Santiago Antúnez de Mayolo, figura emblemática en la historia científica del país, nació en 1887 en Huacllán, provincia de Aija, Áncash. Desde joven, mostró un profundo interés por el conocimiento, lo que lo llevó a alcanzar logros destacados en física y otras áreas del saber. Aunque fue nominado al Premio Nobel de Física en 1943, su enfoque interdisciplinario lo hizo sobresalir también en el ámbito químico.
En reconocimiento a su valiosa contribución, una avenida en el distrito de Los Olivos y una universidad pública en Huaraz llevan su nombre, como homenaje al legado que dejó en el desarrollo científico nacional.
Comenzó su formación académica en el prestigioso colegio Nuestra Señora de Guadalupe, en Lima, donde fue compañero del notable escritor Abraham Valdelomar. Posteriormente, ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), donde obtuvo el bachillerato en Matemáticas y, años más tarde, el doctorado. Tras consolidar su formación en el país, su familia lo envió a Europa, donde amplió sus conocimientos en la Universidad de Grenoble, Francia, obteniendo títulos en Ingeniería Eléctrica y Química Industrial. Su experiencia europea se enriqueció con trabajos en Suiza y estudios en varios otros países, lo que amplió su perspectiva y metodología científica.
Antúnez de Mayolo fue uno de los primeros socios de la Sociedad Química del Perú en 1933. Dos años después, fue designado vocal del Consejo Directivo y participó en la organización de diversas actividades científicas. Además, integró el Comité Ejecutivo encargado de coordinar el primer Congreso Peruano de Química en 1938, un evento que transformó el panorama social y científico de Lima. En 1966, el Congreso de la República lo condecoró con la Orden de Comendador.
Su legado abarca diversas áreas del conocimiento, destacando especialmente en el desarrollo de la energía hidroeléctrica en Perú. En 1910, inició su carrera profesional en los talleres de la Sociedad de Electricidad Alioth, en Suiza, donde se fabricaban equipos para centrales hidroeléctricas de varios países. Al año siguiente, visitó industrias electrosiderúrgicas en Francia, Italia, Alemania, Noruega e Inglaterra.
De regreso en el Perú, dedicó varios meses a recorrer el territorio nacional con el propósito de profundizar su conocimiento sobre los recursos hídricos y mineros, y en particular, para analizar el potencial energético del río Santa. Por esta razón, se le considera un pionero en el desarrollo de la energía hidroeléctrica en el país.
Esta universidad pública se llama así en honor a este ilustre personaje. Foto: Andina
Además, fue un miembro activo de la comunidad científica, tanto a nivel nacional como internacional, y presentó sus investigaciones en congresos, además de realizar publicaciones que aún son referencia en los campos de la física y la química. Como profesor en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), compartió su conocimiento y su pasión por la ciencia, inspirando a generaciones de futuros ingenieros y científicas.