El Congreso de la República ratificó en segunda votación la aprobación de la ley para el retorno a la bicameralidad y la reelección parlamentaria. Con 91 votos a favor, el Pleno aprobó esta reforma que en el año 2018 fue rechazada en referéndum por la población.
Desde el lado del fujimorismo, los congresistas de Fuerza Popular celebraron eufóricamente la aprobación del dictamen, bajo el cual ahora el Congreso tendrá 60 senadores y 130 diputados. Cabe precisar que los 22 congresistas de la bancada naranja votaron a favor de esta reforma, ninguno se abstuvo o votó en contra.
Fujimorismo celebrando el retorno a la bicameralidad. Foto: Félix Castro / La República
Esta reforma plantea dividir al Congreso en dos cámaras: una del Senado, que estaría compuesta por 60 senadores, y otra de Diputados, que se conformaría de 130 de ellos.
De esta forma, los proyectos de ley deberán ser aprobados por ambas cámaras antes de ser promulgadas. Si una propuesta legislativa se origina en la cámara de diputados, deberá ser enviada a la de los senadores, quienes también la someterán a votación para definir si será decretada o no.
Fujimorismo celebrando el retorno a la bicameralidad. Foto: Félix Castro / La República
César Delgado-Guembes, especialista en derecho parlamentario, sugirió que la implementación de un sistema Congreso bicameral podría ser beneficiosa siempre que se justifique la necesidad de este cambio. Indicó que este modelo puede solucionar problemas de representatividad y administración gubernamental, siempre que se especifiquen claramente las funciones que lo requieren.
En una conversación con La República, Delgado-Guembes también enfatizó la importancia de que los partidos políticos comprometan a presentar candidatos competentes que puedan llevar a cabo sus responsabilidades de manera efectiva.
Heber Campos, abogado especializado en derecho constitucional, destacó entre las ventajas de un sistema bicameral la posibilidad de un análisis más profundo en el debate de proyectos de ley, lo que conlleva a un escrutinio más riguroso de las iniciativas legislativas. Además, resaltó la desproporción entre el número de legisladores, que asciende a 130, y la población total del país, que supera los 33 millones de habitantes.
Por otro lado, César Delgado-Guembes expresó su preocupación respecto a las desventajas, argumentando que si se repiten los errores presentes en un sistema unicameral, esto resultaría en un detrimento económico para la nación. Afirmó que un régimen bicameral que reproduzca las mismas falencias incrementaría los costos sin aportar beneficios, al duplicar el número de cámaras y, por ende, el gasto público.
Campos, por su parte, identificó las desventajas asociadas principalmente con dos factores: la estructuración y las funciones asignadas tanto a la Cámara de Diputados como al Senado, y la naturaleza de las propuestas presentadas, que en ocasiones pueden estar motivadas por intereses particulares. Resaltó la importancia de un diseño cuidadoso y una propuesta legislativa bien fundamentada para evitar estas contrariedades.