Liz Ferrer Rivera
La comerciante Hilda llevó ayer dos cajas de frutas a las puertas del Consulado General de Chile para donarlas a niños y adultos venezolanos. Desde el sábado pasado, Chile dispuso que solo ingresarían a su territorio ciudadanos venezolanos que obtuvieran la visa. Este cambio provocó que cientos de ellos se vean obligados a permanecer en Tacna para tramitar sus visas.
Hilda es una de las peruanas que se ha solidarizado con los viajeros foráneos, a quienes el requisito de la visa los tomó por sorpresa y sin dinero para sustentarse en Tacna. Muchos duermen en albergues de las parroquias, instalaciones deportivas, el terminal nacional o las puertas del consulado.
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Dos familias tacneñas llevaron ayer de forma voluntaria cerca de 250 almuerzos. Por su parte, la Iglesia metodista pentecostal entregó agua, gaseosas y refrescos. El pastor de esta congregación, Froilán Cortez, de nacionalidad chilena, señaló que los donativos provienen de templos de varios países. “Ayudamos a familias peruanas, chilenas y a todo aquel que lo necesite, no distinguimos nacionalidad”, comentó.
La Cruz Roja instaló una carpa para la atención médica de niños y adultos al frente del consulado. El presidente de esta organización en Tacna, Wilder Montero, detalló que atendieron el último viernes a 150 personas, la mayoría de ellas eran niños con problemas respiratorios.
El obispo de la Diócesis de Tacna y Moquegua, Marco Antonio Cortez Lara, comentó que varias parroquias dan albergue por las noches a las familias venezolanas y, en ocasiones, desayunos y cenas. Lamentó las expresiones de xenofobia en las redes sociales por la llegada de los extranjeros.
El obispo teme que la crisis humanitaria que se aprecia en Tacna se agrave si la mayoría de los viajeros no obtienen las anheladas visas. Invocó a los Gobiernos de Colombia, Ecuador, Perú y Chile a buscar una solución, ya que son los países de ruta para la migración venezolana.