Roberth Orihuela Q.
Arequipa
Alejandro Céspedes es presidente nacional de la Cámara de Pequeños y Microempresarios (Pyme) del sector Curtiembre, Cuero y Calzado. La importancia de su cargo hace suponer que tiene un negocio con una ligera prosperidad. Pero él es dueño y único empleado de la curtiembre.
Céspedes es el retrato real de los dueños de las Pymes en el Perú. “Hasta el año pasado éramos 3 trabajadores en planilla, incluyéndome. Pero tuve que cerrar todo porque simplemente ya no hay mercado. Hasta antes de la emergencia yo mismo hacía todo”, cuenta este microempresario.
La condición de Céspedes lo haría beneficiario del programa Reactiva Perú, creado por el gobierno nacional para “reactivar la economía” luego de la emergencia. Se planea dar en préstamos, para eso se reservó S/ 30 mil millones. Sin embargo, no todos son beneficiarios.
Al no tener trabajadores en planilla, no haber declarado formalmente sus ingresos y egresos ante la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat), y mantener una deuda bancaria, Céspedes está totalmente fuera del programa.
¿Qué hará? “No sé. Tenemos que ver la forma de que el gobierno piense en nosotros. Porque nuestra caída no es solo por el estado de emergencia. Viene de mucho antes”, cuenta Céspedes.
Revela que hace algunos años ingresa un cuero sintético de China. Este es más barato pero a la vez de menor calidad. Aún así, ha invadido el mercado, dejando a las curtiembres y a los pequeños zapateros casi en la ruina. En Arequipa hay al menos 1 500 microempresarios con el mismo problema que Céspedes. El estado de emergencia solo les está dando el tiro de gracia.
De igual forma que Céspedes, el negocio de Wilber Mamani, representante del sector de metalmecánica, podría irse a pique. Este pequeño empresario brindaba servicios a empresas mineras, pero al haberse paralizado todo, tuvo que enviar a sus trabajadores a casa. Aún así, debe pagarles a los que aún están en planilla.
“Estamos sacando de lo ahorrado, porque no tenemos nada de ingresos. Hacemos el esfuerzo de pagar a los que teníamos en recibos por honorarios, pero no creo que podamos resistir más”, cuenta Mamani.
El pedido de este pequeño empresario, al igual que el resto del gremio de las Pymes, es que el gobierno los considere para reactivar sus actividades. “Lo principal es el financiamiento. Pero también necesitamos mercado y clientes. De nada serviría que nos pongamos a producir si no hay un mercado donde vender bien para no quebrar”, señala. Solo algunos pequeños empresarios mantienen el equilibrio. Es el caso de la empresa de servicios de alimentos de Germán Zavala. Este subsiste gracias a que mantienen contrato con un hospital y una empresa que sigue laborando en la emergencia. “Estamos prácticamente arañando la olla para no quebrar. Queremos cumplir con nuestros trabajadores”, cuenta Zavala.
Este pequeño empresario tiene 20 empleados, varios de un restaurante que tuvo que cerrar por la emergencia. Y a pesar de que ha perdido varios contratos con otras empresas, sigue luchando por sobrevivir.
Con los ingresos que le generan sus dos únicos clientes, apenas puede cubrir la planilla. Los trabajadores se han diversificado para no perder sus empleos. Algunos hacen teletrabajo y otros apoyan en bioseguridad.
“No sé qué vamos a hacer si el estado de emergencia continúa. Ya tuve que cerrar el restaurante. Si el gobierno no nos da un apoyo para emerger, corremos el riesgo de quebrar. Tenemos préstamos que pagar luego de la emergencia”, señala el pequeño empresario.
El caso de Zavala es uno de los más alentadores, si pudiéramos decirlo así. Pero sigue siendo parte del universo del 87% de Pymes que podrían cerrar si el gobierno no les da la mano.
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¿Por qué las Pymes siguen en la informalidad? El pequeño empresario Germán Zavala explica la situación de muchos de sus compañeros. Señala que es el mismo gobierno el que desalienta la formalidad aún en estos momentos.
“Por ejemplo, muchos no sacan RUC porque hacerlo implica tener contador y tener todo al día. Incluso si te retrasas un poco en las declaraciones, te sancionan. Y esa sanción va al registro. Si tienes esa mancha, ya empiezan las dificultades. Algunos nos ponemos al día pero luego nos buscan otros motivos para mantenernos. Por eso la mayoría tiene RUS (de empresa persona) porque no es tan exigente. Pero al tener RUS también se reducen muchas posibilidades de crecimiento financiero”, explica Zavala.