR
Además, en varias culturas, los capibaras eran considerados símbolos de conexión con la naturaleza. Aunque no ocupan un lugar central en la mitología peruana, su relevancia radica en su armoniosa convivencia con otros animales y su habilidad para sobrevivir en diversos ecosistemas.
Hoy, su popularidad trasciende las fronteras. En países como Japón, su imagen fue inmortalizada en un anime infantil, Kapibarasan, y son estrellas en parques temáticos, donde incluso disfrutan de saunas exclusivas. Esta combinación de simbolismo cultural y viralidad en redes sociales dio lugar a su reciente protagonismo en el comercio limeño.