Alexis Choque Sarmiento
Arequipa
“Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé”, es un verso del poema “Los Heraldos Negros” de César Vallejo, que a Dani Raúl Huisacayna Charca repite a menudo.
A sus 14 años, Daniko, como lo conocen en el centro poblado San Isidro en Camaná, le encanta la lectura. Por teléfono nos dice que le costó adaptarse a las primeras semanas de clases no presenciales. Hoy, ayuda a 10 niños de su barrio con sus tareas en el patio de su casa convertida en salón de clases.
Todo comenzó en abril pasado. Una vecina suya le pidió que ayude a su hijo con la tarea porque ella no sabía leer. “Así fueron pasándose la voz y comenzaron a venir más niños”, nos cuenta entre risas su madre Ninfa Charca.
El centro poblado de San Isidro está ubicado en el km 824 de la carretera Panamericana Sur, a 20 kilómetros de la ciudad de Camaná. Es una localidad en medio del arenal donde la señal de radio y TV es deficiente. Acceder al programa Aprendo en Casa del Ministerio de Educación, resulta casi imposible a los cientos de escolares.
Inquieto y soñador
La mamá de Daniko recuerda que siempre fue un niño extrovertido en el colegio. “Apenas terminaba de hacer algo, ya quería hacer otra cosa. Sus profesores le daban libros y poesías para que lea”.
Sus profesores recomendaron un psicólogo, sospechaban un cuadro de hiperactividad en él. “Fuimos hasta a tres psicólogos, pero nos dijeron que no tenía hiperactividad. Eso sí, advirtieron un coeficiente muy elevado”.
Las calificaciones de Daniko en el colegio no bajan de 16. Ha obtenido diplomas y le gusta participar en ferias de ciencias y actividades del colegio, logros que llenan de orgullo a su madre. “Siempre le ha gustado sobresalir. Mientras otros niños prefieren jugar a los videojuegos, él lee”, añade.
En febrero de este año, Dani postuló al Colegio de Alto Rendimiento (COAR) donde estudian escolares destacados.
Estaba entusiasmado por ingresar pero una operación a la vesícula a fines del año pasado truncó ese deseo.
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Escuela en casa
Dani nos cuenta que se levanta las 6 de la mañana, le gusta preparar el desayuno para su mamá y su hermanita Shani Aiko de 6 años.
A las ocho de la mañana se alista para contactarse con sus profesores vía WhatsApp. Cursa el tercer año de secundaria en la institución educativa Nº 40236 César Vallejo.
A las dos la tarde recibe a sus alumnos en casa. Todos van protegidos con mascarillas y protectores faciales y se desinfectan al ingresar y salir de la casa.
El párroco de la localidad al enterarse que Daniko ayudaba a sus vecinos con sus tareas, donó sillas y carpetas. También recibió apoyo del Club de Leones y el Rotary Club, quienes regalaron víveres y televisor.
Con plumones en mano, Daniko enseña a sus alumnos en una pequeña pizarra.
Aparte de ayudarles con sus tareas, Dani les imprime a cada uno de ellos sus separatas y ejercicios que tienen que descargar de la plataforma Aprendo en Casa. Para ello usa su computadora antigua y la impresora que su mama compró este año con un dinero que sacó de un préstamo bancario.
Dani no solo les ayuda en matemáticas u otros cursos comunes, sino también en educación física. Dos profesores se contactan con él para darles las indicaciones y él lo replica en sus alumnos. “Siempre me ha gustado ayudar a las personas, es como una retribución a la ayuda que también recibí en algún momento”, nos dice.
El adolescente ha pensado en ser ingeniero industrial. Nos cuenta que le gustaría tener su propia fábrica con la cual le gustaría ayudar de algún modo a su localidad, como darles agua potable una seria carencia que afronta este centro poblado con más de 400 familias.