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Sociedad

A un año de la masacre en Ayacucho: “El militar que disparó dijo: ‘¡Déjalo, que muera como perro!’”

Testimonio inédito. Foto registrada el 16 de diciembre del 2022 por La República. Daisy Gonzales fue golpeada por los militares. Vio cómo mataron a Jhon Mendoza. Por miedo a represalias, evitó contar los hechos. El silencio tiene un límite.

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Ciudadanos exigen justicia tras la represión policial suscitada en diciembre de 2022. Foto: Wilber Huacasi/La República

Daisy Gonzales Ccenhua estuvo tirada en una canaleta en los exteriores del aeropuerto de Ayacucho, la tarde del 15 de diciembre del 2022. La tarde de la masacre. A unos 30 centímetros estaba también en el suelo Jhon Henrry Mendoza Huarancca. Hablaron por un instante. “Esto se va a ir para largo”, le dijo el joven, en medio de los tiroteos. Luego ambos intentaron ponerse de pie y fue entonces que una bala alcanzó por la espalda a su interlocutor.

Daisy fue testigo directo de este crimen cometido por los militares. Uno de los diez asesinatos del 15 de diciembre.

A la mañana siguiente, coincidimos en inmediaciones del cementerio. Luego caminamos hasta el lugar donde se produjo el crimen. La mujer se tiró en la cuneta, recreando los hechos. Tenía un hematoma en el rostro. Contó que uno de los militares le había propinado dos patadones. Le sugerí ir a Medicina Legal. No quiso. Tenía miedo. Optamos por hacer un registro en fotos para una posterior denuncia. Luego pidió no difundir su testimonio ni su identidad por miedo a represalias. Respetamos el acuerdo.

Memoria. Capilla instalada en las afueras del aeropuerto. Foto: Wilber Huacasi/La República

A un año de la masacre, Daisy Gonzales Ccenhua, una madre de cinco hijos que apretó sus manos sobre el pecho sangrante del joven caído, que recibió hasta dos patadones en el rostro de un militar por reclamarle por lo que venían cometiendo, hoy decide contar detalles de lo ocurrido. Este es su testimonio:

“El 15 de diciembre del 2022, aproximadamente a las cuatro y media de la tarde, tres de mis hijos menores decidieron irse a mi casa por miedo a lo que venía ocurriendo. Pero para llegar a mi casa, tenían que pasar por la extensa avenida Sao Paulo, en los exteriores del aeropuerto, donde estaba la gente que protestaba. Habían pasado solo cinco minutos y empecé a escuchar los tiroteos. Entonces decidí salir tras ellos.

Cuando llego a la avenida Sao Paulo, vi que a uno de los jóvenes que estaba entre los manifestantes le rozó una bala en la cabeza. Entonces decido ayudarlo. Lo agarré y lo cargamos a una ambulancia. Luego me tiré en la cuneta, en exteriores del aeropuerto, porque seguía el tiroteo. Levanté la mirada y vi que mis hijos ya habían pasado y estaban cerca de casa.

Decidí quedarme por un instante más para cerciorarme de que mis hijos llegaban a mi casa y de nuevo hubo otro tiroteo. Entonces, me volví a lanzar en la cuneta del frente, cruzando la pista de la avenida Sao Paulo.Estábamos como cuatro personas. Cuando se detuvo el tiroteo nos sentamos. Ahí vi al joven Jhon Mendoza Huarancca. Me dijo: ‘Señora, esto se va a ir para largo, creo’.

Después empezó otro tiroteo y nos lanzamos en la cuneta. Los militares estaban a unos tres o cinco metros. Estábamos casi frente a frente. Luego se acercan y nos apuntan. El joven Jhon intentó pararse y ahí fue que le cayó la bala de un militar por la espalda. La bala me pudo caer a mí. Yo giro hacia él y lo jalo para ayudarlo.

Uno de los militares se acercó y me dijo: ‘Aplástale fuerte, cúbrele más fuerte el pecho’, porque el pecho estaba destrozado. El joven malherido tenía espuma en la boca. Lo aplasté en el pecho con un polo.

Ayacucho. Jhon Mendoza, una de las víctimas de la masacre del régimen de Dina Boluarte. Foto: Wilber Huacasi/La República

Otro militar, el que había disparado de la mitad de la pista, se acerca al lugar y me grita: ‘¡Déjalo, que muera como perro!’.

A otro militar le reclamé: ‘Cómo es posible que entre hermanos, entre personas humanas hagan esto’. Y este militar me respondió: ‘Señora, qué podemos hacer, si nos mandan nuestros superiores’.

Un cuarto militar más adulto se me acercó y me gritó: ‘¡Cállate, conchatumadre!’. Y ahí me lanzó una patada en la cara. De nuevo empecé a reclamar y estando en medio de la pista, este militar volvió y me lanzó una segunda patada en la cara.

Luego se alejaron un poco. Al joven Jhon lo traté de jalar. Había otros que querían acercarse. Había también una ambulancia que quería aproximarse, pero los militares volvieron a disparar. Por la esquina vi a otro herido que recibió una bala en la pierna y a él sí lograron ayudarlo y lo cargaron a una ambulancia.

Al joven Jhon recién pudimos ayudarlo cuando los militares regresaron e ingresaron dentro del cerco del aeropuerto. Entre cuatro lo cargamos a una ambulancia. Ya estaba muy herido. El pecho estaba destrozado. No sé si era su pulmón o su corazón que estaba expuesto”.

Maniobras fiscales para evitar recoger los testimonios

De momento, Daisy Gonzales solo dio su versión ante la fiscal de Ayacucho Karen Obregón y fue de casualidad, cuando las autoridades se apersonaron a reconocer los lugares donde ocurrieron los hechos.

Ella estaba ahí y contó lo que vio y lo que le ocurrió. Ese testimonio obra únicamente en la carpeta que ahora está en manos del llamado Equipo Especial.

Pero su testimonio no forma parte de la investigación contra Dina Boluarte y hay un motivo: la notificación le llegó sin ninguna explicación sobre la fecha ni el lugar. Ayer recién vio que la citación era para el 5 de diciembre y en Lima.

Esta maniobra fiscal impide que testimonios como el de Daisy Gonzales puedan contribuir con el esclarecimiento de los hechos.

Edith Aguilar Yucra: “Para la gente pobre nunca hay justicia”

“Yo soy la madre de José Luis Aguilar Yucra, quien fue asesinado el 15 de diciembre, hace un año. Él tenía solo 20 años. Mi hijo no participaba en las protestas. Él fue a su trabajo ese día. Y tengo su constancia de que fue a trabajar. A su retorno a mi casa, le dispararon los militares, en la avenida Arenales. Le partieron en dos partes su cabeza.

Mi hijo José Luis me ayudaba con los gastos de la casa. Trabajaba también para su bebé. ¡Quién ve ahora por su bebé! Ya no tengo ni a mi otro hijo, Amauri Alfredo Navarro Aguilar, a quien lo mataron en otras circunstancias.

Yo ya no tengo fuerzas. Ya no tengo lágrimas. De la investigación fiscal, no hay avances. Dicen que ya identificaron al militar que le disparó, pero yo quiero que pague su condena adentro, en la cárcel. Y no solo eso: que diga quién dio las órdenes para matar. Fueron diez los asesinados en esta masacre. Y hubo muchos heridos.

Yo busco justicia. Mi hijo fue asesinado hace un año y no hay justicia. Los culpables ya deberían estar pagando en la cárcel. Solo así podría decirle a mi hijo: al fin, se hizo justicia. Pero aquí solo hay justicia para los ricos. Para la gente pobre, nunca hay justicia”.

Testimonio 1. Edith Aguilar, madre de José Luis Aguilar (20). Foto: difusión

Ruth Bárcena: “Fiscal Benavides ha retrasado mucho la investigación”

“Mi esposo Leonardo David Hancco Chaka (27 años) fue asesinado por los militares. Hay un video donde se ve claramente cómo ocurren los hechos cuando le disparan. Fue asesinado en inmediaciones del aeropuerto. Hay pruebas del crimen y, hasta ahora, no identifican a la persona responsable del crimen. Ya ha pasado un año.

La fiscal de Ayacucho Karen Obregón estuvo avanzando bien con las investigaciones, pero todo cambió cuando decidieron llevar las carpetas a Lima. La nueva fiscal Mirela Coronel vino un día y dijo que la visualización de los videos iba a ser por Zoom. No estuvimos de acuerdo.

La fiscal Patricia Benavides, al llevar las carpetas a Lima, ha entorpecido las investigaciones. En el fondo, esta fiscal ha buscado la impunidad. Ha evitado establecer las responsabilidades sobre quiénes han ordenado matar y ha evitado que se avance en conocer a los autores directos.

En su momento, yo dije que esta fiscal Patricia Benavides era incompetente y que debía renunciar. Nunca ayudó a avanzar con las investigaciones. Lo que hizo fue proteger a los culpables, a los autores directos e indirectos”.

Testimonio 2. Ruth Bárcena, viuda de Leonardo Hancco (27). Foto: difusión

Yovana Mendoza: “Ya debieron dictar prisión para los asesinos”

“Yo soy hermana de Jhon Henrry Mendoza Huarancca. El 15 de diciembre, mi hermano estaba en la casa. Cerca de las cinco, aparece por la avenida Sau Paulo y solo portaba una botella de agua mineral. Acudió al lugar porque vio que estaban masacrando a la gente.

En los videos, se ve que se estaba lavando su cara, porque seguramente lanzaron gas lacrimógeno. En el lugar, no estuvo ni 20 minutos; pero, en las imágenes, de pronto, se ve que ya le habían disparado y estaba tirado dentro de la cuneta, fuera del aeropuerto.

A mi hermano le dispararon en dos momentos. Tiene un primer disparo por la espalda y la bala se expandió y salió por el pecho. Hay un segundo disparo en el brazo.

Había otras personas que querían ayudar. En un momento, lo arrastraron a mi hermano y los militares regresaron disparando. Por eso, hubo muchos heridos.

Mi madre Apolonia Huarancca murió a los dos meses. Solía salir todos los días a la puerta a esperar a su hijo.
La investigación fiscal avanza con lentitud. Ya deberían haber denunciado a Dina Boluarte, pero por los diez fallecidos. Y ya debieron dictar prisión para los asesinos”.

Testimonio 3. Yovana, hermana de Jhon Mendoza (34). Foto: difusión