Jhan Carlos Condori Arcana fue transportado en un auto rojo al puesto de salud de Peruarbo, del distrito arequipeño de Cerro Colorado. Marcaban las 17:06 horas de la nublada tarde del 19 de enero. “Estaba en el asiento posterior y sin vida”, recuerda su hermano, Luis Condori Arcana. El cadáver luego fue puesto en una camilla al ingreso de la posta. No había nada qué hacer.
A más de un kilómetro, a la altura del puente Añashuayco, ese día, manifestantes buscaron tomar el aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón. Hubo un choque con efectivos de la Policía. Un grupo rompió la valla metálica.
En esas circunstancias, Condori Arcana se desplomó luego que perdigones le perforaran el cuerpo. La herida más letal le afectó la aorta y se desangró. Fue auxiliado por varios pobladores y conducido por la carretera, según muestran videos. Trataron de reanimarlo en medio de la vía, pero no resultó.
A diferencia de su tío, Miguel Arcana, caído el 12 diciembre del 2022; a Jhan Carlos sí se le encontró los proyectiles de arma de fuego que lo asesinaron.
La madrugada del 20 de enero y tras la culminación de la necropsia, la Policía de Homicidios de la Divincri, recibió de los médicos legistas, tres perdigones de plomo deformados y cuatro fragmentos del mismo metal extraídos del cadáver. De acuerdo al acta policial se lacraron y pusieron a custodia. Estos proyectiles están prohibidos de ser usados en la Policía desde el 2004.
En dicha jornada de enfrentamiento, la Unidad de Servicios Especiales (USE) tuvo entre sus agentes a escopeteros lanza gas y de caza. En el caso de estos últimos, fueron 28 efectivos a quienes se les entregó escopetas de caza calibre “12GA” con cartuchos conteniendo cada uno entre 1 a 15 perdigones (postas) de goma, señala la Policía. Se abasteció por escopetero con 50 y hasta 75 cartuchos.
Según el informe N°012-2023 del 17 de enero, del jefe de la USE, capitán PNP, Remmy Revilla Bedregal, solo se les entregó “armamento no letal para el restablecimiento del orden en el sector Añashuayco”. Ministerio Público debe verificar esta versión.
Aunque se tiene los proyectiles de plomo, en el caso de los perdigones sería más complicado determinar quién disparó. A diferencia de las balas, en los perdigones no quedan huellas del arma percutada, sostiene el abogado de los deudos, Carlos Salas Vildoso, de la ONG Solidaria Perú. Solo el cartucho puede quedar con las marcas de la escopeta. “El problema que se nos presenta es que es casi imposible identificar al autor, porque en los perdigones de plomo no quedan impregnadas las características del arma que las disparó”, considera.
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Sumado a ello, Salas acusa demoras en las diligencias impostergables y complican más el esclarecimiento de los hechos. Ante la Oficina Desconcentrada de Control Interno del Ministerio Público, el pasado 1 de febrero, el abogado denunció por omisión de funciones y encubrimiento real a los fiscales a cargo del caso. Esta investigación está a cargo de la magistrada María Elena Córdova Salas, de la Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa.
Córdova dispuso a la Divincri ejecutar diligencias preliminares el 23 de enero y el documento recién fue recibido el 27 de enero, ocho días después del fallecimiento. La sección Homicidios a partir de dicha fecha, recién dispone la custodia de las escopetas utilizadas en las operaciones. Esto para la homologación entre las armas utilizadas y los perdigones hallados.
Al momento los efectivos policiales están desfilando en la Divincri para dar su manifestación sobre el día en que murió Condori. Son en total 30 los citados, la mayoría suboficiales de la USE. Cerca de 10 ya rindieron su declaración y en los siguientes días lo haría el resto. Salas, presente en las diligencias, aseguró que los mandos estarían negando que las escuadras de efectivos a su cargo hayan tenido escopeteros. Acotó que es necesario que la Fiscalía solicite el plan operativo de ese 19 de enero para corroborar esto.
La especialista forense, Carmen Cardoza dice que el Ministerio Público tiene que recoger la evidencia in situ, en el momento. Lo que hay que pedir es que realice su trabajo. La cadena de custodia es a partir del momento que sucedieron los hechos. Sino no la recogió, se tiene que solicitar por qué no lo hizo. Pero no solo las pericias pueden ser determinantes. Los policías y militares salen a patrullar de manera zonificada y todo eso debe ser registrado en actas. Sobre el lugar donde falleció la persona, se tiene que conocer a los jefes de mando y sobre quienes tuvieron responsabilidad. Ellos conocen quienes dispararon. El hecho que hayan usado perdigones de plomo es de mayor letalidad.