“Los glaciares están desapareciendo. Cada año se ve más roca, si es pulida es porque ahí ha estado el glaciar. Como agricultor y como guía de montaña tengo la preocupación de que en algún momento esto va a desaparecer y vamos a tener escasez de agua para la agricultura, para las ciudades que viven debajo de las montañas”.
El campesino huaracino Saúl Luciano Lliuya describe así la agonía de los glaciares de la Cordillera Blanca que alimentan la laguna de Palcacocha y que de ocurrir un alud puede acabar con la vida de su familia y de su comunidad.
Su deseo de encontrar justicia por el deshielo en Huaraz lo llevó a entablar una demanda contra la empresa energética alemana RWE, una de las más importantes de Europa y responsable de emisión de dióxido de carbono (CO2) en el mundo. Y es que el Perú es uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático.
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El calentamiento global está impactando fuertemente en las 18 cordilleras nevadas que tiene el país. En la última medición hecha en el 2018 se registró la pérdida del 53% de la superficie glaciar (1.200 km2), advierte el director de investigación del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM), Jesús Gómez López.
Las consecuencias las veremos en pocos años. “Los glaciares son una fuente de agua que en épocas secas regulan nuestros ríos y acuíferos. Si perdemos los glaciares no vamos a tener la misma disponibilidad de agua”, señala.
Otro peligro es que, como consecuencia del retroceso de los glaciares, se están formando nuevas lagunas. “Existe el peligro de que estas lagunas puedan desembalsar a causa de una avalancha u otra actividad propia de la dinámica geológica y afectar a las zonas bajas”.
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Ahora bien, el impacto del calentamiento global no solo se aprecia en Áncash. De hecho, sus efectos alcanzan a todo el país y ya se han extinguido los glaciares de las cordilleras Barroso y Volcánica. Y en ese camino están las cordilleras Chila (Arequipa), Chonta (Huancavelica), La Viuda (Lima) y Huanzo donde ya casi no hay glaciar (Ver infografía).
Se extinguen. Los bosques atrapan los gases de efecto invernadero, pero la tala sigue avanzando. Foto: difusión
De continuar este proceso, en pocos años vamos a depender de las lluvias para atender la demanda de la población, señala el investigador del Inaigem.
Por ello se debe proteger las cabeceras de cuencas en las zonas altas que tienen la función de retener y almacenar agua.
Debemos recordar que cerca de 14 millones de peruanos, la mitad de la población, son vulnerables a la inseguridad alimentaria, lo que está directamente vinculado al cambio climático y sus secuelas (sequías, heladas, lluvias), refiere, en tanto, el Ministerio del Ambiente.
Y es que son 12 los cultivos que son altamente vulnerables al cambio climático, como el maíz amarillo duro, la papa, yuca, arroz, café, cacao, trigo, plátano, maíz amiláceo, cebada en grano, habas, frijol.
En esa línea, la subdirectora de Predicción Climática del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), Grinia Ávalos, sostiene que el cambio climático representa para el Perú no una amenaza, sino una realidad crítica.
“Varios puntos de vigilancia del clima que gestiona el Senamhi vienen reportando tendencias de incremento de la temperatura media del aire, principalmente en la región andina. Asimismo, los patrones espaciales y temporales de las lluvias vienen mostrando cambios importantes, asociados a escenarios cambiantes entre deficiencias, lluvias intensas y grandes sequías”, alerta.
La consecuencia a corto plazo de estos efectos es un incremento de la frecuencia e intensidad de eventos hidrometeorológicos extremos tales como las olas de calor, olas de frío, lluvias intensas, veranillos, sequías, heladas, explica Ávalos.
Y es más, recientes investigaciones indican que el cambio climático aumentará la frecuencia de eventos conocidos como El Niño en 59% durante este siglo.
Pero además, la afectación a la Amazonía está incrementando los gases de efecto invernadero (GEI). Por ello, urge conservar los bosques que son aliados naturales para la captura y almacenamiento del CO2 (monóxido de carbono).
Pero propuestas legislativas como el cambio de uso de suelo que impulsa el Congreso ponen en riesgo a la Amazonía, advierte la directora de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Isabel Calle.
Calle sostiene que se necesita financiar las inversiones para que el Perú pueda cumplir con sus compromisos climáticos, entre ellos reducir la vulnerabilidad de los bosques. “Eso requiere cambios, no solo en el Minam, sino en el Ministerio de Economía. Se necesita un trabajo coordinado con otras autoridades, con las regiones”.
Y desde la COP 27 en Egipto, el Minam señala que el Perú está haciendo frente al cambio climático a través de sus contribuciones determinadas que comprenden 147 medidas. De estas, 63 son de mitigación y están orientadas a reducir el 40% de las emisiones de GEI en energía, procesos industriales, agricultura; uso de suelo, cambio de uso de suelo y silvicultura.
Y como muestra de ello, señalaron que se están implementando nuevas instalaciones de generación de energía renovable, y se impulsa el Programa Nacional de Conservación de Bosques que apoya económicamente a las comunidades nativas y campesinas tituladas para favorecer la reducción de la deforestación.
También señalaron que en los últimos años se han establecido responsabilidades tanto para los sectores como para los gobiernos subnacionales, conforme a la Ley Marco sobre Cambio Climático.
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Grinia Ávalos, experta del Senamhi
“Los tomadores de decisiones en los tres niveles de gobierno deben considerar la aplicación de políticas públicas y sustentabilidad ante la probable degradación abrupta de bosques amazónicos hacia el 2050″.
Isabel Calle, directora de la SPDA
“Hay que proteger y conservar la naturaleza que incluye bosques de cualquier ecosistema terrestre o marino, porque son sumideros de carbono, esa es la manera en que garantizaremos objetivos ante el cambio climático”.Isabel Calle
Cambio climático. Infografía LR