Una gran parte de la población acata el estado de emergencia por 15 días y el aislamiento social obligatorio, mientras otros se resisten a suspender voluntariamente sus actividades y evitar el contagio de la pandemia del coronavirus.
Calles y lugares desconocidos
Esta situación es visible en las principales calles y avenidas del centro histórico de la Capital de la Amistad, en la región Lambayeque, donde poco antes de las 8 de la noche de hoy varios policías vigilaban el cumplimiento del tercer día de estado de emergencia decreto por el Ejecutivo.
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La República constató que los pocos vehículos particulares que circulaban fueron intervenidos por los agentes del orden, quienes están desplegados en la mayoría de avenidas y calles de la capital, e incluso en inmediaciones de algunos parques.
Supermercados y restaurantes completamente cerrados. Tiendas comerciales y ambulantes se han sumado a esta medida. Lugares icónicos de Chiclayo, como el pasaje Artemia Woyke, considerada una galería para comprar accesorios originales creadas por artistas de la ciudad, transmite una tendencia que va más allá de la joyeria urbana y llega a medir, por ahora, que tanto estamos comprometidos para evitar la expansión del Covid- 19.
Los locales grandes tampoco han tenido opción. Es el caso de un conocido establecimiento comercial, ubicado en el ex hotel Royal, cuyo aforo que siempre rebasa el límite no se hace extrañar por la vislumbrante arquitectura de una edificación republicana construida a inicio del siglo XX.
“Estamos empezado un largo camino, hay gente que se rehúsa a acatar el aislamiento, pero es una medida necesaria. Algo positivo es ver lo hermoso que es Chiclayo, y lo que debemos hacer por mejorarlo”, dice a este diario una policía, mientras bebe un café proporcionado por un ciudadano.
En principio se ha previsto una interrupción de 15 días, es decir, de dos semanas. Pero pese a que recién van tres días de cuarentena, se han visto casos poco frecuentes como el observar las avenidas Balta y Bolognesi completamente limpias, y escuchar el canto de las aves al unísono.
“Desde hace dos días que ya no tengo problemas por recoger envolturas o papeles en la puerta de mi casa. Debemos reflexionar acerca de lo civilizado que somos como chiclayanos”, dice Pedro Galindo cuando regresa a su vieja casa luego de comprar una bolsa de pan.
Una situación similar se observa en la concurrida plazuela Elías Aguirre, donde la estatua del marino lambayecano y héroe de la Guerra del Pacífico, también destaca por la forzada ausencia de sus asiduos visitantes.