Virgen del Carmen: La fe hecha danza [VIDEOS]

José Víctor Salcedo

Cusco. Es 16 de julio en Paucartambo. El sol asomó recién a las 9:30 horas. Amaneció con una persistente llovizna, como pocas veces. Soplaban vientos leves pero helados desde todas las direcciones, el cielo estaba cubierto de nubes preñadas de aguacero y la temperatura era de cero grados.

Sin embargo, la fe en la Virgen del Carmen, cariñosa y masivamente bautizada como Mamacha del Carmen, hervía como cada año en el pequeño pueblo. Así empezó el día central de la fiesta.

Fe en el baile

Jorge Luis Álvarez Valencia no pegó los ojos toda la noche y tampoco sintió frío. Estaba ansioso por ver a la Virgen. “La fe en la Mamacha del Carmen es superior a todo”, dice.

Lleva 32 años bailando, 25 de los cuales fueron como majeño, representación de los comerciantes que venían de Majes a Paucartambo a vender licores. Antes danzó en la comparsa Chucchu, en la que se caricaturiza a la enfermedad del paludismo.

“He venido cada año desde el lugar en donde me encontrara. Ahora soy autoridad (subprefecto) y vivo con más intensidad mi fe”, confiesa Jorge Luis.

Los majeños representan a los arrieros comerciantes de Majes (Arequipa), que llegaban con aguardiente y, en las danzas y la fiesta, aparecen borrachos con botellas de vino o cerveza en la mano.

La danza ostenta un gran prestigio desde tiempos pretéritos. Se dice que estuvo integrada por hacendados y, luego, por los hijos de estos. Hay allí un orgullo de gamonales.

Centro de religiosidad

Paucartambo está a casi tres mil metros de altitud, entre cumbres y hermosos paisajes serranos. Además, puede decirse que es la puerta de entrada a la Amazonía. Se encuentra a 110 kilómetros de la ciudad de Cusco y se necesitan casi tres horas para cubrir el recorrido.

Siglos atrás fue un importante lugar de intercambio de productos. Los españoles y los mestizos, así como hacendados y trabajadores de la tierra, recibieron a la Virgen enviada desde España en el siglo XVII, con bastante fe.

Danza de demonios

Germán Peralta Pilares (62) tenía 18 años la primera vez que bailó para la Mamacha del Carmen. Era un día caluroso de 1975. El sol reinaba en el cielo pintado de azul y el calor brotaba seco y vibrante de la tierra. Los tiempos han cambiado, ahora llueve. No obstante, su fe en la Virgen se mantiene inquebrantable.

Empezó a los 18 años como danzante de la comparsa Saqras. Cuarenta y cuatro años después, se ha convertido en el caporal, el jefe que dirige a los danzantes del grupo durante las fiestas. “No he faltado un solo año. Adoro a la Mamita y bailo cada año”, dice.

Los saqras son los que traicionaron los valores de la religión, es decir, aquellos ángeles que se rebelaron y se convirtieron en diablos, los que descendieron al infierno. Los saqras aparecen con la intención —siempre fallida— de tentar a la Virgen del Carmen y a sus fieles devotos con los pícaros pasos de los bailarines. Cuando bailan, muestran su respeto hacia la Virgen, porque ninguno de los danzantes trata siquiera de mirar a los ojos a la Mamacha. En sus garras caen algunos fieles, pero jamás la Virgen.

Fiesta de tres días

La fiesta llega a su máxima expresión entre el 15 y 17 de julio.

El 15 es la Víspera. La Entrada, el Cera Apaykuy y el Baile Popular son los actos principales. La Entrada consiste en el saludo a la Virgen de los distintos grupos o comparsas.

El segundo día, 16 de julio, es el más importante. Empieza con la misa central, a la que asisten miles de fieles y todas las comparsas con sus danzantes y músicos. Después de la misa, cada comparsa ejecuta sus danzas y la reconstrucción de los oficios y profesiones que representan.

El tercer día, 17 de julio, se realiza la visita al cementerio para rendir homenaje a los danzarines y protectores fallecidos; así como la procesión por el puente Carlos III para la bendición de la Mamacha del Carmen a los cuatro puntos cardinales.