Una iniciativa que nació de un niño por cuidar el medio ambiente, hoy es una disposición regional. Facundo M.M. de 10 años, hace dos años, logró que en su colegio Max Uhle de Arequipa se promueva no utilizar los forros de plástico en cuadernos ni libros, a partir de una carta que envió al director de su institución educativa. En la misiva comunica que dejaría de proteger sus materiales de trabajo con vinifán porque es plástico y se deposita en el fondo de los océanos envenenando a los peces.
Su propuesta tuvo eco y llegó hasta los oídos de las autoridades regionales del sector Educación-Arequipa que finalmente mediante la Directiva N°07-2020-GRA/GRE-DGP, en el ítem 8.5 de Disposiciones Complementarias, dispone: “…LA NO UTILIZACIÓN DE forros de plásticos en los cuadernos, portafolios, agenda, etc. en las IIEE, ni solicitar o utilizar materiales que vayan en perjuicio ambiental”. Si bien aún no hay muchos detalles sobre cómo se difundirá esta práctica en los colegios, es un gran avance.
Conversamos con Facundo, un niño que solo al hablar nos demuestra su gran sensibilidad por el medio ambiente. Él se enteró de esta buena noticia en diciembre del 2020, hecho que le llenó de felicidad. Siente que pudo aportar con un granito de arena a esta importante causa. “Me da mucha alegría que la Gerencia de Educación haya tomado mi propuesta. Esto me da una esperanza que no solo yo sino más personas puedan cambiar, pensar más en el medio ambiente y ayudarlo también”, señala.
Su madre Eliani Monti, cuenta que, en conversaciones en casa, Facundo se mostraba muy frustrado porque ve que hay muchos problemas a nivel ambiental que necesitan solución y que los adultos a veces no escuchan a los niños. Sin embargo, esta disposición regional es un soplo de esperanza de que las cosas pueden cambiar.
Ahora Facundo se proyecta a conseguir más. Dice que su próxima meta es que su iniciativa se vuelva una política nacional. Para ello, enviará un video al ministro de Educación hablándole del tema. “Yo le quiero pedir al ministro de Educación que siga el ejemplo de Arequipa, que tenga la iniciativa para que todos los niños en el Perú cuidemos el planeta”, señala.
Para Facundo, aún queda mucho por hacer y este tiempo alejado de la escuela por la pandemia, le hizo pensar nuevas maneras de continuar apoyando a la protección del ambiente, una vez que se pueda regresar a las clases presenciales.
Un día cuando caminaba cerca de su casa vio un árbol caído en el suelo, entonces decidió llamar al Serenazgo para que lo ayuden a recogerlo y volver a plantarlo. Ese episodio le hizo proponerse que un siguiente objetivo será impulsar el cuidado adecuado de las plantas y sembrar más de árboles en las instituciones educativas.
Facundo no es el único en su familia que realiza estas prácticas ecoamigables. Su hermana Josefina de 6 años también es promotora de un proyecto que empezó a fines del año pasado, luego que le dejaron una tarea en el colegio sobre acciones a favor del cuidado del planeta.
En un video mostró a su clase como realiza ecoladrillos, una forma de reciclaje que conoció en las vacaciones con sus abuelos en Argentina. Consiste en rellenar botellas con residuos de plástico, luego estos son utilizados en las construcciones como aislante acústico y antisísmico.
Su propuesta captó la atención de sus profesores que plantearon que todos los alumnos del nivel inicial del colegio realicen lo mismo. La institución educativa se contactó con la ONG Cecycap que se comprometió a asumir un piloto para mejorar la infraestructura de los puntos de acopio de recicladores en Arequipa utilizando estos ecoladrillos recolectados.
Todos los días al mediodía Josefina, con ayuda de su hermano Facundo, se dan un tiempo para reunir los plásticos y colocarlos en la botella, que después la llevan a los dos puntos de recolección designados.