Todo inició con Esperanza, una gallina inmunizada con anticuerpos contra el SARS-CoV-2, producidos de manera recombinante. Científicos del laboratorio Farvet y la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) se aventuraron en esta labor, una que ilusiona a todo un país y pondrá al Perú en la vista del mundo. La esperanza tiene nombre: los anticuerpos IgY, estos son desarrollados por gallinas inmunizadas contra el nuevo coronavirus y serán trasladados a las yemas de sus huevos.
En esta ocasión, se utilizarán vías no invasivas por razones de practicidad. Se escogieron 3 formas de aplicación: intranasal, intragástrica y subcutánea.
“Estamos optando por vías menos invasivas. Si bien es cierto, la vía intravenosa es más efectiva, no queremos optar por una vía invasiva, esto por temas de practicidad. Las vías intragástrica e intranasal son mucho más accesibles. También, estamos optando por la vía subcutánea, ya hemos hecho una prueba piloto en ratones y ha resultado efectiva”, indicó Yudith Cauna, bióloga de la UPCH e investigadora principal del proyecto.
Este proyecto estará dirigido a pacientes con síntomas leves o moderados, además también será de uso preventivo.
Una de las vías de suministro que se plantean para estos anticuerpos es la intranasal, que se utilizará de manera preventiva, prioritariamente para personas que se encuentren en riesgo de contraer la COVID-19, como el personal de salud.
“En cuanto a la vía intranasal, la estamos optando como una manera preventiva, sabemos que el virus, en este caso, tiene como primer mecanismo de ingreso las vías nasales. Entonces, nosotros también optamos por esta medida para que el IgY no solamente sirva como tratamiento para personas ya infectadas, sino también queremos llegar a personas que se encuentren laborando en situaciones de riesgo, personal de salud, por ejemplo”, comentó Cauna.
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Según Yudith Cauna, la vía intragástrica será la primera en distribuirse y su uso beneficiará a personas con síntomas leves o moderados. La vía subcutánea será dirigida al mismo grupo.
“La vía intragástrica es más práctica en su uso, es por eso que su distribución sería la primera en realizarse. La vía subcutánea consiste en administrar cualquier sustancia a través de la piel, que no necesariamente ingresa a zonas profundas de la epidermis”, explicó la bióloga.
Estos anticuerpos no se usarán en pacientes graves de COVID-19, pues creen que la denominada tormenta de citoquinas que se presenta en estas personas inhibirá la función de los anticuerpos.
“Esta es una observación que le agradecemos a Fondecyt. No podríamos arriesgarnos a dar un tratamiento de inmunización pasiva a pacientes con síntomas severos, por todos los mecanismos que se desarrollan en estos pacientes. Estos anticuerpos IgY podrían influir en el incremento de la severidad de la enfermedad. En los pacientes severos ocurre la llamada tormenta de citoquina y, esta respuesta inmunológica, podría inhibir e influenciar en la no actividad de estos anticuerpos IgY”, declaró la investigadora principal del proyecto.
Los ensayos en animales están en curso. Se están probando estos anticuerpos en ratones y conejos. Posteriormente se realizarán pruebas en cerdos, porque, aunque no sean propensos a adquirir el SARS-CoV-2, su organismo es parecido al del ser humano. Además, se está evaluando hacer pruebas en monos.
“Ya estamos trabajando con ratones y conejos, para evaluar las respuestas que vayan a recibir estos animales de la inoculación de los anticuerpos IgY. Si tenemos estas variantes podemos, tal vez, ajustar las dosis que estamos evaluando. También, nos permitirá observar si las respuestas en las distintas vías de inoculación son las mismas en todos los animales. El número de ratones y conejos es más o menos considerable. Esto para poder controlar y ajustar las variables que se tienen para el proyecto, y después ser implicadas en cerdos, quienes tienen un organismo parecido al humano. Adicionalmente, estamos evaluando realizar pruebas en monos. Los ensayos preclínicos tienen que ser bastante exhaustivo, y todavía estamos en eso”, expresó Yudith Cauna.
Se están realizando ensayos preclínicos en ratones y conejos. Posteriormente se realizarán pruebas en cerdos y, eventualmenye, monos.
Las pruebas en personas, si todo sale como se espera, se iniciarán en agosto. La duración de estos ensayos clínicos sería de 3 o 4 meses. Asimismo, Cauna comenta que contarán con 2 fases y cada una tendrá una prueba piloto previa.
“Dentro de cada fase hay una prueba piloto y una prueba que nos va a confirmar los resultados. La prueba piloto será para ver que los anticuerpos IgY no generen efectos adversos en los humanos, eso es lo principal. Lo más probable es que empecemos a inicios de agosto. Considerando que la prueba piloto durará un mes, tendríamos que considerar un mes más para determinar si en un grupo más amplio se repiten los resultados que esperamos conseguir. La fase dos se realizará de la misma forma, pero en pacientes con síntomas leves o moderados”, sostuvo.
Para Yudih Cauna, después de concluir con resultados positivos los ensayos clínicos, la producción a gran escala estará asegurada, y será prácticamente inmediata, pues Farvet cuenta con los equipos para esta labor.
“La producción de IgY no resulta tan complicada, es bastante práctica. La masificación se estaría dando ni bien tengamos resultados finales positivos. Farvet cuenta con los equipos para esta tarea”, manifestó.
El plazo que se ha puesto el equipo de científicos peruanos es de 6 meses. La ciencia hace tangible la esperanza.