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Sociedad

Ivon, una madre ambulante que luchan contra COVID-19 y el hambre 

Sale a diario a vender mascarillas y guantes; y cuando el temor la acecha, mira la foto de su niño -que padece autismo- y entonces sabe que debe seguir trabajando. Ella, como miles de madres, no recibió ningún tipo de ayuda del Gobierno.

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Ella, como miles de madres, no recibió ningún tipo de ayuda del Gobierno.

Desde hace 39 días, Ivon Canqui Coaquira (27) sale temprano de su hogar provista de su bolso y dos colgadores de ropa. En los ganchos coloca las decenas de mascarillas y guantes que ofrece al público en las colas de bancos o mercados del Cercado de Tacna.

Ivon es solo una de las miles de madres de familia que se dedica al comercio ambulatorio en Tacna. Como, cientos de mujeres se exponen al riesgo contagiarse con el coronavirus al tener contacto con gente desconocida para vender sus productos. Ella entiende el peligro al que se somete al salir a la calle pero cuando tiene temor o dudas, mira la foto de su hijo Mathías en su celular, toma aliento y sigue.

Mathías tiene seis años y fue diagnosticado con trastorno del espectro autista, que afecta el desarrollo de sus habilidades de comunicación, lenguaje y la interacción con otros. Mientras trabaja, Ivon deja a su niño al cuidado de su madre. Antes de la emergencia por el COVID-19, Ivon era ambulante y se apostaba de manera cotidiana en las afueras de las galerías de la avenida Bolognesi.

La madre de familia refiere que los primeros 15 días de cuarentena, estuvo en su casa, cumpliendo con el aislamiento de forma estricta. Pero el dinero se agotó y debía volver a las calles. Esta vez usando una mascarillas, guantes, el cabello recogido y desinfectando su calzado cada vez que llega a casa.

Madre de familia trabaja por su hijo Mathias.

“No fui beneficiada con ningún tipo de bono, ni canastas, ni subsidio (...) sí o sí tengo que salir a vender. Yo compro las mascarillas fabricadas con material notex. Los guantes más bien, su precio por caja ha subido, pero ya aunque sea se gana algo. Peor es quedarse en casa y no tener que comer”, relató la vendedora ambulante.