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Sociedad

Carlos Garatea: “La contrarreforma universitaria nos alerta de un descalabro general en el Perú”

Entrevista al rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, quien advierte que detrás de insistencia por la contrarreforma hay intereses económicos subalternos.

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Rotundo. “Detrás de insistencia por la contrarreforma hay intereses económicos subalternos”, advierte Garatea. Foto: Antonio Melgarejo/La República

Lo que se esperaba, el Congreso aprobó por insistencia las modificaciones a la Ley Universitaria 30220. ¿Volveremos a tener universidades que engañan a los estudiantes y al país?

A mi juicio con esta insistencia le da la espalda a los jóvenes peruanos. Pone en riesgo el derecho que tiene todo joven de recibir una formación universitaria de calidad y nos acerca a un modelo de gestión del sistema universitario que ya ha demostrado que ha fracasado. Eso está poniendo en riesgo nuestra estabilidad democrática, económica, social, que nos lleva a una suerte de descalabro ético-moral en el país, y lo que faltaba, el descalabro del sector Educación. La reforma universitaria, de lo poco que estaba dando buenos resultados, se la están tumbando.

Quienes están por la contrarreforma acusan que había gente del centro político metida en la Sunedu. No es un argumento académico.

Queda claro que los argumentos escuchados son de carácter político. Y es que no conocen el sistema universitario, la realidad de los profesores, el compromiso que tiene la mayoría de rectores y autoridades de universidades públicas y privadas por sacar adelante un sistema universitario de calidad. Detrás de esa insistencia hay intereses económicos subalternos que están contribuyendo a que triunfe la mediocridad e informalidad. Con esta contrarreforma se pone en riesgo el futuro del Perú.

La reforma tenía 8 años. ¿Había logros tangibles y mejoras en la educación superior?

Hay un punto de quiebre en la historia de la universidad peruana de los últimos 20 o 30 años, y es el 2014. Con la ley universitaria y luego con el inicio del trabajo de la Sunedu. Antes de eso todos veíamos cómo proliferaban las llamadas universidades bambas, las universidades chicha. Cómo ellas jugaban con las expectativas de jóvenes y familias. Vimos cómo los estafaban, cómo les ofrecían lo que eran incapaces de cumplir. Y vimos cómo la ley puso fin a este sistema de estafa descarado que lo único que generaba era frustración en nuestros jóvenes… El organismo supervisor –con todo lo positivo y negativo, que también ha tenido– ha funcionado, fue un primer logro. Otro logro indiscutible fue la investigación: se quintuplicó el número de publicaciones de investigación en las revistas de alto impacto, aumentó el número de profesores a tiempo completo, hubo más control del uso de recursos, hubo supervisión para que se cumplan condiciones mínimas de calidad.

¿Qué le parece más crítico de lo que se ha aprobado?

Lo primero es que se ha manipulado y tergiversado el concepto de autonomía. No solo reclaman que no hay autonomía los vinculados con universidades que no están licenciadas, sino también un grupo minoritario de universidades públicas. Pero la gran mayoría de universidades públicas, 38 de ellas, se han pronunciado diciendo que no hay violación de la autonomía. Igual, gremios estudiantiles, universidades privadas, católicas, Unesco, gremios empresariales, lo que hace ver que el grupo a favor de la contrarreforma está manipulando y tergiversando el verdadero sentido de autonomía... Además es grave, junto a la recomposición del consejo directivo, que es poner al gato de despensero, que a la Sunedu se le haya quitado la capacidad de licenciar o supervisar que efectivamente las carreras que ofrezcan las universidades cumplan condiciones mínimas de calidad. Es terrible, porque justamente las estafas se dan en esa oferta de cursos imposibles de cumplir...

También van a eliminar la rectoría del Ministerio de Educación en buscar la calidad de la educación universitaria.

Eso es ya casi como la discusión de los baños como hemos visto en relación a la asamblea de la OEA, es ridículo... Resulta que al Ministerio de Educación le quitas que pueda dirigir una política de desarrollo del sistema universitario concordante con el desarrollo del país. Mira lo que está ocurriendo con las universidades. La contrarreforma nos alerta del peligro de un descalabro general en el Perú. Este no es un problema exclusivamente de las universidades, sino que debe comprometer a la prensa, a la sociedad civil, a los grupos empresariales, a los gremios de estudiantes.

Los que defienden la contrarreforma dicen que se está recuperando la autonomía.

Muchas de esas personas no conocen la vida universitaria. Tampoco comprenden el sentido de la autonomía universitaria. Está consagrada en la Constitución, así que es falso que se recupera. La autonomía tiene que ver con libertad de cátedra, con un mínimo de ejercicio normativo interno de las universidades. No hay un solo argumento de carácter pedagógico, no hay discusión sobre el contenido. Como dijo el TC, la autonomía no es autarquía, no es hacer lo que me da la gana.

Treinta y ocho universidades nacionales dicen que se sumarán a la medida de pedir la inconstitucionalidad de la norma ante el TC.

Sí, conversaremos con ellas. Nosotros a nivel del consorcio de universidades, PUCP, U. de Lima, Cayetano Heredia y U. del Pacífico, ya nos pronunciamos en contra de ese atentado contra el mundo universitario. Si tenemos que apoyar esas demandas de inconstitucionalidad lo vamos a hacer...

Pero la coalición antirreforma seguirá desde el Congreso.

Los que defienden la contrarreforma no tienen en cuenta que hace una semana se pronunciaron 40 gremios estudiantiles, entre públicas y privadas. Piden ser escuchados y reclaman por su derecho a recibir educación de calidad. ¿Cómo puede ser posible que en el Congreso se nieguen a escucharlos? Además, sabemos que cada año se están yendo más jóvenes a buscar futuro fuera del país. Estamos perdiendo capital humano, jóvenes brillantes que creen que no tienen futuro. ¿Cómo podemos darles la espalda? Mientras, el Congreso y el Ejecutivo están en discusiones absurdas y conservadoras, de derecha e izquierda. Algunos de los congresistas se han preguntado ¿qué significa ser joven en el Perú?

¿Enfrentan el desánimo?

Prenden la TV y se encuentran con que un alto funcionario esconde dinero en el baño. Buscan un congresista y está en la playa… Pero no debemos dejar que nos venza el desánimo. Sí tenemos calidad en el Perú. Hay gente muy valiosa. Hay universidades públicas y privadas de talla mundial. Tenemos que unirnos porque está en juego el futuro del Perú.