En La entrevista, Paola Ugaz conversó con Hugo Ñopo, investigador principal de Grade, sobre las dificultades que tendrán los profesores y estudiantes en este regreso a clases programado por el Ministerio de Educación (Minedu) para marzo del 2022 luego de dos años de clases online a raíz de la pandemia de la COVID-19.
¿Qué nos falta para regresar a clases?
Nos ha faltado la convicción de saber dónde está lo importante y esto está en nuestros niños, en el futuro del país, lo que estamos haciendo para ser una nación más próspera. Y cuando digo eso no solo me refiero a lo económico. Claro, la economía importa, pero hay cosas que trascienden eso.
Importan los conocimientos, pero también su desarrollo socioemocional para que podamos convivir bien. El bache que estamos teniendo va a pasar una factura muy grande, pero el problema es que esto no se ve en un corto plazo.
Aún no quedan claras las medidas del Minedu para el regreso a clases. ¿Crees que se pueda lograr?
La tarea está pendiente, está por desarrollar, pero hay que comprender que vivimos en un entorno incierto. La ‘incertidumbre’ es una palabra clave. Entonces, definir con precisión de cómo será esa vuelta a las aulas, los horarios, los protocolos probablemente no sea factible. Hay que ir avanzado y tanteando. Ese ensayo-error sí requiere una voluntad, la cual lleva dos años de retraso.
¿Que es inseguro frente a la COVID-19? Sí, lo es, pero hay que tomar riesgos porque, si no, no vamos a avanzar.
¿Cómo ayudar a los docentes?
Claro, cómo pensar en esos docentes con los que vamos a volver a las aulas este 2022, y quiénes son los docentes que necesitamos para la nueva normalidad para la década 2020-2030. Tenemos que abrirnos hacia a la posibilidad de que las clases como conocíamos antes no podrán seguir siendo; las clases tendrán que ser híbridas. El perfil del docente y el uso de las tecnologías van a tener que cambiar, van a tener que actualizarse y eso requiere un recambio generacional.
Nuestra profesión docente, lamentablemente, es una de las más maduras del país; es decir, el promedio de edad es altísimo: está por arriba de los 50. Un porcentaje muy importante de los profesores está cercano a la jubilación y ahí se abre esta ventana de oportunidad. Pensemos cuidadosamente en el recambio.
Ahora el docente tiene que ser un acompañante pedagógico, una persona que acompaña en las travesías de cada estudiante. Esa nueva concepción de la escuela tiene que discutirse.
Pero no se está pensando en el profesor pospandemia, pese a tener un presidente que es profesor.
No está pasando. Lo que sí está pasando es la priorización de la discusión sindical dentro del sistema educativo y eso es una pérdida de foco. Felizmente, esa norma técnica que firmó el exministro Gallardo tiene como punto número uno la centralidad del estudiante en el proceso pedagógico. Si ponemos en práctica es principio, muchas cosas deberían cambiar.
¿Cuán exigentes debemos ser con los estudiantes que han estado recibiendo este tipo de educación?
Esta pregunta es dificilísima. ¿Dónde se pone el nivel medio de una clase en este marzo 2022? En esa aula que imaginamos van a convivir estudiantes con desarrollos de habilidades muy heterogéneos. Algunos habrán podido avanzar en estos dos años, otros tal vez solo uno, pero otros se rezagaron. Un reto para el profesor será decidir para dónde dictar las clases, para dónde apuntar.
Si pone un nivel demasiado bajo, va a perder a los estudiantes que avanzaron. Si pone un nivel más elevado, perderá a los de atrás. Será difícil atender esta diversidad. Necesitará de otros docentes y del Ministerio de Educación mediante materiales, tecnología y estrategias.
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Esto va a requerir debates y consensos, pero vivimos un 2021 bastante polarizado. ¿Qué se puede hacer para encausarnos en el diálogo?
Es que nos toca comprender que ahí está nuestro futuro como nación. Tenemos que asumir con claridad y convicción que ese es nuestro problema.
A la larga vamos a regresar a clases, ¿qué retos tiene el nuevo ministro?
La primera tarea está clarísima, que es volver a las aulas. No voy a decir como sea, pero es casi volver por volver. Vamos a volver de manera imperfecta, el primer lunes de marzo surgirán errores, problemas, pero toca volver y comenzar a corregirlos. Por otro lado, hay que enrumbar la reforma magisterial, la carrera docentes, volverla prestigiosa y que atraiga a jóvenes talentosos.