En una caligrafía marcada por un pulso urgente se lee: “querida esposa, en unos minutos más seré pasado por las armas…”
Antes de caer fusilado en la Plaza de Armas de Arequipa, Felipe Santiago Salaverry, pidió una pluma para escribir una carta de despedida a su esposa Juana Pérez; también su testamento y una protesta por su ejecución. Corría el 18 de febrero de 1836.
La Universidad Católica San Pablo de Arequipa (UCSP) tiene la misiva original que estaba custodiada por el museo histórico municipal Guillermo Zegarra Meneses.
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El jefe de la biblioteca de esta casa de estudios, Enrique Briceño, arma un rompecabezas de papel para reconstruir la correspondencia de Salaverry en sus últimas horas.
Tú conocías bien mi corazón, y no puedes dudar de que mis intenciones, en toda mi vida pública, han sido muy puras: ellas se han dirigido a la felicidad y a la gloria de mí país, no obstante, el destino me preparaba un término horrible”, escribe el joven héroe de la guerra de la Independencia y presidente de facto que luchó contra el intento de confederar Perú y Bolivia.
Jose Antonio de Sucre. Militar venezolano pasó por Arequipa en 1823, antes de la batalla final.
Fue el mandatario más joven del país, tenía 29 años cuando dio golpe de Estado y derrocó a Luis José de Obergoso.
“Tranquilízate, consuélate y vive para mis infortunados hijos que no tendrán otro apoyo. Tú los educarás para la virtud y les harás conocer mis inmerecidas desgracias”, concluye el caudillo proclamado jefe de Estado en 1835, pero con el rechazo del sur peruano. En venganza a ello, dice Briceño, Salaverry saqueó Arequipa con sus tropas.
Le hizo frente Andrés de Santa Cruz, presidente de Bolivia, aliado de Luis José de Orbegoso y Moncada, el mandatario depuesto. Las tropas bolivianas derrotaron a Salaverry en Socabaya. Antes de su fuga, lo capturaron y le hicieron un juicio sumario.
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Adiós querida Juana; recibe el corazón de tu desgraciado esposo, Felipe Santiago Salaverry.
No es el único personaje histórico que dejó sus testimonios en el museo. Hay también una comunicación sumaria de José Antonio de Sucre, militar venezolano, héroe de la batalla de Ayacucho (1824).
María Nieves y Bustamante. Una biografía hecha a puño y letra sobre escritora. Se incluyó documentos de ella.
Un año antes de la gesta, Simón Bolívar buscaba hombres y apoyo logístico para liberar al Perú. De Sucre, uno de sus lugartenientes, llegó a Arequipa en busca de ese propósito. Dirige una carta al gobernador del Obispado.
Pamela Cabala de Vega es la directora del Centro de Estudios Peruanos de la UCSP y coordinadora del proyecto Codicis. Nos muestra un archivo empastado sobre María Nieves y Bustamante, autora de "Jorge, Hijo del Pueblo", novela de las revoluciones arequipeñas. Los folios consignan una biografía sobre la escritora de Francisco Javier Delgado. En ese expediente, Delgado transcribe una carta de Nieves, dirigida a su padre. En la misiva da cuenta del sentimiento de pesar que atraviesa Arequipa con el hundimiento del Huáscar en la guerra del Pacífico.
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Eso decidió nuestra suerte en la guerra, se señala en el texto. Los chilenos no tardaron en presentarse en Mollendo, donde hicieron gala de su ferocidad salvaje incendiando y matando. Nieves y Bustamante, publicó artículos con bélico entusiasmo para mover el patriotismo del pueblo, revela su biógrafo.
Francisco Mostajo, el tribuno de Arequipa que encabezó la revolución del 1950, tenía 22 años cuando se carteaba con Ricardo Palma.
El 17 de junio de 1876, el autor de Tradiciones Peruanas le agradece el envío del libro "Torneo" a la Biblioteca Nacional.
Foto de Mostajo. El tribuno tenía 22 años cuando se escribía con Ricardo Palma.
La UCSP, mediante el proyecto Codicis, inició esta campaña para salvar el patrimonio.
Del museo histórico municipal digitalizaron cuarenta unidades. El legado documental corresponde a la época virreinal y republicana. Un voluminoso manuscrito forrado con piel de cabra lleva el título: "Informes al Rey". Según la tapa, la antigüedad corresponde a 1821, contiene comunicaciones, informes o demandas de reconocimiento de ciudadanos de Arequipa dirigidos al Rey de España. Sin embargo, las comunicaciones no solo se remontan a ese año. En caligrafía perfecta, un representante del virreinato en la provincia de Caylloma le rinde cuentas al monarca sobre los activos de la colonia en esta jurisdicción.
La colección también presenta la traducción en latín que hace Mariano Melgar a un poema de Ovidio (autor romano). La primera edición se imprimió en 1833.
El primer libro de Actas de la Academia Lauretana (1823), es una lección artística de buena caligrafía. Esta institución cultural aparece en los primeros años de la República. Fue clave para fundar la universidad. En sus escritos sostienen que el arequipeño debe tener capacidad para redactar bien sus ideas, además de la filosofía, derecho y medicina. En ese orden. Es decir una educación humanista.
La Universidad San Pablo digitalizó las 40 unidades del museo histórico municipal. Tiene un laboratorio de Conservación y otro de Digitalización.
Al proyecto Codicis lo financia la Unión Europea. Tiene como objetivo salvar el patrimonio documental de las ciudades. Su presencia está universidades de México, Perú, Bolivia, Italia, etc.