Desde que se inauguró la plaza de Acho en enero de 1766, en el distrito de Rímac, Lima, fue exclusiva para la corrida de toros. Según historiadores, los primeros espectáculos taurinos llegaron a América y al Perú con la conquista/invasión española.
Tuvo que pasar 254 años y llegar una pandemia mundial a nuestro país para que dejara de albergar toros y en su lugar acogiera a personas vulnerables, sin hogar.
El 31 de marzo de 2020, la Beneficencia de Lima y la Municipalidad de Lima inauguraron la Casa de todos, un albergue temporal durante la emergencia sanitaria por la COVID-19. Fue la Asociación Cultural Taurina del Perú la que rechazó la medida, al señalar que el coso taurino es patrimonio cultural y “las condiciones sanitarias del lugar no son adecuadas”.
Tras ello, denunciaron al alcalde Jorge Muñoz ante el Ministerio de Cultura.
Carlo Angeles, regidor municipal, manifestó que cuando se dio esta denuncia no solo fue contra el burgomaestre, sino contra toda la entidad municipal. “Estamos hablando de que esta era una acción solidaria frente a las poblaciones más vulnerables en medio de una emergencia mundial. Y el gremio taurino en ese momento se opuso a que se realice esa acción bajo un pretexto de que ‘el ruedo no podía ser utilizado como un albergue’”.
El Ministerio de Cultura no dio asidero a la denuncia. Para Angeles, esto ha sido un intento por intimidar a las autoridades de realizar debates respecto al cambio de rumbo de la plaza de Acho. “Este tipo de acciones sin ningún tipo de asidero legal, a mi criterio, han sido más una acción para intentar disuadir a los regidores de un debate que a todas luces era legal, y por lo cual se han caído sus denuncias y pedidos legales de los diversos gremios y personas que lo han impulsado”.
Además, el miércoles 23 de marzo el mismo gremio taurino fue el que calificó de “denigrante” que se planeara poner una placa de recuerdo de la Casa de todos en la plaza de Acho. Según Jorge Pérez, presidente del consejo directivo, esto es una burla para ellos, ya que consideran que el hecho de que la plaza haya sido usada para otro fin es una mancha en los 256 años de historia del coso.
Asimismo, consideran que el objetivo fue político y no humanitario: “Fue con fines políticos y para demostrar que Acho podría servir para otra cosa, no para lo que se ha hecho hace 256 años, que es para hacer corrida de toros. Entendemos que haya gente a la que no le guste, respetamos a quien no le guste, pero de ahí que de un momento a otro el alcalde de Lima haya hecho lo que haya hecho, de tener la idea brillante de utilizar la plaza de Acho, no estamos de acuerdo. No vengan a decir que lo hicieron por fines humanitarios”.
Carlo Angeles, quien se ha manifestado públicamente en contra de la corrida de toros, reafirma su posición y sostiene que, personalmente, le causa indignación la postura en general de los gremios taurinos. “No puede ser que ya empezando a retomar la normalidad no hayamos aprendido nada de solidaridad, en esta época tan difícil que le tocó vivir al país y al mundo en general. A mí, en lo personal, me causa indignación que una asociación califique de ‘denigrante’ que se coloque una placa conmemorativa de algo que en su momento fue un símbolo de esperanza en medio de la pandemia”.
En la Casa de Todos de la Plaza de Acho se brinda atención integral a todos los residentes. (Foto: Beneficencia de Lima)
En 2020, precisamente Carlo Angeles fue el regidor de Lima que inició el debate sobre el futuro de Acho y las corridas de toros. Desde entonces, señala que le empezaron a llegar mensajes de amenazas e insultos.
Esto aumentó cuando se aprobó el Acuerdo de Consejo n.° 288-2020, en el que se solicitaba que se declare de interés metropolitano que “los representantes de la Municipalidad Metropolitana de Lima, ante la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, establezcan ante su directorio lineamientos de gestión internos que garanticen que los convenios y contratos que impliquen la disposición de bienes inmuebles no puedan ser utilizados para espectáculos públicos donde se ejerza cualquier tipo de violencia contra los animales”.
Para el regidor, esta presión se da para que no prospere la idea de la plaza sin, lo que considera “a todas luces es un evento violento”.
Debido a este acuerdo, la Asociación Cultural Taurina del Perú denunció a la Municipalidad de Lima para vacar a los regidores. La vacancia se declaró improcedente; sin embargo, lograron que se aclare que esta sesión de concejo no aplicaba para la corrida de toros, como se había dicho ante los medios. Se recordó también que este tipo de actividad, al haber sido declarada de carácter cultural, se regula por una ley especial y no por la Ley de protección y bienestar animal.
Sin embargo, Angeles sostiene que es un importante paso para poner el tema en mesa.
La Beneficencia de Lima es propietaria de la plaza de Acho, por lo que la decisión de lo que pase o no en este lugar depende estrictamente del directorio formado por cinco personas.
En esa misma línea, “si la Ley de Beneficencias permite que estas destinen sus bienes para el cumplimiento de sus finalidades, y una de dichas finalidades es brindar protección a personas que se encuentran en situación de riesgo o vulnerabilidad, ¿alguien podría argumentar que lo hecho por la Beneficencia (con la Casa de todos) atenta contra la ley que la rige?”, expresa el abogado civil Alan Pasco Arauco.
De igual modo, al ser la plaza de Acho patrimonio cultural, las decisiones sobre lo que pase en esta deben pasar por el Ministerio de Cultura (Mincul).
Al inaugurarse la Casa de todos, la Asociación Cultural Taurina del Perú intentó por la vía administrativa del Mincul, y por la vía pública, mostrarse en contra “para influir en algo que no dependía de ellos, que era estrictamente potestad de la Beneficencia”, cuenta Carlo Angeles.
Añade que esto ha visto esto de manera reiterativa. “Los gremios taurinos en el Perú tratan de influir en las decisiones de la plaza de Acho y de muchos espacios donde se realizan corridas de toro cuando ellos no son los propietarios”, resalta.
Jorge Pérez, presidente de la Asociación Cultural Taurina del Perú, rechaza la premisa de que quieran influir en decisiones que se toman; sin embargo, no da su brazo a torcer respecto a que en la plaza de Acho debe seguir habiendo corrida de toros.
Primero debemos considerar que existen limitaciones de acuerdo a ley al ser considerada la plaza Acho patrimonio cultural. Por ello, “toda obra pública o privada de edificación nueva, remodelación, restauración, ampliación, refacción, acondicionamiento, demolición, puesta en valor o cualquier otra que involucre un bien inmueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación, requiere para su ejecución de la autorización del Ministerio de Cultura”.
Por ende, si se quisiera usar la plaza para otro fin totalmente distinto en el que se tuvieran que hacer remodelaciones, no bastaría con la decisión de Beneficencia, sino también del Ministerio de Cultura.
Sin embargo, la Municipalidad de Lima sí puede hacer algo en Beneficencia, a diferencia de en un ministerio. El regidor Angeles detalla que 3 de 5 representantes del directorio de Beneficencia son nombrados por el alcalde. En este caso, Jorge Muñoz. “La posición de estos 3 representantes, al ser mayoría, es determinante para las decisiones que tomen sobre los diferentes inmuebles que administran, incluida la plaza de Acho”, explica.
Al ser el burgomaestre quien los elige, está en cierta forma designando a quién podría votar o no para que Acho siga siendo una plaza de toros o cambie de rumbo. “Traslado al alcalde de Lima la responsabilidad de que Acho no vuelva a ser nunca más sede de un espectáculo lleno de violencia contra los animales porque esta decisión recae en los tres representantes que él ha designado”, enfatizó el regidor.
*La República trató de comunicarse con un representante de la Beneficencia, pero hasta el cierre de este informe no contestaron.