Manifestarse abiertamente como una persona LGTBIQ+ en los espacios públicos del Perú resulta hoy en día bastante complejo debido a los prejuicios, estigmatización y violación de derechos a los que históricamente se han visto sometidas(os). Incluso en pleno siglo XXI, se convierte en una de las experiencias más difíciles e importantes de la vida de un miembro de la comunidad. Una de las audiencias más complicadas suele ser decírselo a la familia.
El apoyo y respeto de los miembros del seno familiar juegan un papel relevante e influye positivamente en aspectos personales y sociales de los hijos e hijas. Ante contextos sociales hostiles y negativos, el amor sin prejuicios es la clave.
La familia constituye un gran apoyo en la decisión. Foto: Promsex
Cuando José Luis Porras supo que Benji es homosexual, se acercó y lo abrazó: “Le dije que tiene todo mi apoyo”. Para él, su hijo es lo más valioso: “Lo quiero mucho y no me importa el qué dirán, ya que vivimos en un país muy homofóbico, me preocupa que le hagan daño”.
Y no es para menos, puesto que, en términos de actitudes hacia la homosexualidad, el informe anual del 2019 del Monitoreo Periódico de Inteligencia de Riesgo y Seguridad (Prism por sus siglas en inglés) señala que la aceptación social, en su mayoría, oscila entre intolerancia y tolerancia mixta. Además, precisa que nuestro país representa una “amenaza moderada” para las personas LGBTIQ+.
José Luis acota que muchas veces ha sido testigo de la discriminación que existe en nuestra sociedad hacia las personas LGTBIQ+: “Hay jóvenes por las calles y los insultan”. Como padre, reconoce la carga negativa que conlleva. “Siente el rechazo y sufre mucho, ellos no pidieron nacer con esa orientación, tan solo quieren que se les trate como a los demás. Hay que comprenderlos y disfrutar con nuestros hijos”, explica.
marcha por el día del orgullo piura. Foto: Mesa de Concertación
A largo del tiempo, reconoce que informarse le ha abierto puertas a la empatía. “Ahora sé más de la comunidad LGTBI, también he aprendido a comprenderlos y respetarlos mucho, mi hijo me habla mucho de la comunidad”, detalla.
Frente a una sociedad peruana conservadora y heteronormativa, Porras menciona que “el amor de padre puede más que cualquier prejuicio”.
“Ser padre, hermano, primo, tío o amigo es lo mismo. Es crear una relación sana, sin prejuicios. Quieres a tu entorno como te quieres a ti mismo”, afirma Francisco Reyes. El día que él supo la orientación sexual de su hijo, lo tomó de forma natural. Para él, esto es “parte de la libertad”.
Al tener al frente a una sociedad conservadora, reconoce que “ser libre es optar”. “Y la vida se trata de elecciones libres y voluntarias. Siempre lo ha sido. Es parte de la naturaleza humana. Lo inhumano es negarlo”, elabora. Considera que la intolerancia que recibe la comunidad LGTBIQ+ se sitúa en el temor a lo diferente: “Las etiquetas son muchas e innumerables. El problema está cuando uno actúa y vive en función de los intolerantes, callando, ocultándose o viviendo una vida que no es la propia”.
Francisco Reyes piensa que tener a un hijo gay le da la misma práctica que tener uno que es heterosexual. “La experiencia es la misma que si no fuera o si hubiese optado por cualquier otra opción. No existe diferencia alguna”, enfatiza.
Sobre el odio que muchas veces recae en el colectivo, replica que solo espera estar contento junto con los que quiere. Así se cuestiona: “¿Se puede ser feliz causando dolor a los que amas? En esencia, ser padre se trata de crecer emocionalmente”.
Francisco cree que “el verdadero amor no discrimina, no es intolerante, no es temeroso”. “El amor es luchar por ser feliz con los que más quieres”, concluye.
“Todo esto, al inicio, ocasionó un shock importante, no solamente en mí, sino también en la familia”, relata Edmundo López, quien reconoce que fue difícil para él entender la orientación sexual e identidad de género de su hijo trans. Sin embargo, junto a su familia buscaron ayuda psicológica y luego hicieron lo mismo en grupos de apoyo.
Él encontró ayuda en la Asociación de Familias por la Diversidad Sexual Perú. Al respecto, menciona: “Nos ayudaron a salir adelante haciéndonos ver las cosas con mayor simpleza”.
Él opina que ser padre es un gran desafío y un reto a asumir, más que nada por el contexto social y cultural en el que se ubica esta decisión. “El camino a transitar está lleno de obstáculos, a la cabeza de ellos están los perjuicios de la sociedad que tienen que soportar. Lo que le dificulta desenvolverse con toda naturalidad”, menciona.
La empatía, según él, sería la clave esencial. “Me ayudó a aprender más y a ser mejor persona. Hasta antes de enterarme de que era integrante de la comunidad, tenía una mentalidad abierta y tolerante, pero la situación la veía lejana, como algo que le pasaba al vecino, no a mí. Al descubrir su identidad, asumí la necesidad de involucrarme”, añade.
De esta manera, Edmundo no solo aceptó a su hijo, sino que sumió un rol activista. “Hay que ser ejemplo para la comunidad LGTBIQ+ que todavía está en el clóset para que puedan salir con toda tranquilidad y ser ejemplo para sus padres, y que así actúen con total tolerancia y empatía”, asevera.
Él mantiene la esperanza de que en el Perú se puedan “lograr las leyes que finalmente permitan a nuestros hijos y miembros de la comunidad LGTBIQ+ la igualdad de derechos que se merecen”. Recalca, asimismo, que “el amor vence todos los prejuicios”.