Estalló depósito clandestino. Fuga de gas en local lleno de químicos originó deflagración a las 2.35 de la madrugada, cerca de Larcomar.,Fuerte explosión en el corazón de Miraflores dañó 40 casas y 11 carros ,Vecinos despertaron sobresaltados temiendo que se tratara de otro atentado como el del jirón Tarata. Ernesto Guerrero y Alexi Velásquez El corazón del distrito de Miraflores fue remecido ayer por una fuerte explosión que destrozó varios inmuebles e hizo recordar a los vecinos el terrible atentado ocurrido en el jirón Tarata, así como los diversos ataques con coches bomba que terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru perpetraron durante la década de los 80' y 90'. Esta vez no fue el estallido de un vehículo lleno de dinamita y anfo lo que aterrorizó a los miraflorinos, sino una fuerte deflagración de gas en una finca de dos pisos, ubicada cerca del centro comercial Larcomar, en donde funcionan exclusivos centros de hospedajes. A las 2:35 de la madrugada, cuando la mayoría de miraflorinos descansaban en sus viviendas después de una agitada jornada prenavideña, un ruido seco y ensordecedor hizo saltar a todos de sus camas y correr aterrados a la calle. La explosión ocurrió en la tercera cuadra de la calle comandante Juan Fanning, provocando pánico entre los vecinos del lugar. Ellos revivieron el terror y la angustia que perpetraron los seguidores de Abimael Guzmán Reynoso la noche del 16 de julio de 1992 en la emblemática Tarata. BOMBA DE TIEMPO La vivienda de dos niveles de la calle Fanning Nº 348 se desplomó como un castillo de naipes. Las paredes de adobe y ladrillo revestidas con cemento y los techos de concreto colapsaron en el acto. El predio, según las autoridades, era utilizado como un depósito informal por los dueños del hotel ‘El Ducado’, situado justo en la cera de enfrente. “Era una bomba de tiempo, la finca estaba llena de sustancias químicas que, al ser conservadas en pésimo estado, se gasificaron y entraron en combustión. Se activó por alguna chispa”, explicó el comandante PNP Gustavo Medina, jefe de la Unidad de Desactivación de Explosivos. La poderosa onda expansiva que generó la deflagración de gas lanzó por los aires parte de los escombros de la siniestrada propiedad, que cayeron sobre 11 automóviles y camionetas, estacionadas en la vía pública. También dañaron diversas cocheras aledañas. El siniestro también arrancó de cuajo varias puertas y ventanas de siete casas situadas en la misma calle. Destruyó todas las lunas de dos condominios y causó grietas en la estructura de otros 15 predios, en un área de 100 metros a la redonda, según las evaluaciones realizadas por peritos de Defensa Civil. “Hay unas 40 familias afectadas en mayor o menor grado. La onda expansiva tuvo un efecto devastador. Felizmente no hubo víctimas mortales, esto pudo haber sido una tragedia”, afirmó el gerente de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de Lima, Juan Briceño. DERRUMBE LO ATRAPÓ El gerente administrativo del hotel 'El Ducado', Gustavo Enrique Vizcardo Mansilla, se encontraba dentro de la casa-depósito cuando se produjo la detonación. Durante unos 20 minutos permaneció atrapado entre los escombros. Pensó lo peor al presenciar las lenguas de fuego. Dos agentes del serenazgo lo salvaron de una muerte segura. En efecto, Ulises Chagua Cáceres y Kevin Tuesta Fernández escucharon sus gritos y no dudaron en abrirse paso entre los escombros y el fuego para rescatarlo. "Creí que iba a morir", indicó aterrado Vizcardo Mansilla, quien acabó internado en la clínica Good Hope. Sufrió fracturas en varias costillas y traumatismos múltiples, dijeron portavoces del nosocomio. Paramédicos y bomberos atendieron a otros seis vecinos que sufrieron cortes al ser alcanzadas por fragmentos de vidrió y otras esquirlas. Gustavo Peláez Barrientos, Freddy Osorio Bernales, Humberto Rosendo Carvajal y Victoria Urquiso Linares son cuatro de los heridos. PESE A TODO TUVO SUERTE El empresario Enrique Fernández Decaillaux, propietario de las viviendas número 357 y 361 de la calle Fanning, aún nervioso, contó los difíciles momentos que le tocó vivir. "Sentí la explosión, fue fortísima. Me levanté de la cama confundido y a oscuras traté de abrir la puerta de mi dormitorio, pero ya no estaba. Había volado", narró. Fernández aseguró que la onda expansiva arrancó en total siete puertas de su casa e hizo añicos todos los vidrios de las ventanas. Él reside con sus dos tías: Elia y Rosa, de 100 y 96 años, respectivamente. "Es un milagro que hayan resultado ilesas. Las dos están postradas en cama y no tenían posibilidad para escapar...", sostuvo, agradeciéndole a Dios en voz alta. PERDIÓ LA AUDICIÓN Juan Rodríguez Montesi, dueño del predio Nº 343, también sufrió considerables pérdidas materiales. "No solo las puertas y ventanas volaron, también las paredes se han resquebrajado y podrían derrumbarse en cualquier momento", denunció visiblemente asustado. Él sufrió ligeros cortes en los brazos y el cuero cabelludo. "La explosión me afectó los tímpanos. Estuve sordo un buen rato, pero poco a poco he recuperado la audición", indicó. Virginia Palao Távara, quien vive en el predio Nº 353, es otra de las damnificadas. La detonación también dañó tres de sus carros. El motor de uno de ellos se desprendió. Otros ocho vehículos también sufrieron daños. Se trata del Alfa Romero dorado JO-2129, el Daewoo guinda AO5-244, el Honda Civic rojo BOO-487, el Mitsubishi RQB-488, el Toyota celeste LQ-2557, el Volswagen sedán gris BGV-455, el Mercedes Benz azul AGR-437 y el Volskwagen escarabajo crema FI-5684. Los vehículos indicados pertenecen a Talía Marina Navarro Navas, Ronald Huayhua Romero, Alfredo Helau Gómez de la Torre, Walter Konrad Briegleb Degenhart, María Cristina Vizcarra de Zumaeta, Mario José Manuel Olivencia Flores, Carlos Alberto Passalacqua Cuya y Cecilia Vélez Carmona de Llosa, respectivamente. PIDEN INDEMNIZACIÓN Gerardo Muñante Tinoco y Ángel Gabriel Farías Meléndez, directivos de la Asociación de propietarios de un condominio ubicado en la esquina de las calles Colón con Fanning, pidieron ser indemnizados. Aseguraron que los ocho departamentos que forman parte del indicado predio multifamiliar quedaron con todas las lunas rotas. Además, ambos reportaron considerables daños en el mobiliario. Las pantallas de televisores plasma de 50 pulgadas se rompieron. También los vidrios de vitrinas y otros muebles, detallaron. GAS, PINTURAS Y THINNER La casa-depósito que terminó derrumbada está inscrita en los Registros Públicos a nombre de la empresa Perú Holiday SAC, cuya dueña es María Cristina Vizcardo viuda de Zumaeta. Ella es hermana del gerente del hotel 'El Ducado', Gustavo Vizcardo, quien fue el único que acabó con heridas de consideración a causa de la fuerte explosión. Entre los escombros, los peritos de la UDEX encontraron un balón de gas propano de 100 libras, cuya válvula se encontraba averiada. También 15 bidones con thinner, más de 100 latas con pintura y diversos recipientes con otros químicos volátiles que son utilizados para las labores de limpieza. Los vecinos se mostraron sorprendidos, pues creían que el singular almacén solo era utilizado para guardar toallas, papel higiénico y ropas de cama del hotel. Se supo que la familia Vizcardo-Zumaeta, dueña de 'El Ducado', tiene además un hostal en calle Porta 686, Miraflores. Los vecinos, en horas de la tarde, aún no salían del asombro y el temor. CLAVES En el hotel 'El Ducado', ubicado frente a la casa siniestrada, se hallaban alojados 35 deportistas de Argentina, Colombia y Chile, que llegaron a Lima invitados por la Asociación Peruana de Ajedrez para participar en un torneo de menores. Todos tuvieron que ser reubicados en otro centro de hospedaje miraflorino, señaló Milton Iturry, dirigente organizador del evento internacional. En el 325 de la calle Fanning funciona el centro de recreo infantil Vakapeker 2012. Más de 40 niños reciben adiestramiento socioeducativo durante las mañanas. El local fue afectado seriamente por la onda expansiva que generó la fuerte explosión.