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Política

Fiscal de la Nación busca apoyos internos

Autoridad. Juan Carlos Villena realiza cambios mínimos en las fiscalías supremas y ratifica a los coordinadores de los equipos especiales. 

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Dilemas. Juan Carlos Villena propone una serie de reformas legales, como una nueva Ley Orgánica del Ministerio Público, para recuperar la autoridad y poner orden en el Ministerio Público.. Foto: difusión

El nuevo fiscal de la Nación interino, Juan Carlos Villena Campana, continúa con la reestructuración del Ministerio Público, en medio de la desconfianza y apatía de los fiscales provinciales, superiores y adjuntos.

Esta situación impide cambios más céleres, pues cada uno debe ser medido cuidadosamente. Una situación que viene desde antes de la gestión de Benavides, pues el Ministerio Público está en crisis desde el 2015.

De los últimos cinco fiscales de la Nación, solo Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos lograron completar su gestión. Carlos Ramos Heredia, Pedro Gonzalo Chávarry y Patricia Benavides fueron suspendidos antes de concluir su mandato de tres años.

El caos

La Junta de Fiscales Supremos (JFS) está ausente de cualquier reconstrucción. La Junta Nacional de Justicia no ha podido nombrar fiscales supremos para estabilizar el Ministerio Público y al contrario, incentivo la crisis.

De acuerdo con la Ley Orgánica del Ministerio Público, hay seis fiscales supremos titulares, de los cuales cinco integran la JFS. El sexto es representante ante el Jurado Nacional de Elecciones.

Pero nadie sabe sobre qué base legal, Patricia Benavides redujo las plazas a cinco. Una plaza fue transferida a la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público, que dirige Juan Fernández Jerí. Esto habría provocado que el órgano de control se vuelva proclive a los interés personales de Benavides.

Equipo. Marita Barreto fue repuesta por Pablo Sánchez. Foto: difusión

Así, la Junta se ha reducido a cuatro: Pablo Sánchez, Villena y Delia Espinoza. Al estar suspendidas, las plazas de Zoraida Ávalos y Patricia Benavides –una de las cuales debería ir al JNE- no pueden ser puestas a concurso, y la no hay forma que la Junta tenga a todos sus integrantes, por lo que deberá funcionar, algunos años, con el quórum mínimo de tres miembros.

Con la JFS debilitada, el fiscal de la Nación pierde autoridad y se expone a las presiones e intereses de grupos de poder externos e internos, al no tener un respaldo institucional oficial, sino el que puede crear favoreciendo o presionando a los fiscales.

Eso explica la fácil caída de Benavides, por más que buscó rodearse de gente de su más absoluta confianza. Villena, al contrario, está atrayendo a gente con trayectoria y respaldo propio, que le permitan construir un respaldo más amplio y recuperar la autoridad del fiscal de la Nación, al cohesionar a los fiscales en objetivos comunes.

Por eso en su mensaje del 15 de diciembre, tiene un única oferta a los poderes externos y siete dirigidas al interior de la institución. Hoy el fiscal de la Nación gobierna, pero no dirige la política institucional en la investigación del delito, que ha quedado al libre albedrío del titular de cada despacho.

En este contexto, al exterior Villena ofrece garantizar una total objetividad en las investigaciones, con respeto estricto al debido proceso y a los derechos de los involucrados. Una critica que viene desde fuera es que en las investigaciones mediáticas, desde el primer día, se presenta a los involucrados como culpables, afectado la presunción de inocencia y sin llegar a un rápido desenlace.

Grupos

Entre los varios grupos que habitan en el Ministerio Público y a los que Villena debe cohesionar en objetivos institucionales están aquellos que al haber colaborado con anteriores gestiones, pese a no tener participación en actos indebidos o haber realizado una buena gestión, son estigmatizados y apartados de los puestos importantes. Los excluidos pueden aportar experiencia y conocimientos.

Luego, están los fiscales de los subsistemas especializados que han visto que sus esfuerzos de años para especializarse fueron dejados de lado a favor de los equipos especiales.

Los subsistemas de crimen organizado, corrupción, lavado de activos, derechos humanos, pérdida de dominio, etc., fueron creados para evitar las fiscalías ad hoc que proliferaron durante la dictadura fujimorista. Además, de crear un amplia base de fiscales de carrera comprometidos con la institución y preparados para casos complejos.

Ascenso. Alcides Chinchay es ahora fiscal supremo provisional. Foto: difusión

Pero las fiscalías ad hoc regresaron como equipo especial, integrado o dirigido por fiscales provisionales, cuya continuidad en la institución no es segura. Al concluir su labor, la mayoría de ellos termina saliendo a la defensa privada con todos los conocimientos del trabajo fiscal. Primero fue Lava Jato, y ahora hay tres con Cuellos Blancos del Puerto y Contra la Corrupción en el Poder, con tendencia a crearse más equipos.

Debe tenerse en cuenta que como solo hay un presupuesto institucional, los equipos especiales crecen depredando o quitándoles recursos a los subsistemas, lo que crea recelos entre unos y otros. Además, los equipos especiales han obtenido un mayor poder que el fiscal de la Nación y sus actos no pueden ser supervisados o fiscalizados. La mínima acción de control es vista como un ataque personal de los investigados, sin presentar sustento o evidencia alguna.

Juan Carlos Villena podrá avanzar en la medida en que comparta poder, genere un balance entre estos grupos o logre cohesionarlos en un objetivo institucional, que le permita realizar los cambios que requiere el Ministerio Público.

Al menos, los más urgentes. Los cambios de fondo deberán esperar otros tiempos.

A estos grupos internos, Villena les planteó trabajar en objetivos comunes más amplios y duraderos: promover un proyecto de nueva Ley Orgánica del Ministerio Público, buscar convertir las fiscalías supremas transitorias en despachos permanente, incrementar el número de fiscales supremos titulares, implementar un sistema interno de medición del desempeño de los fiscales y priorizar los criterios de antigüedad, rango jerárquico y especialidad al designar fiscales coordinadores en los subsistemas y equipos especiales.

También se comprometió a fortalecer al equipo especial Los Cuellos Blancos del Puerto, debilitado desde el primer día de la gestión de Benavides, lo que ha afectó a fiscales de carrera con amplia experiencia en la investigación de la corrupción y el crimen organizado. Aquí se debe mencionar, es que en los pasillos del Ministerio Público se tiene la sospecha que Patricia Benavides llegó a la fiscalía de la Nación apoyada por la red de corrupción judicial y política "Los Cuellos Blancos del Puerto".

Cambios en despacho del fiscal de la Nación

En las fiscalías supremas, Juan Carlos Villena puso a la fiscal suprema titular, Delia Espinoza, en el despacho que ve delitos cometidos por funcionarios públicos. En tanto, promovió el ascenso del fiscal Alcides Chinchay Castillo y trasladó a la fiscal suprema adjunta Secilia Hinojosa Cuba, como adscrita a su despacho, en la jefatura de la Unidad de Cooperación Judicial y Extradiciones.

En los equipos especiales ratificó a Marita Barreto y al suspendido Rafael Vela, poniendo al frente del equipo Lava Jato a su mano derecha, la fiscal Elssie Garavito.