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Sociedad

Homofobia y torturas camufladas de tradición vulneran los derechos de menores Awajún

Luego de que se hiciera pública la denuncia de casos de tortura con ortiga contra niños Awajún por motivos homofóbicos, el activista Euner Kajekui mencionó que este hecho es parte de malas prácticas arraigadas desde hace un largo periodo de tiempo.

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A finales de agosto de 2024, se denunciaron dos casos de tortura a niños en la comunidad awajún de Kigkis, Condorcanqui. Foto: Jazmin Ceras/LR

A finales del mes de agosto de 2024, se denunció públicamente dos casos de tortura contra niños de la comunidad awajún. Ellos fueron castigados con la ishanga, un tipo de planta de ortiga tropical, por razones homofóbicas, lo que convierte a estos actos en prácticas de conversión. Este hecho ocurrió en la comunidad Kigkis, provincia de Condorcanqui, perteneciente al departamento de Amazonas.

De acuerdo a la denuncia, aquellos niños fueron sometidos a torturas por parte de los comuneros debido a su expresión de género y para "corregir su comportamiento", ya que los veían como personas "afeminadas".

La homofobia incrustada en la comunidad awajún

En diálogo con La República, Euner Kajekui, activista awajún de la comunidad LGBTIQ+, indicó que ha sido testigo de otras formas de castigo en contra de infancias de su comunidad debido la homofobia. "Otros castigos que se han hecho en contra de los menores por la homofobia es que les amarren la mano o que les hagan correr cargando piedras en una mochila", señaló.

Incluso, aquellos castigos, se han convertido en una mala práctica cultural. "Recuerdo que cuando era niño había un reglamento para expulsar a todos los homosexuales y someterlos a un castigo. Por ejemplo, a los jóvenes los llevaban a una isla o afuera de la comunidad y les pegaban o si no, les obligaban a nadar en el río", expresó Euner.

El activista comentó que el uso de la planta de ortiga siempre ha existido en su comunidad, pero mayormente como medicina tradicional. Por ejemplo, es utilizada para el dolor de huesos. Este puede causar hasta cuatro días de intenso dolor debido al enronchamiento, ardor y picazón que produce.

Respuesta del Estado ante denuncia de casos de tortura

Ni bien se hizo de conocimiento público los casos de tortura hacia niños de Condorcanqui basados en la homofobia, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) utilizó sus redes sociales para pronunciarse sobre estos caso e indicaron que tomarían medidas para identificar el lugar de los hechos y a los posibles afectados, así como brindarles protección.

Euner Kajekui reconoció que dicha cartera ministerial, a través del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif), se acercó a la comunidad awajún para atender las denuncias de tortura.

Ellos se contactaron con los comuneros para entrevistarlos y para que les cuenten cómo ocurrieron los hechos. Sin embargo, el activista señaló que, por alguna razón que desconoce, hoy en día, los miembros de la comunidad ya no quieren brindar sus declaraciones.

Por otro lado, Euner dijo que sostuvo una reunión presencial en el despacho de la congresista Susel Paredes para realizar una denuncia formal ante la comisaría y hacerle un seguimiento a los casos de tortura contra los menores de edad. Esta denuncia no se ha podido realizar antes "porque a la comunidad awajún les queda demasiado lejos una comisaría y no tienen suficiente dinero para contratar a un abogado", manifestó.

El trasfondo del problema de los casos de tortura contra los niños awajún

A través de un comunicado, la Asociación INPACVIH criticó que las ideologías religiosas y morales estén siendo usadas para justificar la discriminación, la violencia y la tortura hacia los niños por razones homofóbicas.

Ellos hicieron un llamado a las autoridades competentes y a las organizaciones de derechos humanos para que se unan en la defensa de los derechos de las infancias y en la lucha contra la homofobia y la discriminación en el Perú y pidieron respetar los derechos fundamentales de las personas en situación de vulnerabilidad, entre ellas, las que son parte de la diversidad sexual.

Siguiendo esta línea, el activista Euner Kajekui afirmó que los religiosos de la comunidad awajún tienen el concepto erróneo de que las personas homosexuales son las más pecadoras. En las escuelas, los propios maestros lanzan frases como "compórtate como hombre". Pero el fondo del asunto va más allá. "Lamentablemente, en las comunidades no se habla sobre sexualidad, ni de salud mental, y ni siquiera, de los derechos de los pueblos indígenas", finalizó.