Ello en un momento donde se debe tener en consideración la necesidad de mayor educación, como de políticas públicas, y fundamentalmente autonomía económica, que son esenciales para prevenir la violencia.
Sobre la autonomía económica de la mujer, entendida como la capacidad para generar ingresos sobre la base del trabajo remunerado, permite a las mujeres tomar decisiones de manera independiente, y les posibilita disponer de dichos ingresos para su bienestar y el de su familia, y les da la posibilidad y la seguridad de subsistencia necesaria para salir de círculos de violencia, según señala la OIT.
Cabe indicar que, en el Perú, según datos del Programa Aurora sobre los casos atendidos en los Centros de Emergencia Mujer a nivel nacional, más del 70% de víctimas no trabajaba de forma remunerada, por lo tanto, no generaba recursos propios.
Aquí van las declaraciones de nuestras compañeras, sobre el #25N.