Actividades tan comunes como vestirse o comer pasaron al camino del olvido para los pacientes con Alzheimer. Ellos no recuerdan los rostros ni los nombres de los seres que una vez amaron. Una de cada 3 personas mayores de 80 años tiene esta enfermedad neurodegenerativa.
Es decir, el 6,9% a partir de los 65 años de la población adulta mayor de Lima y Callao puede comenzar a padecer esta enfermedad y cada cuatro años la prevalencia se duplica. Así lo indica Sonia Zevallos, médico psiquiatra de la Dirección de Adultos y Adultos Mayores del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”.
La especialista señala que la enfermedad de Alzheimer corresponde al 80% del total de las demencias. Y el sedentarismo es un factor de riesgo porque el ejercicio constante contribuye a la neuroplasticidad.
La edad frecuente de inicio es a partir de los 65 años y las mujeres son las más afectadas con esta enfermedad.
“Hay varias causas por lo que el género femenino es el más afectado: la mujer en su etapa fértil está protegida por las hormonas femeninas. Pero esta protección se termina cuando inicia la etapa de la menopausia y es ahí donde comienzan a presentarse los síntomas. Otra causa es que las mujeres suelen ser longevas que los hombres", señala la médica psiquiatra.
Es un síndrome que afecta principalmente la memoria además de otras funciones cognitivas como: el lenguaje, el raciocinio, dificultad para ejecutar diversas actividades como vestirse o comer. Generalmente hay un cambio de ser de la persona, por ejemplo si la persona era agresiva o demandante su carácter cambia una forma más pasiva.
Ante una situación de sospecha de que algún familiar presente algunos síntomas es necesario acudir a un especialista para que se le pueda desarrollar los exámenes para iniciar un taller de psicoeducación, el cual ayudará y enseñará al familiar del paciente a saber más de la enfermedad, cómo pueden ayudar, y comience una medicación.
“Si bien la enfermedad no tiene cura el hecho que la medicación comience lo más precozmente va a ocasionar que la persona tenga una mejor calidad de vida favoreciendo su autonomía en sus actividades diarias pese el curso natural de la enfermedad” manifestó la especialista.
Las personas mayores deben seguir hábitos de vida saludable que incluyen una dieta a base de pescado que tiene más omega 3, evitar las grasas polisaturadas, incrementar la cantidad de verduras y frutos secos en la dieta, además de realizar ejercicios físicos por lo menos 20 a 40 minutos.
PUEDES VER: Pfizer tenía indicios de que unos de sus fármacos podría prevenir el alzheimer ¿Por qué lo ocultó?
También es recomendable practicar nuevas habilidades lúdicas como aprender un idioma nuevo, tocar un instrumento, aprender a usar el celular. No dejar los hábitos de lectura, resolver crucigramas, pupliletras, juegos de mesas o de carta los que nos ayuda a sumar favoreciendo que el cerebro se mantenga en actividad.
Mientras la persona tenga un mayor grado de educación va estar más protegida porque desarrollará más conexiones que son protectores frente a esta enfermedad.
El sedentarismo es un factor de riesgo para la enfermedad. Por ello, el ejercicio diario es un protector porque incrementa neuroplasticidad. Se incrementan nuevos circuitos cerebrales constituyéndose en un factor neuroprotector.
Indicó por ejemplo, que los abuelos que crían nietos le implica un reto para ellos exigiéndoles mantener más actividad física y un mejor estado de ánimo. Tienen un mayor soporte social que previene la depresión que es un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer la que debe ser tratada lo más pronto posible.