Walter Adrianzén, un peruano nacido en Lima, emigró a Estados Unidos junto a su madre y hermana con el sueño de comenzar de cero. Sin embargo, debido a complicaciones en el trámite de la visa, dejaron a su padre en Perú. A pesar de las dificultades, este cambio marcó el inicio de su historia, la cual estuvo llena de perseverancia y ambición, lo que lo llevó a abrir su propio local.
Hoy, Walter es el orgulloso dueño de Ceviche Stop, un restaurante que ofrece lo mejor de la cocina peruana. Su historia es un testimonio de perseverancia, esfuerzo y la capacidad de convertir los desafíos en oportunidades.
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Tras su llegada, la familia Adrianzén vivió en un garaje adaptado como vivienda en la casa de un tío. Para Walter, el cambio fue drástico. Pasó de estudiar en un colegio particular y vivir en una casa propia en Surco a una situación no tan buena.
"Era otra vida. Fue difícil entender cómo viajar a otro país en busca de algo mejor podía sentirse como retroceder 500 pasos", comentó.
Durante 15 años, Walter y su familia vivieron como indocumentados en Estados Unidos después de que vencieran los seis meses que su visa de turista les permitía permanecer en el país.
Walter descubrió su pasión por la cocina gracias a su padre, quien era cocinero, aunque en su época esa profesión no era muy valorada. Sin embargo, su camino hacia la gastronomía no fue directo. Su madre lo inscribió en diversas escuelas e institutos, pero siempre regresaba a la cocina.
"Estudié diseño gráfico, terapia física, hasta computación, pero mi fuerte siempre fue cocinar", recordó.
Antes del 2021, Walter ya contaba con puestos importantes en restaurantes, pero empezó a cansarse por la falta de reconocimiento por su talento. Esto lo llevó a tomar una alocada decisión: construir un carrito de madera inspirado en las clásicas carretillas limeñas para vender ceviche. Gracias al apoyo de sus amistades, el día de su inauguración fue un éxito rotundo, con largas filas de clientes. Posteriormente, adquirió un food truck, aunque no era su especialidad. A pesar de sus esfuerzos, el negocio solo duró un año, lo que lo obligó a regresar a trabajar en restaurantes.
Finalmente, en julio de 2021, Walter logró comprar su propio local. Aunque el inicio fue modesto, su restaurante ha crecido significativamente desde entonces. Desde ese entonces, no para de recibir comentarios positivos e incluso le dijeron que su comida "es más rica que en Perú".
Ha generado un buen número de clientela fiel en Estados Unidos. Foto: Mathias Brivio Oficial
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