El candidato al Gobierno Regional de Moquegua, Jaime Rodríguez Villanueva, del movimiento regional Kausachun, tiene 21 investigaciones fiscales abiertas por presunta corrupción y otros delitos, según informó la Asociación Civil Kuskachay. Con ese número de expedientes, Rodríguez se ubica tercero en la lista de postulantes a la segunda vuelta a nivel nacional con más procesos fiscales pendientes.
Eduardo Herrera, director de Kuskachay, detalló que la cifra solo considera las investigaciones vigentes, destacando que Rodríguez también tiene procesos con archivo preliminar. Herrera explicó que las investigaciones de la Fiscalía están referidas a delitos de presunta corrupción, organización criminal, violencia familiar y otros que datan desde varios años.
Rodríguez, de 70 años de edad, fue gobernador regional de Moquegua en dos oportunidades del 2007 al 2010 y del 2015 al 2018. En su carrera política, a pesar de sus varias denuncias, tiene solo una sentencia por nombramiento indebido de cargo público que data del 2018 y fue cumplida en libertad. Él y la candidata Gilia Gutiérrez Ayala compiten por la gobernación regional en los comicios del 4 de diciembre.
“La lentitud del sistema de administración de justicia provoca indignación entre la ciudadanía que ven preocupados que los casos, a pesar de la gravedad de las denuncias, no son resueltos.”, dijo el director de Kuskachay.
La información referida por el vocero se encuentra en la página web https://kuskachay.com/. En esa plataforma se hallan las fichas del Ministerio Público, donde figura el número de expedientes y los delitos que se le imputan al exgobernador regional.
Respecto a Gilia Gutiérrez, Herrera confirmó que no cuenta con denuncias o investigaciones por corrupción. Eso sí, contaba con medidas de protección en su contra por una denuncia de violencia, sin embargo el abogado de la candidata mostró con documentos que el proceso fue archivado.
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Herrera lamentó que exista una crisis de corrupción que ha causado que el elector pierda la confianza en sus autoridades. Identificó que existe un grupo de votantes que están dispuestos a apoyar la elección de un político denunciado, pues prefieren una autoridad que “robe pero haga obras”.
Otro grupo de electores apoya a un candidato bajo la esperanza que obtener un beneficio personal (como un puesto de trabajo) cuando el postulante llegue al poder. Y un tercer grupo está conformado por votantes que están desinteresados en la política, no se informan sobre los postulantes y deciden su voto en la cola o lo que otros le sugieren.
Para Herrera es válido que la población esté inconforme con sus candidatos, vote nulo o blanco como una forma de protesta ante el panorama político. “Así esta opción no se mayoritaria, el hecho que un gobernador llegue al poder con menos del 20% de votos emitidos, da un mensaje claro de que no existe representatividad. “, concluyó Herrera.