El motín en el penal de Trujillo, donde murió un preso y otros 20 quedaron heridos, se debió a la suspensión de las visitas y a la prohibición de encomiendas y alimentos que envían a los internos sus familiares. Esta situación se inició desde que hace más de una semana los agentes del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) iniciaron una huelga para exigir mejoras laborales.
Según familiares de los reos, desde que en el INPE se empezó con la medida de fuerza, se prohibieron las visitas a los presos. Aparte de ello, tampoco hay ingreso de encomiendas, entre ellas, las bolsas de alimentos.
Los días lunes y miércoles se reciben en el establecimiento penitenciario estas encomiendas, pero por la huelga de los agentes del INPE ya no entran los paquetes y los reos tienen que comer de la paila; sin embargo, la gran mayoría prefiere la comida que les mandan sus familiares. Además, dentro del penal hay pequeños puntos de venta de gaseosas, comestibles y otros productos, que están, por ahora, desabastecidos.
Un interno herido de gravedad fue llevado al Hospital Regional. Foto: La República
Esta situación originó que los reclusos se amotinen a las 5 de la tarde del miércoles 26 de octubre, durante el reparto de la cena. Cuando dos técnicos del INPE repartían la paila en el pabellón 4 A, al abrir una celda fueron reducidos por un grupo de alrededor 20 internos y tomados de rehenes.
Los alzados se dirigieron a la celda donde se encontraba el sentenciado Fredy Rondón Soto (a) ‘Talara’ y lo mataron a cuchilladas. Actualmente la situación es tensa. Se ha controlado la revuelta, pero la huelga continúa.