"No tengo mis piernas, pero sí mi corazón y mi cerebro": joven con discapacidad física ingresó a la UNI
Eduardo Mamani Brañes tiene miopatía central core, una enfermedad que heredó de su abuelo y que padecen otros miembros de su familia. Tras ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería con 17 años, y sin haber culminado secundaria, su siguiente objetivo será cursar un doctorado.
Un joven de 17 años con discapacidad física logró ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería en el examen de admisión 2023-I. A pesar de las dificultades que se le presentaban diariamente por la poca accesibilidad del transporte público y de los centros de estudios, Eduardo Mamani Brañes logró 14,021 puntos en su evaluación y ahora podrá cursar la carrera de Ingeniería Mecatrónica.
'Sebas', como lo conoce su familia, tiene miopatía central core, una enfermedad que ha afectado sus músculos, corazón y pulmones, además de causarle una insuficiencia aórtica. Esta dolencia también fue diagnosticada a su abuelo, madre, tía y hermana, quienes también presentan dificultades para caminar.
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Según su mamá, Vanessa Brañes, su hijo se enteró a los 12 años que debía usar una silla de ruedas para siempre. "Pensé que iba a llorar o enojarse, pero no. A pesar de ser tan joven, fue muy maduro y me dijo que no podía echarme la culpa: al final es Dios quien decide", relató a la agencia Andina. La mujer también rememoró las palabras que le solía decir Eduardo: "No tengo mis piernas, pero sí mi corazón y mi cerebro y con eso es suficiente”.
Otros miembros de la familia de Eduardo también padecen de su enfermedad, como su madre, hermana y tía. Foto: Andina
El adolescente afirmó que el día del examen de admisión su única preocupación fue no llegar tarde y que, durante la evaluación, no se sintió nervioso.
"No estaba confiado, pero nada iba a cambiar si sabía o no (los resultados), igual tenía que seguir estudiando (...). Al final, sentí una gran satisfacción al ver que, de la cantidad de vacantes, yo obtuve una”, aclaró al mismo medio.
'Sebas' participó en una ceremonia de reconocimiento a la que asistió el rector de la UNI, Pablo López. Foto: Andina
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Una ciudad que necesita adaptarse
Estudiar siempre ha sido un reto diario para Eduardo. Él reside en el quinto de piso de un departamento en Jesús María, y, si bien hay un ascensor, casi siempre está malogrado. Por este motivo, su padre debe ayudarlo todos los días a llegar a la planta baja.
Cuando tenía que asistir a sus clases en un centro preuniversitario del Cercado de Lima, debía salir de su casa a las 6.00 a. m., porque las sesiones comenzaban a las 7.00 a. m. Luego, al intentar subir al Metropolitano, era necesario esperar hasta una hora más porque muchas veces estaba ocupado el lugar establecido exclusivamente para personas con discapacidad. "Por ley, eso debe estar libre", explicó el nuevo alumno de la UNI.
El joven de 17 años vive en Jesús María y debía trasladarse a un centro preuniversitario ubicado en el Centro de Lima para prepararse para el examen de admisión. Foto: Andina
Su mamá destacó que las personas con discapacidad suelen desistir en seguir una profesión porque las universidades no han sido adaptadas para ellos. "Que él haya ingresado ya es un gran logro, porque, a pesar de que su enfermedad, ha avanzado severamente este año: 'Sebas' aún seguía estudiando”, manifestó.
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Finalmente, el joven contó que ahora busca cumplir otras metas. Por ejemplo, quiere estudiar un doctorado y asociarse con médicos para crear alternativas que ayuden a caminar a personas con su condición.
“Es el inicio, solo he subido un escalón y me faltan muchos más por subir. Todo se puede, solo hay que tener, como todos, una gran disciplina; más que todo, dedicación y constancia”, puntualizó.
