Por Nilton Torres. Nilton Torres. El género del biopic, películas biográficas, salvo honrosas excepciones, suele ser difícil de manejar ya que usualmente no solo se tiende a querer mostrar al detalle aspectos muchas veces innecesarios de la vida de un personaje, sino también a dramatizar en demasía sobre su vida y obra, llegando incluso a la caricaturización. Felizmente, esto no pasa con la cinta del francés Olivier Dahan, quien expone en la pantalla a uno de los grandes mitos de siglo XX de la música popular francesa –y del mundo–, Edith Piaf. El filme muestra los avatares de esta cantante desde su infancia hasta su consagración como ícono de la chanson parisina. No hay una narración lineal de su existencia, sino más bien una sucesión de flashbacks que intercalan una niñez signada por el abandono y la miseria –aunque en medio de ella se pueden hallar resquicios de ternura y amor–, y una vida adulta en la que la heroína, el alcohol y la irascible personalidad de la cantante se pone de manifiesto. La poderosa voz de la artista se devela en las calles y burdeles, para luego conquistar los elegantes salones no solo del París de mediados del siglo XX, sino cruzar el Atlántico hacia América, donde Edith Piaf fue halagada y mimada a pesar de sus arrebatos. El director se concentra especialmente en la intimidad de aquel ser humano que fue Edith Piaf, contrastando con sobriedad los momentos de lucidez y felicidad, con los de inmensa soledad que parece envolver cada episodio de su vida, y cuyo leitmotiv son sus propias canciones que irrumpen en el momento justo. ¿Que el filme se apoya en el melodrama? Pues sí, ya que no queda otra tratándose de una artista como la aquí retratada. En cuanto a la interpretación, demás está decir que Marion Cotillard – quien se ganó un Oscar, entre otros premios, por este papel– hace una tremenda caracterización de esta artista obsesa, iracunda, arrebatada por la bebida y el desamor. Y no importa si la cantante fue realmente así de desaforada, lo notable es que la actriz consigue un personaje verosímil que en el mejor de los casos recrea el mito de Edith Piaf.