Una nueva denuncia contra Alejandro Soto salió a luz. El último domingo 3 de septiembre, se reveló que el cuestionado presidente del Congreso de la República, Alejandro Soto, sabía que miembros de su equipo de comunicaciones operaban como troles en redes sociales. De acuerdo a unos chats de WhatsApp, que mostró 'Cuarto poder', el parlamentario estaba al tanto de las coordinaciones de su grupo de trabajo. Esto, pese a que el 28 de agosto, Soto Reyes aseguró, a través de un comunicado, que “no tenía conocimiento ni injerencia alguna” en las conversaciones de sus trabajadores. En ese contexto, en una nueva edición del programa 'Claro y directo', Augusto Álvarez Rodrich habló sobre el tema e indicó, además, por qué Soto permanece en el Congreso pese a las denuncias en su contra.
En primer lugar, Álvarez Rodrich mencionó que esta práctica -creación de cuentas trols- es "bien generalizada" y no sería el único parlamentario en utilizar a sus trabajadores para atacar a sus detractores. "En el Gobierno de Pedro Castillo, el señor Aníbal Torres administraba un tipo de operación al servicio suyo y del presidente. En general, muchos congresistas de oficina tienen eso. Uno puede sospechar eso porque, en mi caso, cuando hacía una columna que critica a esas personas, salía el ejército de troles para atacar", indicó.
Sin embargo, indicó que sería una falta muy grave porque esas personas reciben una remuneración que es cancelada por todos los peruanos y peruanas. "Es una práctica muy generalizada. Es una falta grave utilizar a gente que trabaja en oficina pública, cuyo sueldo lo pagan todos los peruanos, al servicio de intereses particulares", agregó.
En ese sentido, enumeró una serie de razones por las que Alejandro Soto sigue en el cargo, a pesar de las acusaciones en su contra. Por ejemplo, precisó que la asunción del parlamentario a la presidencia de la Mesa Directiva responde a un pacto entre el Ejecutivo y el Legislativo. "El señor no llegó por mérito propio, sino por un pacto político que se produjo entre el Gobierno y Congreso. (...) Ese es un pacto que tiene como objeto durar en el tiempo", indicó.
"Cuando una institución ya tiene la reputación en el piso, está completamente desprestigiado, como el caso del Congreso peruano, entonces ya no hay nada que perder, no tiene vergüenza y actúa con descaro", finalizó.