La fiscal antidrogas de Tacna Amelia Vega Mamani es víctima de extorsiones por parte del Tren de Aragua, desde inicios de enero de este 2024. A pesar de ello, a la fecha, no recibe protección del Ministerio Público, de acuerdo con un reportaje de Latina.
Según las declaraciones de la víctima, todo inició a fines del 2023, cuando dictó prisión preventiva contra una mafia dedicada al tráfico ilícito de drogas. Los criminales fueron recluidos en el penal de varones de Tacna, situado en Pocollay, y se ha comprobado que desde ahí mandarían mensajes amedrentadores a la fiscal y su familia.
"La primera amenaza la recibí el 19 de enero, justo semanas después de que yo haya enviado a esa facción a la cárcel. Mi hermana me llamó y me dijo que habían dejado una foto bajo la puerta de mi casa. En la imagen estábamos mi hija y yo manchadas con café. Después de eso, seguí recibiendo mensajes", relató Vega a Latina.
Tras esto, la fiscal denunció el hecho y solicitó protección especial de la Policía Nacional del Perú (PNP) al Ministerio Público, sin embargo, esto nunca se dio. Sus superiores no cumplieron con brindarle resguardo policial.
Debido a esto, Vega viajó a Lima con el fin de exigir protección ante las represalias tomadas contra ella. "Realmente temo por mi vida. Yo sé que esto es algo a lo que los fiscales estamos expuestos, pero ni siquiera toman atención a mi solicitud de ayuda", manifestó.
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Según InSight Crime, el nombre, al igual que la ideal inicial de este aquelarre de delincuentes, no hacía referencia a nada delictivo. En el 2005, los trabajadores de una ferroviaria simplemente se sindicalizaron y tomaron la misma denominación de la zona de donde era el sindicato de trabajadores: Aragua. De este modo, nació el Tren de Aragua.
Sin embargo, al haber muy poca o nula regulación y fiscalización de las actividades de estos grupos de trabajadores, con el tiempo, se cometieron los primeros delitos: soborno, al igual que cobro de cupos y comisiones para sus integrantes. Aquello mutó a extorsión con los contratistas y, por el 2011, cuando las obras culminaron, del sindicato de trabajadores que peleaban por sus derechos quedó solo el nombre: sus acciones ya eran plenamente criminales.
Los delitos se intensificaron y su alcance ascendió con la llegada de Héctor Rutherford Guerrero Flores, conocido como 'Niño Guerrero', a la banda. Con él y sus contactos en la cárcel de Tocorón, se formaron alianzas y ello lo erigió a la cima de la organización.
Antes de que en el 2018, esta organización tomara una notable relevancia internacional y muy aparte de que Héctor Rutherford Guerrero Flores le diera un alcance de mafia, hubo otros nombres que tristemente convirtieron lo que en un principio era un sindicato más en una de las más grandes bandas criminales de Latinoamérica. Según Transparencia Venezuela, otros de los cabecillas son Wilmer José Pérez Castillo, 'Wilmer Guayabal'; Josué Ángel Santana Peña, 'Santanita', y Johan José Romer, 'Johan Petrica'.