Juliaca es la ciudad más poblada del departamento de Puno y la décimo tercera en el Perú, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Por su ubicación geográfica es el eje comercial del sur del país. Ello ha propiciado su desenfrenado crecimiento demográfico y con él, la problemática propia de este tipo de urbe.
El manejo de la basura, representa una "papa caliente" para todas las gestiones municipales, que no han logrado adecuarse a la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos del Ministerio del Ambiente (Minam), que tiene como pilares reducir el volumen de los desechos, la eficiencia en el uso de los materiales, y la reutilización de los mismos.
Según datos de la Gerencia de Recursos Naturales del Gobierno Regional de Puno, que identifica a Juliaca con la sexta ciudad que genera más basura en el país. Por su parte, la Fiscalía en Materia Ambiental, revela que tiene el mayor grado de contaminación en la región.
En Juliaca produce en promedio 200 toneladas diarias de basura, de las cuales, la Municipalidad Provincial de San Román recoge casi el 70%. Los residuos restantes son arrojados por ciudadanos irresponsables en ríos, calles, áreas verdes y fuera de los centros de abasto.
Las localidades de Juliaca y San Miguel, comparten las celdas transitorias en la comunidad de
Huanuyo (Cabanillas). Cuando se implementó en 2018, el representante del Minam, Walter Alzamora, dijo que su capacidad era de 94 mil 373.70 m3, con una vida útil de 7.5 meses. Han transcurrido casi cinco años y los desechos se siguen depositando allí.
En 2019, la Contraloría advirtió su deficiente manejo en las labores de esparcido compactado y tapado en la disposición final de los residuos en la celda 1. Ello afectaría su volumen de almacenamiento y generaba un riesgo para el medioambiente. Además, para que su capacidad de almacenamiento perdure, la basura debería llegar segregada, haciendo la selección en la fuente (casas).
En la práctica, estos protocolos no son cumplidos por la Unidad de Residuos Sólidos (URS) de la comuna edil.
Yolanda Coila Monteagudo, secretaria general del sindicato de trabajadoras de limpieza pública, se ha enfrentado a tres gestiones ediles para que incrementen sus pagos de S/750 a S/1025. Sin embargo, señala que ejercen sus funciones en condiciones infrahumanas, expuestas a la delincuencia y otros peligros de la ciudad.
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Actualmente, son 220 trabajadoras de limpieza que laboran en tres turnos, pero cada una de ellas debe proveerse de su propio triciclo para recoger la basura. “Ojalá al menos la municipalidad les diera para las llantas y las catalinas. Ellas gastan en el mantenimiento”, señala Coila, que también dijo que no se les entrega la indumentaria adecuada.
La falta de segregación hace que la carga más pesaba la lleven estas mujeres, que a veces se lastimaron con agujas y otros residuos peligrosos procedentes de consultorios médicos. Coila presume que el jefe de la URS, Arturo Oroz, no tiene plan de trabajo, por eso habría dudas sobre el manejo de la planta de compostaje que solo cuenta con cuatro trabajadores.
“Los mercados Santa Bárbara y Cerro Colorado producen mayormente desechos orgánicos, los que se pueden transformar en compostaje. Túpac Amaru y San José, producen más plásticos y cartones, y eso se trata de otra manera”, acotó la dirigente.
En cuanto a conductores para los camiones recolectores de basura, sostiene que habría más choferes que compactadoras.
El regidor Salvador Valdivia, presidente de la comisión de medioambiente, señaló que en una reciente fiscalización, se constató que las celdas de Huanuyo están recibiendo la basura con normalidad. El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) hizo algunas observaciones, pero estas se habrían subsanado. Yolanda Coila refuta esta versión y señala que están sobrecargando las celdas.
“Las compactadoras tienen que subir como a un cerro de basura, y en cualquier momento se pueden volcar”.
Valdivia dijo que urge conseguir un terreno para la implementación de un relleno sanitario, ya que se corre el riesgo de perder S/15 millones. La propuesta en la comunidad San Francisco Buena Vista del distrito de Caracoto no se concretó por no tener licencia social.
Oroz también debe explicar la recepción de cuatro compactadoras defectuosas, cuyo contrato se anuló.
Percy Casaperalta, director de Salud Pública de la Red de Salud San Román, indicó que desde hace tiempo se exhortó a la municipalidad que disponga de un relleno sanitario para la disposición final de la basura.
El colapso de las celdas de Huanuyo redundaría en un problema social y sanitario. El médico explicó que la basura dispersada en las calles incrementa vectores como roedores, mosquitos y perros. Ello redundará principalmente en enfermedades digestivas, dermatológicas y respiratorias. La contaminación también podría desencadenar en parasitosis, que predisponen a la desnutrición y anemia.