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Política

Mesías Guevara: “De Acción Popular quedan el nombre y el símbolo, pero, en esencia, perdió el espíritu”

El excongresista de Acción Popular y columnista de La República habla sobre los motivos por el que decidió renunciar a su militancia a este bancada. Guevara no descarta la posibilidad de integrar otro partido político.

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Caos. Guevara sostiene que la actual dirigencia de AP ha llevado al partido a perder su imagen. Foto: Antonio Melgarejo/La República

Mesías Guevara anunció su renuncia a la militancia de Acción Popular, partido tradicional en el que llegó a ser presidente y electo congresista y gobernador regional. En la siguiente entrevista explica las razones que lo llevaron a tomar la decisión. No niega la opción de seguir su carrera política en otra organización.

—¿Por qué decidió dejar de ser militante de Acción Popular? Incluso fue presidente del partido. También fue electo congresista y gobernador regional en Cajamarca.

—Bueno, mi situación en el partido era bastante complicada, no de ahora, sino desde hace tiempo atrás.

—¿Desde cuándo?

—Desde 2014, más o menos, cuando osé ganar la presidencia del partido. Ha habido encontronazos, demasiados yo diría. Incluso cuando dejé de ser congresista en el 2016, la nueva bancada que ingresó llevó adelante una persecución política en contra mía. Enviaron una carta, un oficio, al presidente del Consejo de Ministros de ese entonces, Fernando Zavala, en donde solicitaban todos mis movimientos en los diversos ministerios del Estado, como si yo fuera una persona perseguida. Ahí empezó. No ha sido fácil. Ha habido también militantes que no querían que postule a gobernador regional.

—Desde el 2014 han pasado casi diez años. Si desde ahí empezó todo, como usted dice, ¿por qué ha esperado tanto tiempo para renunciar?

Lo que pasa es que yo soy una persona responsable. Al no haber un secretario general reconocido e inscrito en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP), la única persona que podía darle continuidad a AP era yo. Según el estatuto del partido, yo era el único que podía convocar al Plenario Nacional. Por eso logramos participar en las elecciones de 2016, 2018, 2020, 2021, 2022 y se organizaron los comicios internos, cuando salió elegido Edmundo del Águila Morote (como secretario general).

—Pero algo tiene que haber pasado recientemente para que haya tomado esta decisión, de un momento a otro. He hablado con usted antes y, que recuerde, se mantenía firme en su militancia. No recuerdo al menos una declaración suya que haya llevado a sospechar que pensaba dejar a AP. Es más, siempre rescataba las figuras de Fernando Belaunde y de Valentín Paniagua en oposición a quienes hoy son las figuras más reconocibles del partido.

—Eso es algo que siempre he hecho, que siempre he dicho. Para mí, Belaunde y Paniagua son dos figuras, dos modelos a seguir y siempre voy a seguir hablando bien de ellos. Pero no puedo hacer lo propio de la actual dirigencia, ni de los actuales congresistas, por ejemplo, quienes, lamentablemente, han llevado al partido a una situación muy difícil, muy complicada, en la que se ha perdido la imagen, la credibilidad durante los últimos años.

—No discuto que la imagen del partido pueda haberse perdido en estos años recientes. Lo que imaginaba es que, siendo un hombre de partido, trataría de pelear desde adentro, sin renunciar a su militancia. Finalmente, le dedicó muchos años a AP y su carrera como dirigente y autoridad pública está marcada por la organización.

—Es una buena apreciación. Pero también considero que es importante que la gente sepa que esas condiciones no están dadas por una sencilla razón: el mandato de Edmundo del Águila terminó en octubre. Y, sin embargo, con argucias, ha convocado a un plenario para quedarse hasta el 2025. Y también ha designado a un comité electoral a su medida y a un tribunal de disciplina a su medida. Y este domingo 19, el señor Juan Abad va a juramentar como secretario general. Es decir, el partido va a tener dos secretarios generales. La verdad, no creo que sea conveniente seguir en este desgaste. El tiempo y la energía deben ser invertidas en mejores causas, como las políticas públicas.

—¿Qué queda del AP que usted conoció?

—Bueno, de AP quedan el nombre y el símbolo, pero, en esencia, perdió el espíritu, el espíritu honesto y constructivo. Ya no es el instrumento democrático y participativo, que es para lo que se fundó. El partido se fundó para hacer grandes reformas a favor de las grandes mayorías. Es más. Ahora se ha silenciado. Ni se pronuncia sobre lo que estamos viviendo. No se habla nada de seguridad ciudadana, no se ha dicho nada sobre la Sunedu, sobre la Junta Nacional de Justicia, temas que son controversiales. No hemos sido capaces, siquiera, de sacar algún pronunciamiento de manera consensuada.

—Me dice que de AP queda el nombre, el símbolo y poco más.

—Eso es lo que queda. Y espero que el partido retome el cauce que le corresponde. Es necesario que haya partidos sólidos. Lamentablemente, todos los partidos políticos están atravesando un periodo de metástasis.

—¿AP ha virado a posiciones más conservadoras?

—La actual dirigencia ha perdido el sentido de la historia, de la ideología. Varios se han juntado con el Foro de Madrid, o coquetean demasiado -y con reverencia- con el fujimorismo y con las fuerzas conservadoras. El partido nunca se había alineado con ninguna fuerza internacional, sea de izquierda, de centro o de derecha.

—¿Lo vamos a ver militando pronto en un partido o niega esa posibilidad?

—En el corto plazo niego esa posibilidad.

—¿Y en el mediano?

—En el mediano no sé qué pueda pasar. Lo que sí deseo es que el partido, con las nuevas generaciones, se levante de nuevo. En lo personal, seguiré predicando la ideología de AP, no como militante, pero sí a título personal.

—¿Qué es corto plazo?

—Corto plazo deben ser unos dos o tres meses. No sé qué pueda pasar en el futuro.

—¿En tres meses podría estar en otra agrupación?

No puedo negar esa posibilidad. Pertenezco a un colectivo de movimientos regionales y seguramente algo haremos, porque no podemos quedarnos cruzados de brazos y ser unos invitados de piedra. Por lo menos debemos dar a conocer nuestros puntos de vista en pro del desarrollo del país.