En Lima y Callao existen aproximadamente 65 cementerios. De esta cifra, el camposanto Presbítero Matías Maestro es considerado el más antiguo de Latinoamérica. Los jóvenes y adultos inician su recorrido esperando absorber los conocimientos que ocultan sus tumbas, mientras otros esperan vivir en carne propia la experiencia de caminar entre los muertos.
Eran las 6.30 p. m., el cementerio ya lucía vacío, las luces eran tenues y la temperatura iba descendiendo. Transcurrieron algunos minutos para empezar a ver la llegada de algunos visitantes, los más curiosos por aventurarse a vivir, unas horas, un recorrido por la historia y también dejarse atrapar por lo desconocido.
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Douglas cuenta que vive muy cerca del camposanto y que nunca antes había venido hasta que su amiga lo animó. “Estoy aquí para curiosear. De noche es una sensación diferente, hay menos gente. Ya estoy esperando entrar”, relata. Con ese mismo entusiasmo encontramos a Alexander Congona, quien, según menciona, ya había visitado el cementerio porque tiene familiares enterrados; por tanto, se siente más confiado en el recorrido y espera hallar un buen espectáculo, “Me parece un lugar espectacular. Y no se chupen como mis amigos, que se mueren de miedo. Yo vine también para hacer contenido para mi TikTok”.
El momento había llegado y, luego de la bienvenida hecha por la experimentada guía Wendy Barchi, iniciamos el tour. El camposanto nos recibe con sus más de 300 cuarteles y bajo la mirada penetrante de las imágenes o estatuas colocadas en cada tumba. Hallamos a santos, pero también encontramos la imagen de las famosas lloronas.
Barchi nos comenta que hubo un tiempo en el que las personas de mal vivir ingresaban al lugar para llevarse el mármol de los nichos y hasta objetos pesados de las mismas estatuas, por lo que redoblaron la seguridad con el fin de proteger el patrimonio y a los propios visitantes. “En la tumba de bronce de Juan de Dios Salazar está la imagen de una persona que representa el dolor. Se robaron, en el 2010, su corona, y por eso es que afuera y adentro hay más seguridad por los recorridos de noche”, detalla la guía.
Dentro del circuito hallamos a Christina, quien estaba acompañada de sus sobrinos adolescentes. Emocionada nos cuenta que siente mucha curiosidad y algo de miedo, pero que escogió la noche porque le parece más interesante esta nueva forma de conocer sobre nuestros antepasados.
Bruce Jara, nervioso, nos comenta que es la primera vez que experimenta un recorrido similar y que nunca antes le ha pasado algo paranormal. "No sé si creer estas historias, pero quiero ver hasta el final”.
En una de las tumbas se encuentra la imagen de un Cristo bastante misterioso, pues indican que muchas veces los ojos de esta estatua salen borrosos en las fotografías. “Es muy bonita, mi compañero sí pudo captarla y se ve real”, indica una de las visitantes.
Mientras más nos adentrábamos al camposanto, menor era la iluminación, pero mayor la curiosidad por conocer la cripta de los héroes. En esta zona descansan los restos de Andrés Avelino Cáceres y se tejen otros mitos populares en su interior. En este mismo punto, pero fuera de la cripta, se encuentra la tumba de Sebastiana de Berrio, 'La Bruja Blanca': se dice que fue una curandera que practicaba la magia blanca y, en su tumba, se halla la imagen de un búho que representa la hechicería. Por esa razón, los creyentes le dejan cartas con sus peticiones.
Durante la caminata, unos jóvenes regresaron corriendo al grupo y contaron que una de las puertas de una cripta empezó a moverse. “Comenzó a latir y no había viento”, narró otro visitante mientras bajábamos a la cripta de José Gálvez. El lugar era estrecho y el oxígeno se sentía cada vez menos, por lo que muchos prefirieron no continuar. “Nunca he venido a un cementerio de noche, pero todo tranquilo, aunque me empezó a doler la cabeza, puede ser la sugestión. Pero igual es bonito conocer de estos personajes”, señala Bierca Trejo.
El recorrido iba llegando a su fin con la visita a la tumba de José Santos Chocano, el único enterrado en un metro cuadrado, tal como dice su epitafio. Su deseo fue ser sepultado de pie. Este lugar y el cuartel de la zona de los niños son los más visitados. En este último permanecen los cuerpos de 7.000 niños fallecidos por la pandemia de la fiebre amarilla. Wendy nos advierte que la zona es paranormal y que podríamos experimentar algunos hechos inexplicables.
Minutos después, una de las visitantes empezó a retroceder y, asustada, indicó que algo o alguien le agarró el cabello. “Sentí que me agarraron el cabello y lo empezaron a mover”.
Otra zona altamente paranormal es la de los suicidas, lugar al que no se puede ingresar sin antes persignarse. Allí descansan los restos de personas que se quitaron la vida por mal de amores, locura o enfermedad. Asimismo, también se encuentra la tumba de Gregoria Camacho, las historias cuentan que fue una bruja de magia negra y, hasta hoy, existen fanáticos que llegan a realizar rituales: por ello encontramos restos de vela negra derretida y hasta un lazo negro.
“Es recomendable este tour, no pasa nada. Quizás más tarde. Pero es interesante”, cuenta Antonio. Los visitantes quedaron asombrados con esta última tumba, pues tiene la imagen de un cráneo en su lápida.
Dos horas de un recorrido quedan cortas para conocer toda la historia de la antigua élite limeña y las crónicas urbanas que cada día se siguen descubriendo. El cementerio Presbítero Matías Maestro nos invita a aventurarnos en medio de la oscuridad y así dejarnos envolver por los relatos que prevalecen a través de los tiempos.