José Salcedo
Cusco. Dos abuelos, un varón y una mujer, a quienes llamaremos con los nombres ficticios de Roberto y María, estuvieron internados en UCI y con ventilador mecánico, al borde de la muerte, durante tres y dos semanas, respectivamente. Equipo del hospital Contingencia consiguió salvarlos.
Roberto es un piurano de 68 años. Cuando se contagió con coronavirus sabía que su vida estaba en riesgo, porque estaba dentro del grupo de riesgo con comorbilidad: es un paciente diabético e hipertenso.
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Dejó Piura para atenderse en el hospital Antonio Lorena del Cusco, porque en su tierra natal era imposible conseguir camas disponibles para pacientes con el nuevo y letal coronavirus. Roberto ingresó gravísimo a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
En su organismo se había desarrollado un cóctel casi mortal de neumonía severa propia de la infección por COVID-19 y cetoacidosis diabética (descompensación), injuria cerebral por cardioembolia (disminución del flujo sanguíneo o hemorragia) y probable afectación neurológica por coronavirus. No solo eso. Roberto también presentaba cardiopatía hipertrófica y dilatada, que afecta al corazón porque se dificulta el bombeo de la sangre.
Roberto estuvo casi 4 semanas conectado a un ventilador mecánico. Ni él ni sus familiares perdieron la esperanza y la confianza en los profesionales del hospital de Contingencia. Luego mostró recuperación favorable y logró su compensación. 27 días después de estar hospitalizado puede decir que venció al virus y volvió a la vida.
A unos metros de Roberto también estuvo peleando con la muerte María. A sus 77 años salió victoriosa de UCI donde luchó por su vida -apoyada por médicos, enfermeras y técnicos-. La paciente cusqueña ingresó a UCI también con una mezcla de complicaciones que hacían presagiar lo peor. Había desarrollado neumonía severa y síndrome de señal de socorro respiratoria agudo (ARDS) por COVID-19, shock séptico y falla ventilatoria.
María está a punto de recibir el alta médica el miércoles. Estuvo conectada a un ventilador mecánico por dos semanas. María tiene cosas pendientes en la tierra y así dejó de depender el ventilador y superó el shock séptico. Aunque permanece internada está tranquila en un área para pacientes no críticos.
El jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos COVID-19 del hospital Contingencia-Antonio Lorena, Eduardo Castelo Tamayo, mostró su satisfacción porque los dos pacientes vencieron al virus a pesar de tener enfermedades preexistentes. “Le ganaron la batalla al COVID-19. Casos como estos hacen que amemos cada día más nuestra profesión. Para nosotros la vida está por encima de cualquier cosa, es nuestra responsabilidad”.
En tanto, el director ejecutivo del nosocomio, Abel Paucarmayta Tacuri, destacó el trabajo de los especialistas que han conseguido arrancarle a la muerte a cinco pacientes que estaba en UCI. “Cabe resaltar que nuestro hospital cuenta con 4 camas en UCI y 6 camas para hospitalización de pacientes no críticos. Ambos ambientes tienen el equipamiento necesario para la atención adecuada del paciente y la protección garantizada del personal de salud”, dijo Paucarmayta Tacuri.