Katty Ríos Alfaro le tenía terror a su exesposo Eduard Ramos Chuquimantari. Por eso había decidido separarse y pedirle que se fuera de la casa que compartían en La Merced.
Pero eso no bastó: él la asesinó a balazos en una feria navideña y ahora es uno de los hombres más buscados en la selva central del país.
Katty y Eduard se casaron en el 2006 y convivieron 13 años al lado de sus cuatros hijos hasta que el vínculo se terminó.
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En un principio, Eduard era atento, pero después empezó a tener actitudes que a Katty le resultaban extrañas. Era celoso, hacía preguntas insistentes y hasta la humillaba. Ella callaba por vergüenza y por temor.
“Yo no sabía nada. Este año me dijo ‘mamá, mi esposo me amenaza de muerte. Mamá, he ido a la Policía y no me hacen caso. Me dicen eres una ociosa, no habrás cocinado, no habrás lavado, por eso tu marido te pega’”, recuerda la madre de Katty, Julia Alfaro Meza.
Una denuncia por violencia psicológica registrada el 28 de agosto del 2018 y medidas de protección ordenadas por el Juzgado de Familia de Chanchamayo prueban el esfuerzo que hizo Katty por hallar seguridad.
Eduard trabajaba como vigilante particular, aun cuando tenía su licencia para portar armas vencida.
Las peleas eran constantes hasta que un día Eduard Ramos cruzó la línea de las palabras y la golpeó delante de sus hijos.
Eso fue suficiente para que Katty decidiera terminar todo. Él no pensaba igual.
A partir de este hecho ocurrido en noviembre, él comenzó un constante hostigamiento.
El jueves Katty viajó a Huancayo para comprar mercadería, y dejó su negocio de juguetes a su hija de 12 años.
Al enterarse de que volvía de esa ciudad, Ramos Chuquimantari la esperó en el terminal terrestre de La Merced y la siguió hasta su puesto, en una feria navideña, y le disparó en la cabeza; luego huyó.
“Katty estaba prohibida de usar teléfonos celulares y menos de emplear redes sociales”, cuenta una amiga de la Asociación Capelinos. Katty pertenecía a la promoción 99-F.
“Ella se quejaba de la inoperancia de las instituciones involucradas en su caso. Vivía bajo un constate estrés, porque sabía que su exesposo era capaz de hacerle daño. No se equivocó”, agrega la amiga.
Ayer, los vecinos de La Merced exigieron a las autoridades policiales intensificar la búsqueda de Eduard Ramos.
El comandante general de la PNP, José Lavalle, aseguró que en este momento el presunto feminicida es uno de los más buscados en esa parte del país.
Y mientras los restos de Katty Ríos son velados en la vivienda de su madre, en La Merced, en Lima, el colectivo ‘Familias unidas por justicia: Ni una asesinada más’ realizó un plantón frente a la comisaría de San Cayetano, en El Agustino, para exigir justicia por Jéssica Tejeda y sus tres hijos, quienes murieron a manos de Juan Huaripata Rojas.
La iniciativa también busca reclamar políticas públicas para la protección de todas las mujeres del país, exigir apoyo económico para los deudos y mover a los ciudadanos como veedores de la justicia.
Los asistentes llegaron a la dependencia policial con pancartas, velas y flores. También con prendas blancas manchadas con tinta roja.
¿Por qué allí? Porque policías de esa unidad se mostraron indiferentes frente a los pedidos de auxilio que hicieron los vecinos que intentaban salvar a Jéssica Tejeda y sus hijos.
“La Policía es la primera instancia a la que acuden las mujeres violentadas, pero allí encuentran indiferencia”, dice Sandi Evangelista, integrante del colectivo que lucha por hallar apoyo para los huérfanos que dejan los feminicidios.
Con la muerte de Jéssica Tejeda (Lima), Martina Cruz (La Libertad), María Alvarado (San Martín) y Katty Alfaro (Junín), la cifra de feminicidios llega a 166, la cifra más alta en 10 años.
Tentativa. La Policía detuvo en El Agustino a Luis Rojas Meza (29) luego de que intentara asesinar a su pareja Susan Porro Núñez (24).
Antecedentes. El agresor tiene denuncias por violencia contra Flora Congache, contra el patrimonio y la administración pública.