Roberth Orihuela Quequezana
Una investigación para La República y Connectas.org
Durante 40 años, la comunidad campesina de Cari Cari, ubicada en el distrito de Mañazo (Puno), vivió contaminada por bocaminas, desmontes y pozas con residuos que abandonaron mineros informales. Guillermo Gonzales es el presidente de este pueblo y recuerda que, en cada temporada de lluvia, la contaminación empeoraba.
“La lluvia cargaba las pozas, se desbordaban y contaminaban el río Illpa, que llega hasta el lago Titicaca. Aquí ya no hay peces ni sapos. Muchos comuneros se fueron porque los animales morían o abortaban. Aquí criamos vacas para leche y carne, pero ya no es igual que antes”, cuenta este hombre de 60 años. En la zona, a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar, viven las 40 familias que no migraron y que aún insisten en vivir en Cari Cari.
Mientras sube hasta lo que era una bocamina que usaban los mineros para extraer rocas de las entrañas de una montaña, Gonzales recuerda que los mineros llenaban unas pozas gigantes donde aplicaban mercurio y otros insumos tóxicos para obtener oro y plata. Estos depósitos estaban a menos de 200 metros de las casas de Cari Cari. Cuando se fueron los mineros, abandonaron los pasivos a expensas de los comuneros.
Hace 10 años, los comuneros decidieron acudir al Ministerio de Energía y Minas (Minem). Alguien les informó que podían lograr la remediación de los pasivos mineros, pero no sabían mucho sobre el procedimiento. Se organizaron y lograron que el ministerio tomara su caso. Tuvieron que juntar el poco dinero que les generaba su ganadería para viajar hasta Lima y realizar las gestiones. En 2016, la institución aprobó la remediación. “Aunque solo para nosotros. Río abajo hay otros pueblos afectados, pero el Minem dice que solo puede ayudarnos a nosotros, porque somos comunidad campesina”, explica Gonzales.
En 2006, a pedido del Minem, se creó la empresa estatal Operaciones de Activos Mineros SAC (AMSAC) con el fin de remediar pasivos mineros. Su gerente de Operaciones, Ysmael Ormeño Zender, explica que, en Cari Cari, el primer paso fue elaborar un expediente para determinar lo que debían remediar. En total encontraron 24 pasivos, entre bocaminas, desmontes y pozas de desechos tóxicos. La intervención real inició en 2020, con un presupuesto de unos 10 millones de dólares. AMSAC contrató al Consorcio Santo Toribio para esta labor, que recién finalizó en julio, pues la pandemia de la Covid-19 obligó a paralizar por algunos meses. AMSAC realizará monitoreos por cinco años más.
Este caso de remediación en Cari Cari es una excepción entre tantos pasivos detectados oficialmente por el gobierno. En todo el país hay 7.668 pasivos oficiales, de los cuales en el 92.64% de los casos no se ha detectado al responsable. De acuerdo con su memoria anual 2021, hasta ese momento, AMSAC apenas había intervenido 958 pasivos en todo el país, lo que representaba el 12,5% de todo lo encontrado por el Minem y el 6% de los más de 15.000 pasivos que la Red Muqui estima que existen en el Perú, pues el Minem ha frenado su labor de detección.
Hay otra cantidad, 1.340, que fueron asumidos por empresas mineras que obtuvieron la concesión. Pero estas no asumen la responsabilidad; dicen que se “solidarizan” con las comunidades. Solo eso. El resto, 5.129 pasivos, siguen abandonados y contaminando los ríos.
Ormeño Zender acepta que el trabajo de remediación es lento y explica que no depende de Activos Mineros, sino del Minem, ya que son los funcionarios del ministerio quienes determinan la política de remediaciones, de acuerdo al riesgo y a la necesidad. Sin embargo, también depende de si las comunidades reclaman o no. “Si no hubiésemos ido a tocar las puertas del ministerio, creo que seguiríamos igual”, explica Guillermo Gonzales ya en la cima del cerro. Allí el Consorcio Santo Toribio está terminando de cubrir con tierra y rocas el depósito donde aislaron los pasivos ambientales.
El ingeniero Jorge Velarde, representante de la empresa, explica que al finalizar los cerros tendrán nuevamente ichu, una especie de pasto andino, y la vegetación silvestre que existía antes de las operaciones mineras. Activos Mineros realizará el monitoreo poscierre durante cinco años. Luego, las tierras volverán a manos de la comunidad, pero posiblemente no podrán cultivar jamás productos.
El panorama en Cari Cari ha cambiado drásticamente. Las fotos del antes y después hechas con drones revelan cómo ha mejorado el aspecto de la comunidad. El problema, dice Gonzales, es que aún persisten denuncios mineros dentro y alrededor del pueblo. “No queremos más mina. No tendría sentido que hayamos puesto tanto esfuerzo en recuperar la naturaleza para luego permitir un nuevo proyecto minero que podría volver a contaminarnos”, señala Gonzales mientras camina por el campo de ichu que sembraron sobre lo que antes eran pasivos.
En Puno, AMSAC también interviene otros 135 pasivos que pertenecen a la exunidad minera Esquilache, en el distrito de San Antonio, al sur de Mañazo. En suma, la empresa estatal está remediando solo 159 de los 958 pasivos que existen en la región.
Puno es la única región en el sur con intervenciones de la empresa estatal. En suma, AMSAC ejecuta 29 proyectos a nivel nacional, distribuidos en siete regiones, para remediar pasivos ambientales mineros.
trabajo. Antes de iniciar el proceso de remediación en Cari Cari, los pastos se habian secado. Ahora se recuperaron.