Elmer Mamani
La novela de Héctor Abad Faciolince sigue quebrando en llanto y conmoviendo a miles. Un nutrido grupo de lectores le agradeció que la escribiera a la salida del Teatro Municipal de Arequipa. La historia de El olvido que seremos está basada en el asesinato de su padre, Héctor Abad Gómez, un médico activista acribillado por paramilitares en Colombia al reclamar la desaparición de sus compatriotas. El autor explica que esta obra es como Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, cada vez que se abre el libro uno sabe cómo termina. “Todas las historias conducen a la muerte”, sentencia.
Si bien pasó más de una década de su publicación (2006), aquel libro lo arrastra. Hace poco estuvo en las grabaciones de la película basada en el libro y dirigida por Fernando Trueba, hace poco su hija, Daniela Abad, estrenó el documental Carta a una sombra, de la vida del abuelo. “Yo espero que las obras que me queden por escribir no giren alrededor de eso, que sean una espiral que me alejen. No por el olvido, sino por la necesidad de seguir adelante. (...) De alguna manera, es como un pantano del que es difícil salir, pero no es un mal pantano”.
En su presentación en el marco del Hay Festival, Abad confesó que antes de ser novela, El olvido que seremos fue un poema, un género que abandonó por el suicidio a punta de un escopetazo de un amigo cercano. En los versos que leyó frente a los asistentes contó cómo su familia y él no aceptaban la muerte de su padre, ni creían que el traje que les entregaron aquel agosto de 1987 tuviera su sangre. Una de las seis balas que le quitaron la vida quedó incrustada en el forro del cuello. Pudieron quedársela, pero no lo hicieron. Aparte de toparse con una lista de muerte con su nombre, encontraron un poema escrito en uno de sus bolsillos: Ya somos el olvido que seremos. Y es verdad, a veces lo olvidamos, yo lo voy a recordar el día que me muera.
Para Abad, el tema del padre asesinado en la literatura es como una hermandad. “Si te fijas, al papá de (Juan) Rulfo, al de (Vladimir) Nabokov, al de Alfonso Reyes, los asesinaron. (…) Algún día voy a escribir un ensayo de esta especie de cofradía de los que muchos nos refugiamos en la escritura”.
Si bien Abad habla del hombre que “trató de ser uno bueno en la vida”, también tiene presente la otra cara de las familias latinoamericanas. A la memoria le viene un episodio reciente de Colombia en donde lamentablemente murieron 8 niños en un ataque terrorista. El también autor de La oculta, lamenta que los padres no supieran ni la edad, ni el nombre de sus hijos cuando les preguntaron. “Uno de los dramas de América Latina es muchas veces la ausencia del padre. (…) Hay una cantidad de madres solteras en los barrios, una cantidad de niños que no pueden vivir su infancia en los pueblos. Si conocen al padre es ocasional, es violento, muchas veces borracho”, cuenta.
En el campo literario, menciona el caso del literato peruano Mario Vargas Llosa, abandonado por su hosco padre en un momento, y tratado muy mal a su regreso. “No sé qué le pase al hombre, al macho latinoamericano, que nos comportamos como fecundadores que abandonan a sus crías como animales muy salvajes”.
Dentro de poco, Héctor Abad publicará Lo que fue presente, un libro que compila sus diarios durante 20 años. Hubiera querido presentarlo en el Hay, pero no se pudo. Explicó que narra desde sus avatares económicos siendo padre de familia primerizo, hasta incluso los días en que perdió a su progenitor.
En un momento de su presentación, el escritor recuerda que dentro de algunos años, cumplirá la edad en que murió su padre. Para el documental que filmó su hija se rescataron grabaciones de su voz. “Yo no los oigo, es muy doloroso la voz de una persona muerta. Prefiero tener su voz interior”, confiesa.
Programa Sabado 9 Hay Festiva