José Salcedo
Cusco
Ursula Ventura Bustinza y sus pequeñas hijas de 2 y 13 años estuvieron sobreviviendo en Lima desde el 23 de marzo. Viajaron de Cusco a conocer la capital peruana y el estado de emergencia impidió su retorno. Desde aquel día han vivido con el escaso dinero que tenían. Aguantaron el primer tramo del aislamiento, pero la primera ampliación de la cuarentena las dejó sin dinero para pagar un hospedaje o comida. Ursula buscó ayuda insistentemente de las autoridades cusqueñas. Nunca la recibió. “No nos han llamado y yo tengo dos niñas. Esto es injusto, no tenemos nada para comer. No tenemos nada”, contó Ursula mientras lloraba desesperadamente.
Freciano Farfán Rozas tuvo que ir a Lima a realizar trámites administrativos. La burocrática gestión demoró su retorno y empezó la cuarentena. Intentó volver al distrito de Oropesa en la provincia cusqueña de Quispicanchi, donde tiene su casa. “Nadie nos ayuda. Pido al gobernador regional Jean Paul Benavente y a los congresistas cusqueños que nos ayuden. Que le den la mano a la gente cusqueña”, reclamó.
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Ursula y Freciano, ante la desidia de las autoridades, eligieron el éxodo a pie. La misma idea nació en más de 200 cusqueños que huyen de Lima, del hambre, la carencia y el miedo al coronavirus. La tarde del miércoles se reunieron y emprendieron la caminata. Durmieron a la altura de la base naval y la brisa humedeció sus prendas. Ayer continuó la caminata con episodios de bloqueo de la Panamericana Sur en el distrito limeño de Lurín y el puente Atocongo.
El Ejecutivo nacional habilitó el traslado humanitario de personas a sus regiones de origen. Cada gobierno regional debe gestionar el traslado y el aislamiento de 14 días cuando estén en sus lugares de origen.
En Cusco, se inscribieron 16 mil cusqueños deseosos de volver. No obstante, los vuelos humanitarios solo atenderán a personas denominadas “vulnerables”. Es decir, ancianos, mujeres embarazadas, niños y enfermos. Pero hay gente en Lima que perdió su trabajo y no tiene cómo pagar vivienda ni comida. Ellos también son vulnerables.
El gobernador regional Jean Paul Benavente sostuvo que se atenderá todo lo posible, aunque será imposible rescatar a todos. “Haría falta decenas de vuelos y cada vuelo cuesta alrededor de 22 mil dólares”, refirió. Quizás el bono de 760 soles anunciado ayer por el presidente Martín Vizcarra detenga la huida de Lima de miles de peruanos.
A media mañana del jueves, retornaron a la ciudad del Cusco 372 adultos y 15 niños en dos vuelos pagados por la empresa minera Las Bambas. Esos aviones también trasladaron igual cantidad de ciudadanos de Lima. Los que retornaron tendrán que estar en un hotel durante 14 días para garantizar que no son portadores del virus. En los siguientes días se realizarán más vuelos y partirán buses de varias regiones hacia suelo cusqueño.