El general del Ejército en situación de retiro Gustavo Bobbio Rosas estuvo junto con el expresidente Pedro Castillo hasta el último minuo del discurso en el que dispuso la disolución del Congreso. Su presencia desató especulaciones de que había sido el “cerebro” del golpe de Estado del miércoles 7 de diciembre, porque Castillo lo había designado ministro de Defensa un día antes, el miércoles 6 de diciembre.
Incluso circuló la versión entre los propios militares de que mintió a Castillo cuando le dijo que había garantizado el respaldo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Ejército, y que con esa seguridad el exjefe de Estado precipitó la ruptura del orden constitucional. Gustavo Bobbio le ha dicho a La República que no organizó ningún respaldo de las instituciones militares y que los altos mandos, así como él, no sabían absolutamente nada de la decisión de Pedro Castillo.
“El lunes (5 de diciembre) me llama Aníbal Torres y me pide que vaya a verlo inmediatamente y me pregunta si estaba dispuesto a hacerme cargo del Ministerio de Defensa. Yo le mencioné que ya habían otros rumores y me respondió: ‘Déjese de tonterías, yo le estoy preguntando si está dispuesto’. Le dije que sí estoy dispuesto. Luego ingresaron Pedro Castillo con Betsy Chávez y me repitieron si estaba dispuesto. Y les contesté que sí, siempre y cuando sigamos la Constitución y las leyes y la gobernabilidad. Aceptaron mis condiciones acepté y me dijeron que en unas horas juramentaba. Todo eso fue el lunes”, relató Bobbio.
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El martes 6 de noviembre asumió funciones y encontró un caos en el Ministerio de Defensa.
“Encontré 20 asesores, lo que me pareció una tiradera total. Yo llevé a dos: una auditora de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para que viera la parte económica y no se me escapara un sol, y el otro era el número uno de mi promoción que se retiró de comandante en el gobierno de Alberto Fujimori por no aguantar la corrupción. Fui con ellos como viceministros”, indicó Bobbio, quien dejó la jefatura de asesores de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), para aceptar el Ministerio de Defensa.
“(El mismo martes 6 de diciembre) también me junté con el jefe del Comando Conjunto (genereal Manuel Gómez de la Torre) y los tres comandantes generales) y les dije que debemos velar por la gobernabilidad, la Constitución y las leyes. Nadie habla de golpe porque no soy golpista. Por el contrario, entré al Ministerio de Defensa para evitar que entre alguien que pudiera propiciar un acto no institucional. También les dije que al día siguiente (miércoles 7) en la mañana expusieran sus planes”, narró el exministro Gustavo Bobbio. Nadie reportó haberse enterado que el miércoles 7, Pedro Castillo daría un golpe. Más bien, en la tarde del mismo martes 6, el comandante general del Ejército, el general de división Walter Córdova Alemán, le comunicó que presentaría su carta de renuncia por razones personales.
Al día siguiente, el miércoles a las 7 de la mañana, el general Córdova llegó al despacho de Bobbio en el Ministerio de Defensa y le pidió que le acompañara a presentar su carta de dimisión ante el mismo expresidente Castillo. Llegaron juntos a Palacio de Gobierno.
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“No conversamos entre los tres sino entre ellos, pero sí los escuché. No se habló de golpe ni de nada, se habló simplemente de la baja de Córdova. Castillo aceptó, pero le dijo que si deseaba podía ocupar algpun cargo en el Ministerio de Defensa u otro ministerio, como jefe de seguridad o algo así. El presidente quiso seguir contando con él. No puedo decir por qué el general Córdova renunció, pero son cosas personales. No soy chismoso”, explicó Bobbio.
Con este testimonio, el exministro de Defensa contradice la versión de que el general Walter Córdova pidió su pase al retiro por oponerse al cierre del Congreso. No fue así. Ni Bobbio sabía que pocas horas después del encuentro entre el expresidente Castillo y el general Córdova, daría el discurso golpista.
Castillo pudo poner en reemplazo a otro general dispuesto a respaldar el golpe, pero no fue así. Gustavo Bobbio simplemente designó al número dos del Ejército, el jefe del Estado Mayor General, el general de división David Ojeda Parra, a quien le correspondía.
“Regresé al Ministerio de Defensa e hice la resolución de cese de Códova y de nombramiento del general David Ojeda, quien estrictamente era el que seguía. Si bien la ley dice que se puede elegir entre los tres que siguen, ¿por qué escoger a otros si le correspondía a Ojeda. Además, Ojeda no presentaba ningún problema moral. Era el que seguía y es un buen guerrero”, explicó Bobbio.
El entonces ministro de Defensa requería la firma de Pedro Castillo para sustituir al general Córdova y designar a su sucesor el general Parra, por lo que aproximadamente a las 11 de la mañana, se dirigió a Palacio de Gobierno en busca de la rúbrica presidencial. Le dijeron que lo esperaban. Bobbio desconocía lo que encontraría.
“Llegué y estaban reunidos algunos ministros. No me pregunten quiénes porque no los conozco. Solo identifiqué Betsy Chávez, a maestro Aníbal Torres y a Alejandro Salas. Pasé y me firmó las resoluciones. Estaba conversando cuando veo que el presidente ingresó y se sentó con un documento en la mano. Habían traído reflectores y cámaras y comenzó a leer lo que leyó, en ese momento. En las dos reuniones que tuvo conmigo el miércoles ( a las 7 am y a las 11 am), no me dijo nada de que iba a cerrar el Congreso. Estoy diciendo las cosas como fueron. Lo que me llamó la atención es que le temblaban las manos cuando leía. Y lógicamente me sorprendí, quedé atónito. Le dije a Aníbal Torres: ‘Esto no puede ser’. Y me respondió: ‘Es la decisión del presidente ‘. Entonces se me vinieron mil ideas a la cabeza. Pensé: ¿Habrá coordinado con algún general directamente para que saque tropas o habrá coordinado con la policía? ¿Habrá traído a los reservistas de Antauro Humala? ¿Habrá traído gente de los frentes populares? No sabía”, recordó Gustavo Bobbio.
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En ese momento comprendió que Castillo actuaba por su cuenta.
“Traté desesperadamente comunicarme con el general David Ojeda para decirle: ‘Tienes que mantener el orden, no vayan a salir tropas a la calle, nada de enfrentamientos’. Yo me dije: ‘Esto no da para más y me fui para la calle”. ¿Qué le podías decir a Castillo? ¿Por qué eres tan torpe? Yo no me acerqué a él porque estaba más que claro. Nunca coordinó nada. Nunca hubo. Castillo nunca consultó ni sobre lo que iba a decir. No consultó a nadie, ni a los militares. Fue como una serie de Netflix donde hay una zona de irrealidad”, manifestó Bobbio.
“Se ha emocionado y ha dicho lo que ha pensado que debería hacer. Quizás creyó que el ministro de Defensa o del Interior le iban a decir: ¡Bravo presidente, voy a sacar a las tropas!’. Pero eso se pregunta primero. Ha sido una torpeza. No hubo ninguna orden al Ejército o al Comando Conjunto para que saque a las tropas, porque esa orden debió de pasar por mi. No ha habido una consulta tampoco. Ha sido un exabrupto. Se ha hartado de repente, hartado por la corrupción, pero un presidente no puede hartarse”, arguyó el exministro Gustavo Bobbio.
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Gustavo Bobbio expresó su decepción por la actuación de Pedro Castillo, por lo que no lo ha ido a visitar a la Diroes.
“Cómo lo voy a ver si lo han metido preso. No he ido a verlo. SI hubiera sido un presidente recto y correcto, que ha estado haciendo lo adecuado, y lo han metido a la cárcel de mala fe, voy a verlo. Pero no es el caso”, dijo.
Bobbio también señaló que desconocía quién le escribió el discurso a Castillo: “Yo no soy palaciego, no soy cortesano. Es más , yo no he pedido el ministerio de Defensa me lo han dado. Hay algunos despistados que dicen que me puso Antauro Humala. Pero yono hablo con hace 3 años”, precisó.