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Política

Francisco Sagasti: “Estamos en un autoritarismo cuasi anárquico liderado por el Congreso”

Francisco Sagasti conversó con La República acerca de la política actual y lo que ha sucedido luego de que dejara la presidencia de la República. "Ya no es un problema de tomar decisiones sino de cómo poner en práctica las decisiones desde la gestión pública. Algunas leyes que han pasado por el Congreso han contribuidoa deteriorar aún más la institucionalidad democrática".

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Experiencia. Expresidente Sagasti presenta su último libro Gobernar en tiempos de crisis. Foto: John Reyes/La República

─En su libro sostiene que gobernar es una tarea imposible en el Perú. ¿Cómo piensa que ha evolucionado esa tarea desde que dejó el sillón presidencial?

Siempre es imposible gobernar un país como el nuestro. Lo que hemos visto es un deterioro gradual por parte de las autoridades políticas que han deteriorado más el aparato público. Han hecho que sea más difícil esa tarea por los desencuentros, descalificaciones y falta de interés en dialogar. Hay una falta de interés en hacer política. Esto se ha acentuado a partir del gobierno del presidente Castillo. Ya no es un problema de tomar decisiones, sino de cómo poner en práctica las decisiones desde la gestión pública. Algunas leyes que han pasado por el Congreso han contribuido a deteriorar aún más la institucionalidad democrática.

─Da la impresión de que el poder de la impunidad y corrupción es muy grande y que termina siendo la mayor complicación para ejecutar políticas, a pesar de la buena voluntad que pueda tener, por ejemplo, un jefe de Estado. ¿Cómo afrontaría ahora esos tipos de problemas que parecen avasallar a la política?

Se requiere una orientación clara y voluntad política para hacerlo.

─¿Cuál es su impresión acerca de la marcha nacional 19J?

Lo que tenemos en el país es una fragmentación política. Las razones de la marcha eran muy diversas y muy difícil de concatenar y estructurar entre sí, a pesar de que había un mínimo común denominador. Hace falta lograr mayor convergencia. Lo que sucede es que el proceso electoral y las leyes que tenemos obligan a una suerte de convergencia que terminan expresándose en una polarización entre dos candidatos que pasan a la segunda vuelta. Si perdemos de vista la enorme fragmentación que existe, será sumamente difícil lograr avanzar hacia una política más efectiva que logre por lo menos articular una noción mínima de bien común para toda la ciudadanía.

─¿Estamos camino a una dictadura?

Creo que esto no encaja en una dictadura tradicional. Acá tenemos una especie de hagan lo que quiera, no hay una sola agenda. Hay una multiplicidad de agendas que están tratando de distorsionar el Estado de derecho. No hay un solo dictador, sino dictadorzuelos en diferentes espacios, que en su ámbito de acción están tratando de imponer su voluntad de una manera u otra sin tomar en cuenta las normas legales, la Constitución. Algunos lo han definido como una especie de anarquía autoritaria, con una especie de feudos en donde se reparten las instituciones del Estado. Creo que estamos en un autoritarismo cuasi anárquico que tenemos una diversidad de agendas sobre todo por parte del Parlamento y una incapacidad de resistencia y de dar coherencia a políticas por parte del Ejecutivo y un avasallamiento de las demás instituciones constitucionalmente autónomas que forman el Consejo de Estado.

─El Barómetro de las Américas (2021) halló que, luego de El Salvador, el Perú es el segundo país con mayor tolerancia a un golpe por parte del Ejecutivo, y según LAPOP 91% de peruanos están insatisfechos con la democracia y 17% preferirían un régimen autoritario. ¿Cómo lograr un cambio de políticas basadas en evidencias y “moderación radical”, como menciona en su libro, ante esta situación de la demanda política?

Creo que es perfectamente posible si es que uno tiene un norte como autoridad y busca consensos. Pienso que la causa de todos esos problemas, incluida la propensión autoritaria, es el nivel de desconfianza que tenemos. El Perú, luego de Brasil, es el país con menor grado de confianza en otro peruano. Creo que esa es la raíz. Si no podemos ponernos de acuerdo, se busca inevitablemente un tercero que dirima sin diálogo. La primera tarea que debe tener un gobierno es generar confianza dialogando y conversando con todos.

─Su gobierno generó, para algunos, mucha confianza, pero para otros no tanto. Algunas críticas que repiten sus adversarios, explicadas de manera superficial, tienen que ver con la responsabilidad de su gobierno para lograr justicia ante las muertes de Inti y Bryan, y otras responsabilizándolo por el pase a retiro de generales de la Policía. ¿Qué respondería?

Que eso es totalmente absurdo. Nosotros hicimos lo que como gobierno podíamos hacer, luego pasó a fiscalía, la cual produjo un informe que leí muy bien. Dicho sea de paso, es una de las razones por la cual ha habido esa venganza para inhabilitar a la fiscal Zoraida Ávalos. El problema en nuestro país es que la gente no lee. Yo me leí todo el informe fiscal sobre las muertes durante las protestas contra Manuel Merino. El resultado desgraciadamente ha sido una venganza política por parte del Congreso que, aduciendo cosas absurdas de que no se había investigado al expresidente Castillo, a la fiscal que hizo el informe claro, la inhabilitan por decir la verdad y por hacer las cosas como se deben hacer según la ley, así como el gobierno. Dentro de la PNP siguió todo el procedimiento. Es una idea que es falsa y no tiene ningún sentido.

─El Consejo de Estado fue importante en su gobierno, pero parece haber perdido legitimidad a partir del copamiento institucional de los diversos organismos autónomos como la JNJ, la Fiscalía, etc. ¿Cómo se recupera la calidad democrática?

No puede ser que se haya institucionalizado en el Congreso el conflicto de interés (...) La primera tarea tiene que pasar por elegir un Congreso mucho mejor que el de ahora y tener un Ejecutivo que pueda enfrentarlo cuando este exceda sus funciones. Con un Ejecutivo incapaz de responder, aumenta la degradación política. La exigencia está en la cancha de la ciudadanía a través de las elecciones. Esto pasa por un nuevo proceso electoral y la ciudadanía.