Por Nicolás Lynch Otra forma de ver las últimas encuestas es observar que se decantan las propuestas que existen en el escenario. Los dos que suben son, por un lado Ollanta Humala, con sus banderas de cambio de modelo y de Constitución, y por otro su nuevo rival, Pedro Pablo Kuczynski, que representa el gobierno de los grandes lobistas llevado a la política, con planteamientos explícitos de desnacionalización del país y mayor sobreexplotación del trabajo, para los que la llevan. A la par, los candidatos mentirosos Alejandro Toledo y Luis Castañeda, que defienden sin decirlo el modelo en funciones. La campaña para ellos ha sido muy larga como para que finalmente no se les caiga la careta y terminen mostrando el engaño que verdaderamente son. Por último, Keiko Fujimori, dedicada a administrar los votos para mantener la influencia indispensable que mantenga a papito tranquilo en la Diroes, parece no estar interesada en el gobierno. En otras palabras “hacer el muertito”, vieja práctica en nuestra política criolla, parece ser que no paga en estas elecciones. La derecha, ante la similitud de propuestas de sus diferentes candidatos, ha optado por insultarse entre ellos e insultar a Humala. Esta dinámica ha tenido, hasta ahora, dos heridos, que son Castañeda y Toledo. No ha tocado aún a Ollanta, quizás porque la población ya sabe que es el blanco preferido de los medios y políticos neoliberales; pero tampoco a Keiko, que sigue logrando evadir los golpes. Sin embargo, han sido dos, Ollanta y Kuczynski, los que han salido mejor parados de esto porque ambos han levantado propuestas, aunque de signo claramente opuesto, en la campaña. Sin embargo, el futuro inmediato solo presenta a un candidato con espacio y propuesta para avanzar: Ollanta Humala. El espacio de crecimiento son los sectores populares de la ciudad y el campo, donde dista de haber llegado a su tope, y la propuesta, por más que lo quieran edulcorar, continúa siendo la misma. Kuczynski tiene propuesta pero le falta espacio, salvo que se produzca un fenómeno “hegemónico”, es decir que logre vender el imaginario de Miami entre las masas populares, aunque con su cara va a ser difícil en el poco tiempo que le queda. Toledo, por otra parte, va a tener que derechizar el discurso si quiere aguantar la embestida del Humala que se viene, es decir, cambiar la mecida por el descaro como conducta electoral. Así las cosas, nos espera una gran oportunidad a los ciudadanos porque vamos a poder escoger entre propuestas y no solo caras el próximo 10 de abril. www.nicolaslynch.com Candidato al Congreso por GANA PERÚ