Eduardo Ugarte y Chocano
Periodista
Mañana se inicia el paro regional indefinido contra la mina Tía María -sin los transportistas que “tienen deudas que pagar”-, causando zozobra por la pérdida de dinero que significa, manifiesta en comunicados como los de la Cámara de Comercio e Industria (CCIA) y el Terminal Internacional del Sur S.A. (TISUR), este último con los accesos bloqueados que impiden el ingreso de mercadería, colaboradores y usuarios intermedios y finales.
Este paro ha sido alentado por el incumplimiento del presidente Martín Vizcarra de resolver en siete días -ya cumplidos- el pedido de anulación de la licencia a la mina y el anuncio, del ministro de Energía y Minas, de que la respuesta demoraría entre 30 y 60 días, así como no haber llegado al valle de Tambo para instalar la mesa de diálogo. Hasta aquí los hechos que motivan el paro, y desde aquí el temor al tiempo que podría prolongarse, afectando la tranquilidad ciudadana y la celebración del aniversario de Arequipa.
PUEDES VER: Para evitar errores
Autoridades universitarias, el arzobispo y el alcalde provincial -este fue el primero- se ofrecieron a mediar en el conflicto; de todos ellos, solo el alcalde Omar Candia ha obtenido respuesta y tiene una cita para mañana con el presidente Vizcarra para encontrar una solución y detener la medida de protesta y evitar las pérdidas millonarias. Hacia este fin, ¿qué propondrá el alcalde?
Pedir la anulación de la licencia a la mina ya tiene respuesta negativa por estar en un trámite legal (salvo que este concluya en dos días), y el presidente no puede ir contra el Estado de Derecho, a pesar de que se habla de irregularidades no resueltas al obtenerla. Solo le quedan dos caminos a nuestro alcalde: Exigir que el propio presidente instale la mesa de diálogo, o pedirle que lidere el pedido a la Southern para que postergue sus pretensiones en la explotación de Tía María y La Tapada, en base a señales que dio de que no iniciaría ningún trabajo si no obtenía la licencia social, cuya negativa difícilmente se levantará mientras se mantenga la actitud de ambos lados, especialmente la del gobierno de no instalar la tantas veces anunciada mesa de diálogo. El segundo camino ayudaría a limpiar la imagen de la minera, demostrando que sí quiere trabajar amablemente y con respeto a los pobladores y su valle.