Liubomir Fernández
Puno
Los pobladores de los Uros están abandonando sus islas para instalarse en tierra con el objetivo de hacer comercio. La falta de alimento e ingresos económicos los obligó a optar por otras actividades en la ciudad de Puno.
“Acá (a los Uros) no van a venir turistas por bastante tiempo. Mientras tanto, ¿qué vamos a hacer? Tenemos niños y ancianos que necesitan muchas cosas. Es terrible todo lo que estamos viviendo”, aseguró el isleño Antonio Vilca.
Vilca recordó que hasta hace dos semanas tenían la idea de que las cosas podían retornar a la normalidad. Pero tras asumir que la actual crisis está llevando a las personas a cambiar de actitud y optar por el ahorro antes que viajar, comenzaron a entender que tienen que incursionar en otros rubros. “Uno que otro tiene su pequeña tienda. Otros están comenzando a trabajar vendiendo verduras. Si no, morimos de hambre. Realmente todo ha cambiado”, aseguró.
En la isla habitan alrededor de 800 familias. Todos se dedican a la recepción de turistas. Las visitas les permitían vender sus productos de artesanía y tener ingresos económicos. “Muchos de nuestros trabajos lo estamos rematando a un costo menor de lo que realmente cuesta”, se quejó Vilca.
El panorama es similar en la isla de Taquile y Amantani, aunque la situación es más llevadera. A diferencia de los Uros, en estas dos islas de tierra la población ha decidido fortalecer la actividad agrícola. Tienen con qué alimentarse, pero no tienen ingresos económicos para acceder a otros servicios.
“No nos vamos a morir de hambre. Pero necesitamos dinero para pagar la educación de nuestros hijos que están fuera. Estamos preocupados porque ni siquiera estamos incluidos en varios programas del Gobierno, eso es lo más triste”, aseguró.
En la isla de Taquile la población ha decidido fortalecer la actividad agrícola. Tienen con qué alimentarse, pero no tienen ingresos económicos.
El economista Enrique Flores aseguró que el turismo se verá afectado no solo por las restricciones sanitarias, sino porque las personas cambiarán sus formas de vida. “La economía se contraerá porque las personas optarán más que nunca por ahorrar antes que gastar", dijo.
La isla de los Uros recibe un promedio de 90 mil turistas extranjeros al año. Su presencia significa para los isleños ingresos seguros porque les compraban artesanía que elaboraban en base a la totora, planta acuática del lago.
A las islas arriban más viajeros nacionales. Según la Dirección de Comercio Exterior, alrededor de cien mil peruanos llegan a pisar estos parajes. La mayoría son del sur del país y la capital.