A pesar de los fallos en las conexiones eléctricas que presentaba el establecimiento de McDonald’s de Pueblo Libre, dos jóvenes trabajadores de 18 años tuvieron que trapear el piso sin los elementos de protección necesarios, como guantes y botas, que son vitales para resguardar su integridad, constató la Policía Nacional del Perú (PNP). Fue esta negligencia la que desencadenó la muerte de ambos.
Ante la trágica situación que provocó la pérdida de los estudiantes y enamorados Carlos Campos Zapata y Alexandra Porras Inga, la Defensoría del Pueblo se pronunció para señalar que en este caso hubo “evidentes incumplimientos a la seguridad y salud en el trabajo cometidos por la empresa McDonald’s”, por lo que exigen una “investigación y sanción ejemplar”.
También señalaron que manifiestan pesar por la muerte de los jóvenes y que brindarán “el apoyo que requieran las familias en estos momentos para hacer valer sus derechos”.
Actualmente, la Adjuntía de Administración Pública de la Defensoría del Pueblo es la que ve el caso, al igual que la oficina de Lima, por tratarse de una situación que involucra aspectos laborales.
La abogada de los familiares de Alexandra Porras señaló a RPP que tiene fotos y videos en los que se observa la existencia de cables expuestos en el establecimiento de Pueblo Libre.
Además, denunció que a otros trabajadores se les pidió que no brinden ningún tipo de información. “Incluso a uno le dijeron que diga que hubo una explosión de cocina a gas, pero en aquel establecimiento no trabajan con cocina a gas”.
Los familiares también indicaron que McDonald’s se demoró en comunicarles el fallecimiento de los jóvenes.
“Nos enteremos que el hecho ocurrió a las 6:30 de la mañana, pero recién a las 9 nos comunicaron lo que pasó. Nos dicen una cosa (que se electrocutaron) que no cuadra con lo que la Policía ha encontrado. Queremos saber qué pasó”, aseveró Sara Rodríguez, tía de Alexandra.
A pesar de pertenecer al sistema ‘formal’ de trabajo, ambas víctimas laboraban en turnos de 12 horas, desde las 7 de la noche hasta las 7 de la mañana. Una clara muestra de atropello a sus derechos como trabajadores de la empresa, que se negó a brindar declaraciones a pesar de la gravedad del caso.
Ellos querían trabajar para pagar sus estudios y progresar, pero la precariedad laboral frenó sus sueños y cobró sus vidas.