Por momentos, la voz de Dionisio Aroquipa está a punto de quebrarse. Le preguntan por Yamileth Nataly y las lágrimas dan vueltas en sus ojos, parecen vidrios a poco de trisarse, pero contiene las emociones y comienza a describir a su hija, que con apenas 17 años de edad murió alcanzada por un proyectil aquel lunes negro, aquel 9E de Juliaca.
Las manifestaciones contra el régimen de Dina Boluarte se hicieron cada día más álgidas en la región Puno y Juliaca, capital de la provincia de San Román, se convirtió en el epicentro de las protestas. El 9 de enero, agentes de las fuerzas del orden se enfrentaban a los manifestantes en las inmediaciones del aeropuerto Inca Manco Cápac. La tarde de aquel día, precisamente, Yamilet junto a sus padres y hermana menor caminaban a dos cuadras del terminal aéreo.
El padre de Yamilet recuerda que aquel día lo único que hicieron fue salir a comprar alimentos para abastecerse. Tenían días sin poder comprar los víveres debido a que Juliaca acata el paro indefinido desde el 4 de enero, sin tregua alguna. Fue entonces cuando, repentinamente, Yamileth, la joven universitaria de 17 años, comenzó a sentir un dolor en el estómago. Ni ella ni sus seres queridos habían advertido que un proyectil la hirió de manera mortal. Al verla desmayada, la trasladaron a pie a un establecimiento de salud; desafortunadamente, dejó de existir.
Dionisio Aroquipa recuerda con amor a su hija. Mientras participa en el funeral colectivo que se desarrolla en Juliaca, explica que Yamileth era su niña, era responsable y humilde. Recuerda que, a pesar de su juventud, ella seguía sus estudios superiores en la Universidad de Aquino Bolivia (Udabol) en Cochabamba. Cursaba el segundo semestre de Psicología y tenía como sueño estudiar dos carreras.
Yamileth se daba tiempo para todo y, por ello, pertenecía a Entre Patas Juliaca. La asociación de rescatistas recordó el esfuerzo de la joven universitaria muerta en medio de una situación que nadie que la conozca termina de aceptar. Sostienen que, apenas un día antes, la adolescente acudió a uno de los albergues para alimentar a los animales rescatados. “Vuela alto, Nataly, allá te esperan muchos ángeles que te ayudarán a cruzar aquel arcoíris. Gracias por regalarnos tu apoyo”, se lee en el comunicado que emitieron.