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Política

Mirtha Vásquez: “Nos corresponde buscar una salida sin mayores condiciones, escuchando a la calle”

Mirtha Vásquez, expresidenta del Consejo de Ministros y también del Congreso, sostiene para este diario que el gobierno de la mandataria Dina Boluarte carece un objetivo país y de alianzas estratégicas para salir de esta crisis política y social.

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Idea. Vásquez llama a que los sectores democráticos se unan contra los “extremos fascistas”. Foto: Gerardo Marín/La República

La expresidenta del Consejo de Ministros Mirtha Vásquez plantea en la siguiente entrevista una mirada crítica sobre el papel de la izquierda en esta coyuntura. Considera, por ejemplo, que no es el momento de tratar de imponer condiciones —como una ACcuando lo que se necesita es convocar lo antes que se pueda a elecciones.

—Las elecciones para este año, parece, no serán posibles. ¿Qué se puede hacer?

Comparto esa preocupación, las fechas eran importantes por el reclamo generalizado de la población. Me da la impresión de que los congresistas no se sienten llamados a proponer una salida porque le trasladan la presión a la presidenta Dina Boluarte. Si ellos no aprueban el adelanto, la presión se concentrará en ella. Estratégicamente, es mejor para ellos. Ahora, la presión de la calle va a continuar…

—Ha disminuido.

En cuanto a la extensión de la protesta, porque las fuerzas sociales tienen un nivel de agotamiento, pero eso no quiere decir que se reduzca el nivel de intensidad. La gente sigue movilizándose. Una vez que se recuperan del agotamiento, las fuerzas sociales vuelven a un nivel de presión alto.

—¿Ve renunciando a Boluarte?

Si la protesta alcanza de nuevo niveles importantes. Al Gobierno se le está haciendo inviable (la situación), ¿qué objetivos país está echando adelante? Ninguno. ¿Qué alianzas puede llevar adelante? No tiene ninguna. En algún momento, ella podría verse presionada. Ella vuelve a ser el centro de la presión en este momento.

—Merino de Lama renunció con dos muertos. Acá se han sumado 10, 20, 30, 40, 50, 60, y al Gobierno no se le ha movido una ceja. No veo en qué escenario Boluarte renunciaría.

Eso no se contrapone a lo que mencioné antes. No los va a mover el accionar represivo que ha costado muertos, sí los puede mover la presión sostenida de la calle y que algunos actores, como los empresarios, quiten su apoyo. También podría ser lo que usted menciona: que este Gobierno, con cortes autoritarios, se consolide, y eso sería terrible. Ella (Boluarte) opta por un gobierno muy parecido a la dictadura, donde se gobierna no solo bajo las órdenes de ella, sino de los militares. Hay indicios de eso. Los dos escenarios están abiertos. Un punto importante es que ya es incuestionable que el Gobierno ha violado seriamente los derechos humanos, y eso tendrá consecuencias.

Mirtha Vásquez reconoce que los partidos de izquierda también deben hacer una mea culpa sobre la crisis política y social que se vive hoy en día. Foto: difusión

—El informe de Amnistía Internacional ha sido potente al respecto.

Y es uno preliminar. Falta completar el informe en Juliaca. Vamos a ver cómo reacciona la Unión Europea, que ha tratado de mostrarse un poco al margen. Yo considero que la Iglesia es como un aliado cuando no ha sido directa al condenar estos hechos con una posición bastante neutral. ¿Podrán seguir así? ¿Los empresarios? ¿Les conviene un gobierno que solo garantice el caos? Eso va a impactar sobre sus negocios.

—¿Hace bien un sector de la izquierda en condicionar el adelanto de elecciones a un referéndum para una asamblea constituyente?

Soy parte de la izquierda, aunque no integro ninguna agrupación política. Sé que hay muchas discrepancias, pero defiendo mi posición. Estamos en un momento muy crítico, están matando a gente, y podemos llegar a un punto de no retorno. Corremos el riesgo de que se consolide la dictadura. Por eso, sin abandonar la apuesta de la AC, me parece que la posición a defender debe ser cómo encontramos un desembalse, que la señora Boluarte y el Congreso se vayan.

—Es decir, ¿nuevas elecciones sin condiciones?

Yo creo que, responsablemente, nos corresponde buscar esa salida sin mayores condiciones, escuchando a la calle. Converso con la gente que se moviliza y cuando uno pregunta cuál es el mínimo para calmar la situación, la respuesta es que se vaya Boluarte. Eso se consigue con una renuncia o con un adelanto de elecciones. En este momento hay que asumir una postura no solo políticamente coherente, sino ética. La AC tiene que madurarse además como propuesta. Escucho a muchos políticos repitiendo “nueva Constitución” o “constituyente”, y no saben qué están planteando. Hay que desarrollar el contenido, un plan programático. No me parece responsable que en este momento condicionemos, sabiendo que eso puede seguir exponiendo a las personas.

—Se va a ganar enemigos en la izquierda.

He sido criticada por esta posición. Hay que empezar a resignificar la política. Política no es solo apuestas programáticas, sino, finalmente, cuidar a la gente.

—¿Qué crítica debería hacer la izquierda por esta situación?

Los ciudadanos tenemos que hacernos responsables de nuestro voto. Pero la responsabilidad debe sincerarse. A la izquierda nos toca hacer una reflexión, el mea culpa y ver en qué fallamos. Hay varias cosas que debemos asumir. La izquierda debió tomar posturas claras frente al gobierno de Castillo. No hemos hecho el suficiente esfuerzo por procesar esas responsabilidades que nos tocan.

—¿Las opciones electorales de la izquierda sufrirán mucho?

Es un escenario muy difícil para la izquierda, pero podría reivindicarse. Si logramos plantear una apuesta democrática mucho mayor, si logramos hacer alianzas con sectores democráticos, podríamos tener opciones. Tal cual está la situación de polarizada, la apuesta de los demócratas debe ser encontrar mínimos para articularnos y hacer frente a los extremos fascistas que empujan al país a las peores circunstancias.

—¿Ve a la izquierda o la centro-izquierda entendiéndose con el centro o la centro-derecha?

Espero que los compañeros de izquierda de los diferentes partidos consideren esa posibilidad. En estas circunstancias hay una apuesta mucho más grande que solo defender a la izquierda como opción: es el país y cómo lo reconstruimos.