Iván lanegra, Asociación Civil Transparencia
La democracia moderna exige gobernantes designados por el pueblo y responsables ante él. Esto implica que el mandato otorgado debe ejercerse considerando las demandas ciudadanas, respetando las reglas que la sociedad impone al poder y entendiendo que las decisiones adoptadas traen a las autoridades consecuencias legales y políticas.
En sociedades de gran tamaño y con una diversidad de intereses, los partidos políticos reclutan y forman políticos dispuestos a actuar bajo las exigencias democráticas, construyen organizaciones que compiten electoralmente y que sirven de plataforma para integrar las demandas, preferencias y enfoques de diversos sectores sociales.
En el Perú, los partidos políticos, como conjunto, no cumplen a cabalidad estas funciones.
Las características de la sociedad peruana –una enorme diversidad territorial y una participación mayoritaria de la informalidad en la economía– son desafíos enormes para la representación política.
Por lo tanto, si queremos ayudar a los partidos a cumplir sus funciones son necesarios incentivos que los alejen de las prácticas más perniciosas, más recursos públicos y privados que promuevan resultados concretos en capacidades y alcance –territorial y sectorial–. Y un esfuerzo amplio que aliente a la ciudadanía –en especial a la juventud– a integrarse a la vida partidaria.
Jorge Jáuregui, experto electoral
Lo relevante es que hagan elecciones primarias o internas directas, en las cuales afiliados y ciudadanos escojan directamente a las personas que van a ser los candidatos por los partidos. Si la persona siente que su participación no se transforma en una decisión de precandidaturas, de plan de gobierno y eso se lo impone una élite, entonces verá en el partido la posibilidad, más bien, de conseguir un trabajo.
Lo que tenemos en el Congreso debe ser lo menos significativo de la sociedad peruana y eso ha sido posible porque la forma como se elige al interior de las organizaciones políticas es indirecta, es decir, elección a través de delegados. Eso es sumamente negativo.
También, establecer una regla que determine que el 50% del financiamiento público directo que reciben del Estado sea destinado para subvencionar a los comités partidarios provinciales, de tal manera que permita que la ciudadanía pueda ejercer la participación política a través de los partidos políticos.
Gabriela Vega, Recambio
La tentación es debatir diseños normativos. Pero la construcción de colectivos políticos sostenibles, democráticos, blindados de intereses ilegales, con principios y agendas comunes es un reto más de acción que de teoría.
En teoría, los partidos deben ser máquinas de ganar elecciones, cuerpos de militantes, estructuras de soporte programático para gobernar. Todo eso además de organizaciones que los sostengan. Sin embargo, hoy la movilización electoral es cada vez más competitiva y la militancia, sin simpatizantes ni votantes, ya no es suficiente.
Las doctrinas y programas parecen haber caído en la obsolescencia y el dinero parece reemplazarlo todo.
Ninguna reforma será posible de espalda a actores partidarios ni tampoco efectiva sin cuestionar paradigmas que están en crisis en todo el mundo.
Percy Medina, Idea Internacional-Perú
Los partidos políticos tienen que reinventarse para conectar con la gente. Lo primero que deben hacer es aprender a escuchar y a recoger lo que las personas esperan de la política y del Estado. Hoy, las nuevas tecnologías de comunicación permiten recoger más eficazmente las demandas ciudadanas.
Tienen que mostrar su interés por ser la voz de una ciudadanía diversa y que enfrenta problemas distintos según su edad, sexo, posición social. Para ello, tendrían que ser también más inclusivos en la conformación de sus dirigencias. Los dirigentes deberían ser la expresión de esa ciudadanía diversa que se busca representar.
En esa línea, resulta indispensable una descentralización radical. Si los partidos son básicamente limeños, no es extraño que quienes tengan más éxito en elecciones municipales y regionales sean los movimientos y los caciques locales.
Deberían también transparentar sus finanzas y los intereses que representan. Sería ideal que no dependan de pocos grandes financistas sino de muchos pequeños aportes para que no se piense que están hipotecados a sus donantes. Finalmente, deberían tener un trabajo más serio de formación y fidelización de sus afiliados. El transfuguismo en el Congreso y entre autoridades subnacionales muestra la debilidad de las identidades partidarias.
Luz María Helguera, Vigilancia Ciudadana
Consideramos que existen varios caminos para fortalecer a los partidos políticos. Lo primero es tener como punto central una visión de país, un proyecto de Perú que ofrecer a la ciudadanía. Los partidos deben tener ideas claras sobre el futuro del país que los hagan únicos. Así, los ciudadanos podrán elegir entre las ideas que son más acordes con su manera de pensar. Esto requiere líderes y dirigencias que piensen y tengan una perspectiva propia de lo que los peruanos necesitamos. Vigilancia Ciudadana apuesta por partidos políticos fuertes, profesionales. Tenemos 26 partidos inscritos y varios a punto de hacerlo, es difícil pensar que puedan existir 26 maneras de pensar el Perú. La valla que significaban las PASO era una forma de que los ciudadanos decidieran qué partidos y candidatos eran idóneos para participar en la contienda electoral. La eliminación de las PASO significa un debilitamiento y fragmentación del sistema político.